sábado, 5 de septiembre de 2015

El Duque de Alba en los Países Bajos. Resumen de una represión.

Tal día como hoy 5 de septiembre de 1567, el duque de Alba instaura en Flandes el “Tribunal de los Tumultos”, popularmente conocido como “Tribunal de la Sangre”.

La negativa de Felipe II a la tolerancia religiosa en sus dominios, desencadenó graves disturbios en Flandes, que culminaron en la quema de iglesias en Amberes, Amsterdam, Gante y otras ciudades, en agosto de 1566 a lo que respondió el rey con el envío de Fernando Álvarez de Toledo, duque de Alba con un ejército de 18.000 infantes.

Tras su llegada a los Países Bajos en agosto de 1567, creó el Tribunal de los Tumultos  o “Tribunal de la sangre”, como fue llamado por los flamencos, e inició una sistemática persecución y represión de los rebeldes calvinistas que habían asaltado iglesias y quemado imágenes que ellos estimaban heréticas, con tal celo y saña, que la gobernadora Margarita de Parma, protestó ante Felipe II y renunció a su cargo, siendo sustituida por el propio duque de Alba.

El tribunal, fue un instrumento de centralización política, pues tuvo capacidad para intervenir en todos los territorios y sobre todos los sectores sociales, incluida la “intocable” nobleza, de forma que condenó a muerte a centenares de flamencos a los que confiscó sus propiedades, entre ellos a los condes de Egmont y Horn, dos de los principales nobles, que fueron decapitados en Bruselas y cuyas cabezas estuvieron expuestas durante horas.

También fue detenido Jean de Montigny, que estaba en Madrid como negociador, saltándose su condición de embajador, el cual fue condenado por el tribunal de Bruselas y su sentencia enviada a España por el duque  de Alba, siendo igualmente ejecutado en secreto en 1570 en Simancas, aunque se hizo pasar su muerte por “natural”.

El tribunal juzgó y confiscó propiedades a más de 12.000 personas de las que ejecutó a unas 1.000, sin embargo, no sólo no logró pacificar el territorio, sino que extendió el malestar contra la dominación española y el horror que causó el Duque de Alba y su “Tribunal de la sangre”, quedó reflejado en una pintura de la época donde aparece este comiéndose a un niño y en Holanda, aún hoy en día, cuando quieren asustarse a un niño se le amenaza con que “viene el Duque de Alba”.

La represión ejercida por el Tribunal y el duque, al que llamaron “el duque de hierro”, creó un profundo resentimiento en los Países Bajos contra el rey  y los españoles en general, siendo uno de los motivos que alimentaron desde entonces la sublevación.

En el resto de Europa se alzaron voces en contra de la represión, principalmente de los príncipes protestantes alemanes, que presionaron a los embajadores españoles pidiendo un menor rigor en las penas.

Sin embargo nada se consiguió en este sentido y la política del Tribunal se resumía en la cita de su secretario: “Haeretici frexentur templa, boni nihil fecerunt contra; ergo debent omnes patibulari” - Los templos fueron quemados por los herejes, los buenos no hicieron nada en contra, por lo tanto deben ir todos al patíbulo.

Tras la sustitución del Duque de Alba por Luis de Requesens, en 1573, fue suprimido el tribunal en un intento por aplacar el descontento, pero el mal estaba ya hecho.

Nada se había logrado y Flandes se había perdido.

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