Tal día como hoy 30 de abril de 1492 los Reyes Católicos ordenan que dos carabelas que están atracadas en el puerto de Palos de la Frontera - Huelva, España-, que están allí condenadas a servir la Corona durante dos meses, se pongan al servicio de Cristóbal Colón y que además se les pague cuatro meses adicionales al precio habitual para completar los seis meses que se prevé durará la travesía proyectada por Colón.
La Corona reduce de esta manera los gastos de la expedición y vincula a ella a los expertos marinos de Palos. Asimismo, expiden a favor de Colón los títulos de almirante, virrey y gobernador de las tierras que descubra
En el verano de 1491, Colón estaba ya decidido a abandonar Castilla y presentar sus pretensiones al rey de Francia. Sin embargo, fray Juan Pérez, antiguo confesor de la reina Isabel, le convenció para que aguardara en el convento de La Rábida el resultado de unas gestiones. El 2 de enero de 1492, se producía la rendición de Granada y quedaba expedito el camino para la expedición propugnada por Colón.
Pese al tiempo transcurrido, Colón no estaba dispuesto a ceder lo más mínimo en sus pretensiones iniciales. Esta intransigencia llegó a tal extremo que las conversaciones entre él y los monarcas quedaron rotas e incluso se le dio orden de que abandonara el campamento de Santa Fe. El episodio podría haber terminado ahí, pero entonces tuvo lugar la intervención de fray Hernando de Talavera y Deza.
A partir de entonces, incluso la financiación del viaje quedó resuelta gracias a la cantidad de 1.140.000 maravedíes ofrecida por el judío converso Luis de Santángel de los fondos de la Santa Hermandad, de mercaderes italianos residentes en Castilla y de comerciantes castellanos. La formalización del proyecto se produjo el 17 de abril de 1492 al firmarse las Capitulaciones de Santa Fe.
Tras la introducción, aparecen cinco bloques de concesiones realizadas por los monarcas y que, en términos generales, resultan extraordinarias. La primera era su nombramiento de almirante: En segundo lugar, Colón sería nombrado virrey y gobernador general de las mencionadas tierras y gozaría de un derecho de presentación de los cargos públicos localizados en ellas:
A continuación, las Capitulaciones aceptaban unas pretensiones de Colón referidas a cuestiones económicas y que deben ser calificadas de realmente extraordinarias. Finalmente, las Capitulaciones otorgaban a Colón un derecho discrecional de participación en los barcos que se armaran en el futuro y en los beneficios derivados de éstos:
Cada una de las concesiones realizadas por los Reyes Católicos a Colón aparece en el escrito de las Capitulaciones seguida por la expresión “Place a Sus Altezas”. Sin duda, se trataba de un costo elevadísimo pero al parecer justificado por los posibles beneficios del viaje.
Antes de que concluyera el año, Colón había descubierto un nuevo continente cambiando con ello no sólo la historia de España sino también la del mundo. Pero el escrito que, previamente, había hecho posible aquel cambio trascendental de la historia habían sido las Capitulaciones de Santa Fe. el desarrollo de los siglos posteriores.
Sin embargo, estas consideraciones, comprensibles tras el descubrimiento, no lo eran en el momento en que los monarcas decidieron ceder a las pretensiones de Colón. Podría hacerse referencia a la influencia de Talavera pero, con ser ésta importante, no parece creíble que Isabel y Fernando la hubieran antepuesto a los intereses nacionales. Por otro lado, Isabel era mujer de acendrada espiritualidad pero jamás se dejó llevar por consideraciones fanáticas que obnubilaran su sentido práctico.
En realidad, si los Reyes católicos aceptaron las exigencias colombinas, no se debió a ingenuidad sino a la convicción de que Colón ya había estado en las Indias y, por lo tanto, sabía cómo ir. La primera prueba de ello se encuentra en el preámbulo de las Capitulaciones que rezaba:
“Las cosas suplicadas y que Vuestras Altezas dan y otorgan a don Cristóbal de Colón, en alguna satisfacción de lo que ha descubierto en las Mares Océanas y del viaje que ahora, con la ayuda de Dios, ha de hacer por ellas en servicio de Vuestras Altezas, son las que siguen.”
Si Colón llegó a referir todos los extremos —bien conocidos durante el siglo XVI, dicho sea de paso— es algo que no podemos afirmar. Lo que sí parece evidente es que los Reyes Católicos creían en un descubrimiento ya realizado y que éste garantizaba el éxito de la expedición. Razón más que suficiente para aceptar unas pretensiones desorbitadas.
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