Tal día como hoy 11 de octubre de 1884 se promulgó una Real Orden por la cual el rey Alfonso XII, “de conformidad con lo propuesto por la Real Academia de la Historia”, declaraba al acueducto romano de Segovia Monumento Histórico Artístico Nacional.
La Orden, venía acompañada por el informe de la Real Academia de la Historia en el que se señalaba la necesidad de conferir al acueducto una protección especial para impedir “verlo bárbaramente afeado con construcciones adosadas á su venerada mole”.
El Acueducto de Segovia es la obra de ingeniería civil romana más importante de España. Esta milenaria obra hidráulica tenía por objeto captar las aguas del Río Frío, al pie de la Sierra de Guadarrama, y conducirlas a Segovia, distante unos 17 kilómetros.
Los romanos construyeron un canal con una pendiente media del uno por ciento que se encontró con una única dificultad, el vado del río Clamores.
Para superarlo y alcanzar el espolón rocoso en el que se alzaba la ciudad, tuvieron que construir, en cuatro segmentos distintos, una monumental obra de mampostería de 813 metros de longitud.
Formado por dos filas de arcadas superpuestas, apoyadas en 128 pilares, el Acueducto alcanza su máxima altura a 28,50 metros del suelo. Por arriba, el canal, que en su origen media 30 por 30 centímetros, transportaba el agua a la ciudad.
Por iniciativa de los Reyes Católicos fue restaurado después de 1484 y desde entonces ha sido mantenido y utilizado. Entre 1929 y 1930, el conducto de piedra del siglo XVI, que había sustituido al de madera, fue cambiado por un canal de cemento.
La parte visible del Acueducto, de gran valor estético y monumental, no deja de ser un pequeño tramo de todo el complejo hidráulico que puede visitarse casi en su totalidad.
Las recientes excavaciones arqueológicas realizadas a los pies del monumento durante su última restauración han aportado datos que apuntan una fecha en torno a comienzos del siglo II d.C., y más concretamente durante la época final del gobierno de Trajano, 117 d.C. y principios de Adriano, 117 d.C. hasta el 138 d.C.
La imponente presencia de este sector del Acueducto ha sido en parte la causa de que, para la mayoría de los visitantes, el Acueducto se limite a este tramo de arquerías, símbolo indiscutible de la ciudad, ignorándose de forma muy generalizada la existencia de esa otra parte compuesta por la canalización a ras de suelo y las arquetas o desarenadores que, unidas a los majestuosos arcos de la Plaza del Azoguejo, conforman esta colosal obra de ingeniería, en parte ocultada por la evolución urbana de Segovia.
Sin embargo, los estudios arqueológicos sobre el monumento han permitido definir con toda exactitud el recorrido completo de la canalización, cuyo trazado constituye una interesante ruta turística alternativa por el conjunto histórico de Segovia siguiendo el recorrido del agua por la ciudad antigua, y que comienza en la entrada de la ciudad por la carretera de La Granja, donde es visible en la actualidad un importante tramo de la canalización del Acueducto.
La escasez de restos visitables en la ciudad se ve suficientemente compensada, en cualquier caso, por la visita al Museo de Segovia, donde se conservan importantes colecciones arqueológicas, artísticas y etnográficas. Las salas de exposiciones contienen importantes piezas de todas las épocas.
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