Tal día como hoy, 13 de abril de 1204, los cristianos de la Cuarta Cruzada, saquean Constantinopla,
En abril del año 1204, tuvo lugar uno de los episodios más oscuros de las cruzadas. Dos años antes, los ejércitos de la cristiandad occidental se habían puesto en marcha, henchidos de fervor religioso, para liberar Jerusalém. de las garras del islam.
Sin embargo, las intrigas de los venecianos apartarían a los cruzados de ese objetivo y, en un dramático giro de los acontecimientos, harían que volvieran sus armas contra Constantinopla, el corazón del Imperio bizantino y la mayor metrópolis cristiana, del mundo medieval.
Tras un asalto épico que conmocionó a toda Europa, los cruzados tomaron la ciudad, hasta entonces considerada inexpugnable, y la saquearon con un salvajismo brutal: asesinaron y violaron a mujeres, profanaron iglesias, saquearon el tesoro y dejaron que las llamas, consumieran sus barrios.
Algunos contemporáneos cristianos, celebraron la noticia, tomándola como la confirmación, de que Dios había condenado a los traicioneros griegos; otros, se horrorizaron ante esta perversión, del ideal cruzado.
Saqueos constantes, anarquía, incendios, asesinatos, caos, robos, y finalmente el reparto de la metrópoli y del Imperio, en manos francas y venecianas, terminaron con la gloria de la gran urbe y con los tesoros artísticos y arquitectónicos, que había en ella. Redujeron barrios enteros, a la ruina y al abandono absoluto, porque muchos habitantes -los que pudieron escapar de la masacre - sencillamente huyeron al interior del país, y los que pudieron, se fueron a Italia, Hungría, Rusia, Francia o Alemania.
La gran ciudad quedó reducida, a un grupo de barrios en estado catastrófico y casi deshabitados, con algunos palacios o iglesias que fueron confiscados por los cruzados, para establecerse en ellos, y la capital ya no se recuperaría jamás de esa desolación, porque todo el oro, la plata, las piedras preciosas, el tesoro del Estado, las reliquias religiosas, los altares de las iglesias, las obras de arte, todo fue robado y llevado a países occidentales o vendido al mejor postor.
Esta fue lo importancia de los hechos acaecidos en 1204: la completa destrucción de la antigua Constantinopla, que durante cincuenta y siete años, observa silenciosamente cómo lo que había construido durante casi nueve siglos, le era arrebatado sin piedad alguna, y esto marcó un antes y un después en la historia de la ciudad: antes, arrogante, orgullosa, altiva e invulnerable, la ciudad imperial era la dueña del mundo; después, vencida, sometida, destruida y vulnerable, era una ciudad fantasma, dominada por los occidentales.
Entonces se decidió crear, un estado llamado Imperio Latino de Constantinopla, quien sería sucesor del destruido Imperio bizantino y heredero de él, su primer monarca sería Balduino IX de Flandes. Venecia pasó a ser la única potencia naval del Mediterráneo, haciéndose de paso con el mercado egipcio.
Aunque debilitado, no desapareció el Imperio bizantino, recupero su fuerza en el año 1261, cuándo Miguel VIII Paleólogo, emperador de Nicea, tomó el poder e hizo renacer al Imperio de Bizancio. Sin embargo, los cruzados habían establecido una serie de principados latinos en Grecia, como el ducado de Atenas.
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