domingo, 24 de abril de 2022

César Manrique: arquitecto, pintor, escultor y urbanista

 

Tal día como hoy, un 24 de abril de 1919 nace el artista canario César Manrique. Arquitecto, pintor, escultor, decorador y urbanista que creó un nuevo ideario estético que integra la naturaleza con la obra artística que marcó el paisajismo de Lanzarote hasta el día de hoy.

César Manrique, nació en Arrecife, Lanzarote, isla en la que su trayectoria artística ha dejado huellas imborrables.

Tras el golpe de Estado de 1936, se alistó como voluntario en el bando franquista, sirviendo en el cuerpo de artillería de Ceuta y combatiendo más tarde en distintos frentes peninsulares. Nunca quiso hablar de su experiencia en la guerra civil española. Al regresar a casa en 1939, aún vistiendo el uniforme, se despojó de la ropa y le prendió fuego.

Tras finalizar sus estudios en la Academia de Bellas Artes de San Fernando en Madrid - donde vivió entre 1945 y 1964 -, expone con frecuencia su pintura tanto dentro como fuera de España. En la primera mitad de los cincuenta, se adentra en el arte no figurativo e investiga las cualidades de la materia hasta convertirla en la protagonista esencial de sus composiciones, vinculándose así al movimiento informalista español de esos años.

Formalizado con una expresión matérica y abstracta, el imaginario plástico de su producción pictórica procede de las impresiones del paisaje volcánico de Lanzarote, que el artista trasmuta en una suerte de naturalismo no realista que no nace de la copia del natural sino de su comprensión emocional: “Yo trato de ser la mano libre que forma a la geología”, escribió.

En 1964, se traslada a vivir a Nueva York, donde expuso individualmente en tres ocasiones en la galería Catherine Viviano. El conocimiento directo del expresionismo abstracto americano, del arte pop, la nueva escultura y el arte cinético, le proporcionó una cultura visual fundamental para su trayectoria creativa posterior.

A mediados de los años sesenta, coincidiendo con su traslado de residencia a Lanzarote, César Manrique impulsa en la Isla una serie de proyectos artísticos de carácter espacial y paisajístico, novedosos para la época, donde plasma su pensamiento plástico y ético.

Se trata de un conjunto de acciones e intervenciones, dirigidas a visualizar el paisaje y los atractivos naturales de la Isla, que configurarán su nueva faz y su proyección internacional, y que forma parte de la transformación paisajística y la adaptación de Lanzarote a la economía del turismo.

Así, elaboró un nuevo ideario estético, que denominó arte-naturaleza/ naturaleza-arte, en el que integra distintas manifestaciones artísticas, que pudo concretar en sus obras paisajísticas, un ejemplo singular de arte público en España: Jameos del Agua, Mirador del Río, Jardín de Cactus, Timanfaya, etc. Son fundamentalmente intervenciones vinculadas a la industria turística, a las que Manrique imprime un funcionalismo económico y social inédito en la cultura artística española.

Obras de este carácter las realizó también Manrique en otras islas y fuera del archipiélago canario, —miradores, jardines, acondicionamientos de espacios degradados, reformas del litoral…—, en las que mantiene sus rasgos característicos básicos: diálogo respetuoso con el medio natural y entre los valores arquitectónicos de la tradición local con concepciones modernas.

En 1988 trasladó su residencia a su nueva casa de Haría, construida y decorada por Manrique y publica Escrito en el fuego. Murió en un accidente de tráfico el 25 de septiembre de 1992, cerca de la sede de la fundación que lleva su nombre, inaugurada en marzo de ese mismo año, la Fundación Cesar Manrique

 

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