Tal día como hoy, 2 de abril de 801, Barcelona se rinde ante las tropas de Luis "el Piadoso", incorporando los Condados Catalanes, al Imperio carolingio.
El sitio de Barcelona de 801, fue la operación militar realizada por un ejército franco, con tropas de Aquitania, Vasconia y Borgoña con el objetivo de reconquistar Madínat Barshiluna -actual Barcelona- que había estado ochenta años, bajo dominio del Califato de Córdoba. El asedio y posterior conquista se enmarca dentro de la conquista carolingia de Hispania.
A principios del siglo VIII, cuando el reino visigodo fue conquistado por las tropas musulmanas del califato omeya, Barcelona fue tomada en 718 por el valí musulmán de al-Ándalus, Al-Hurr ibn Abd al-Rahman al-Thaqafi. Tras el fracaso de la invasión musulmana de la Galia en las batallas de Toulouse en 721 y Poitiers en 732, la ciudad se integró en la Marca Superior de al-Ándalus.
A partir del año 759 el Reino Franco se embarcó en la conquista de los territorios bajo dominio musulmán. La toma de la ciudad de Narbona por las fuerzas del rey franco Pipino "el Breve", llevó la frontera a los Pirineos.
El avance franco fracasó frente a Zaragoza, cuando Carlomagno se vio obligado a retirarse y sufrió un revés en Roncesvalles, a manos de los vascones, aliados con los musulmanes. Sin embargo, en 785, la rebelión de los gerundenses, que abrieron sus puertas al ejército franco, hizo retroceder la frontera y abrió el camino para un ataque directo contra Barcelona.
El Emirato de Córdoba, se encontraba entonces en crisis: el emir omeya Al-Hakam I, ascendió al trono en 796 y tuvo que luchar contra las pretensiones de sus tíos, Sulayman y Ubayd-Allah Abu-Marwan, que se habían rebelado tras la muerte de Hisham I. En 798, el conde de Tolosa y marqués de Septimania, Guillermo I de Tolosa, se encargó de coordinar las operaciones para la conquista de la Marca Superior de al-Ándalus.
Convocó una asamblea en Toulouse, a la que asistieron el rey de Asturias, Alfonso II, y Bahlul Ibn Marzuq, un líder muladí en rebelión contra el emir Al-Hákam I, que se había apoderado de Zaragoza. En 799, Bahlul ibn Marzuq, también se apoderó de Huesca después de expulsar a los Banu Salama, una familia leal a Al-Hákam I.
A inicios del siglo IX, se reunió un ejército considerable, bajo la autoridad del hijo de Carlomagno, Luis "el Piadoso", nombrado rey de Aquitania por su padre en 781. Estaba formado por tropas de Aquitania, Gascuña, Borgoña y Gotia5, equipado con muchas armas de asedio.
El ejército estaba dividido en tres cuerpos. El primero, comandado por el conde de Gerona, Rostán, que dirigió el asedio, al pie de la ciudad; la segunda, dirigida por los condes de Tolosa y Narbona, Guillermo I de Tolosa y Ademar respectivamente, tomó posición entre las ciudades musulmanas, de Lérida y Zaragoza, para oponerse a la eventual llegada de tropas de socorro musulmanas, llegadas desde Córdoba y atacando las ciudades de Huesca y Lérida; el tercer cuerpo, comandado por el propio Luis "el Piadoso", se encargó de proteger el valle del Rosellón.
Las tropas de Rostán, llegaron bajo las murallas de Barcelona, en octubre de 800. El valí musulmán de Barcelona, viendo que el asedio iba a ser prolongado, abandonó la ciudad para pedir ayuda a Córdoba, pero fue descubierto y capturado por las tropas francas, y luego enviado a la corte de Aquisgrán, donde fue condenado al exilio o ejecutado.
Un tal Harún, emparentado con la nobleza goda de la ciudad, asumió así el gobierno de Barcelona. Tropas de socorro se reunieron en Zaragoza, pero no se dirigieron a Barcelona, donde el ejército franco era muy superior y atacaba con muchas armas de asedio medieval.
Durante el invierno de 800-801, las tropas de Guillermo I de Tolosa y Ademar sitiaron Lérida y Huesca, devastando sus alrededores. Al oeste de los Pirineos, una revuelta de los pamploneses contra la ocupación musulmana, sirvió de distracción. Luis el "Piadoso", fue llamado para ayudar en el asalto final a la ciudad y llegó frente a Barcelona en febrero de 801. ,
El 2 de abril de 801, Harún, comandante de Barcelona, aceptó las condiciones de rendir la ciudad, desgastada por el hambre, las privaciones y los constantes ataques. Los habitantes de Barcelona, abrieron entonces las puertas de la ciudad al ejército carolingio. Luis entró en la ciudad, precedido por sacerdotes y clérigos, que cantaban salmos, en procesión para dar gracias a Dios.
Los carolingios hicieron de Barcelona la capital del Condado de Barcelona y la incorporaron a la Marca Hispánica. La autoridad fue ser ejercida en la ciudad por el conde y el obispo. Bera, hijo del conde de Tolosa, fue nombrado primer conde de Barcelona, que gobernó la zona hasta el año 820.
Posteriormente, el territorio fue liderado por herederos del rey y descendientes de los godos. Wifredo el Velloso, el último conde que prestó vasallaje a los francos, consiguió reunir bajo su mandato varios condados
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