viernes, 11 de septiembre de 2015

Antecedentes históricos de la Fiesta Nacional de Cataluña.

Tal día como hoy 11 de septiembre de 1714, durante la Guerra de Sucesión Española y tras catorce meses de asedio, tiene lugar la caída de Barcelona en manos de las tropas borbónicas.

Durante las negociaciones de paz en Utrecht en 1712, Gran Bretaña pidió a Felipe V que los catalanes conservasen los fueros, pero este solo prometió una amnistía general y aunque se intentó negociar una capitulación en buenas condiciones, tampoco se consiguió, dado que el rey se aferró al Tratado de Utrecht, que solo incluía una cláusula sobre la concesión de una amnistía a los catalanes, que tendrían idénticos derechos que los castellanos, pero no los suyos propios.

El gobierno catalán se componía entonces de: El Consejo de Ciento que gobernaba Barcelona, la Diputación General o Generalitat, con atribuciones sobre todo el territorio y el Brazo Militar de Cataluña que congregaba a la aristocracia militar catalana.

En junio de 1713 el conde Guido von Starhemberg – jefe de las tropas de los austrias - firmó un armisticio en Hospitalet de Llobregat, por el que se retiraba del Sitio de Barcelona y comunicó a los catalanes que había llegado a un acuerdo para la evacuación de las tropas y acto seguido se embarcó secretamente con sus soldados, dejando a Cataluña a su suerte.

Felipe V, volvió a exigir la rendición de Barcelona, que fue rechazada por el general Antonio de Villarroel y el “conseller en cap” Rafael Casanova, por lo que el asedio continuó, con una defensa feroz, hasta el 11 de septiembre de 1714, en que se ordenó el asalto, cayendo herido gravemente Rafael Casanova cuando lideraba el contraataque contra las tropas borbónicas.

El bando, dictado por Rafael de Casanovas y escrito en catalán, entre otras cosas decía: “se confía, que todos como verdaderos hijos de la Patria, amantes de la libertad, acudirán a los lugares señalados, a fin de derramar gloriosamente su sangre y su vida por su Rey, por su honor, por la Patria y por la libertad de toda España."

Finalmente el 12 de septiembre se firmó la capitulación de Barcelona y el 13 de septiembre se ocupó la ciudad.

El Duque de Berwick – general de las tropas borbónicas - tenía instrucciones precisas de Felipe V sobre el trato riguroso que debía dar a los vencidos cuando la ciudad cayera, que el cumplió a rajatabla y nada más ocuparla, sustituyó las instituciones catalanas gobernando “como si no tuvieran gobierno alguno”.

Así, cuatro días después de la capitulación, disolvía las Cortes y las tres instituciones que formaban las bases de Cataluña, e inició la confiscación de los bienes y propiedades.

Tras la rendición de la plaza, a Rafael de Casanovas se le hizo pasar por muerto hasta que, en 1719, con la situación más tranquila, fue amnistiado, regresó a Barcelona y volvió a ejercer como abogado hasta 1737, año en qué se retiró, muriendo en San Baudilio de Llobregat, en 1743, siendo enterrado en la iglesia parroquial de la localidad.

El Día Once de Septiembre fue declarado fiesta oficial de Cataluña -“Diada de l'Onze de Setembre”- por el Parlamento de Cataluña en su primera ley tras su restablecimiento en 1980.


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