miércoles, 2 de agosto de 2017

Napoleón Bonaparte; de Cónsul Vitalicio a Emperador de Francia.

Tal día como hoy 2 de agosto de 1802, en Francia, mediante resolución del Senado, el General Napoleón Bonaparte se convierte en “cónsul vitalicio,” concentrando en sus manos todo el poder político y en 1804 se auto-proclamará Emperador.

El cargo de cónsul tiene su origen en la Antigua Roma y “El Consulado”, fue la institución de gobierno en Francia desde la caída del Directorio tras el golpe de estado que dio Napoleón Bonaparte del 18 de Brumario de 1799 - fecha del calendario republicano francés, correspondiente al 9 de noviembre - hasta el comienzo del Imperio Napoleónico en 1804 y el término “Consulado” se refiere a dicho periodo histórico francés.

Además de Napoleón Bonaparte, el cargo de cónsules lo ostentaron, otros como Sieyès y Ducos que fueron reemplazados por Régis de Cambacérès y Lebrun, los cuales siguieron en el cargo hasta 1804, cuando Napoleón se hizo coronar emperador.

No obstante y antes de haber sido coronado, Napoleón ya se había proclamado cónsul vitalicio, cuando aprovechando la acogida que tuvo en Francia, la firma Tratado de Paz con Inglaterra, modificó la Constitución y se auto proclamó cónsul vitalicio y con poder hereditario, ostentando prácticamente todo el poder, y convirtiéndose - de hecho - en el Emperador de los franceses.

Desde su posición de cónsul, Bonaparte realizó diversas e importantes reformas, como la  centralización de la administración, la educación superior, un nuevo código tributario, un banco central y un sistema de carreteras y cloacas, de todo lo cual Francia carecía.

En 1801 negoció con la Santa Sede un nuevo Concordato, buscando la reconciliación entre el pueblo católico y su régimen y durante el año 1804 se dictó el “Code civil des Français”,  conocido como Código Napoleónico, que unificó las leyes civiles francesas.

Otras normas dictadas fueron el Código Penal y el Código de Comercio, así como el de Instrucción Criminal, que establecía reglas y procedimientos judiciales precisos y aunque actualmente se piensa que tales procedimientos favorecían a la parte acusadora, no es menos cierto que resguardaban las libertades personales y remediaban los abusos que normalmente ocurrían en los tribunales europeos.

Aunque Bonaparte era un regente autoritario, la mayoría de Europa estaba gobernada por monarquías absolutas, cuyas normas eran infinitamente más autoritarias que las establecidas por él en Francia

El ministro Fouché, con la idea de consolidar su puesto, sugirió a Bonaparte que para acabar con las conspiraciones, lo mejor sería transformar el consulado vitalicio en un imperio hereditario, el cual, dado que tendría un heredero, quitaría toda esperanza de cambiar el régimen por un asesinato.

Napoleón hizo caso a la sugerencia y el 28 de mayo de 1804 se proclama a si mismo, solemnemente emperador de Francia.

La ambición de Napoleón, nunca tuvo límites.

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