Tal día como hoy, 1 de octubre de 1946
doce nazis de alto rango son condenados a muerte por el Tribunal
Internacional de Crímenes de Guerra en Nuremberg, incluido Joachim
von Ribbentrop, ministro nazi de asuntos exteriores, Hermann Goering,
fundador de la Gestapo y jefe de la fuerza aérea alemana y Wilhelm
Frick, ministro del interior. Otros siete, incluido Rudolf Hess, ex
diputado de Adolf Hitler, fueron condenados a prisión de 10 años a
cadena perpetua. Otros tres fueron absueltos.
Empezando en el invierno de 1942, los gobiernos de las potencias Aliadas anunciaron su determinación de castigar los criminales de guerra nazis. El 17 de diciembre de 1942, los lideres de Estados Unidos, Gran Bretaña, y la Unión Soviética hicieron publica la primera declaración que reconoció el exterminio de los judíos europeos y resolvió procesar los responsables por la violencia contra civiles.
La Declaración de Moscú de octubre de 1943, firmado por el presidente estadounidense Franklin D. Roosevelt, el primer ministro inglés Winston Churchill, y el líder soviético Josef Stalin, afirmó que en la ocasión de un armisticio las personas consideradas responsables de crímenes de guerra serían mandadas al país en el cual los crímenes habían sido cometidos y ahí juzgados según las leyes de la nación interesada.
Los grandes criminales de guerra, cuyos crímenes no podrían ser asignados a ningún lugar geográfico, serían castigados por decisiones tomadas conjunto por los gobiernos Aliados. Los juicios de los oficiales alemanes principales ante el Tribunal Militar Internacional (TMI), los juicios más conocidos de la posguerra, ocurrieron en Nuremberg, Alemania, ante jueces representando las potencias Aliadas.
Entre el 18 de octubre de 1945 y el 1 de octubre de 1946, se procesó a los veintidós principales criminales de guerra por crímenes en contra de la paz, crímenes de guerra, y crímenes contra la humanidad, definidos como “el asesinato, el exterminio, la esclavitud, la deportación...o las persecuciones sobre bases políticas, raciales, o religiosas.” Doce de los acusados fueron condenados a muerte, entre ellos Hans Frank, Hermann Goering, Alfred Rosenberg, y Julius Streicher, tres a cadena perpetua, y cuatro a condenas de diez a veinte años. Tres fueron absueltos.
Los tribunales militares americanos realizaron otros doce juicios en Nuremberg de oficiales alemanes de alto rango, a menudo denominados los Procesos Posteriores de Nuremberg. Miembros de la Gestapo -la policía secreta estatal- y de las SS, junto con industriales alemanes, fueron procesados por sus papeles en la aplicación de las leyes de Nuremberg, los fusilamientos masivos de judíos en los campos de concentración, los fusilamientos por los equipos móviles de matanza, las deportaciones, los trabajos forzados, y los experimentos médicos.
La gran mayoría de los juicios por crímenes de guerra fue de funcionarios y oficiales de segundo y tercer rango, que incluyeron los guardias y comandantes de los campos de concentración, los oficiales de la policía y los doctores que participaron en experimentos médicos.
Otros criminales de guerra fueron procesados por los tribunales de los países donde habían cometido los crímenes. En 1947, un tribunal en Polonia condenó a muerte a Rudolf Hoess, comandante de Auschwitz. En los tribunales de la Alemania occidental, muchos de los ex-nazis no recibieron sentencias severas, basado en que cumplir ordenes de los superiores fue a menudo decretado una circunstancia atenuante. Por consiguiente, varios criminales nazis volvieron a vidas normales en la sociedad alemana, especialmente en el mundo de negocios.
Los esfuerzos de los cazadores de nazis - como Simon Wiesenthal y Beate Klarsfeld- llevaron a la captura, la extradición, y el juicio de varios nazis que se habían escapado de Alemania después de la guerra. El proceso de Adolf Eichmann, celebrado en Jerusalén, despertó la atención del mundo entero.
Muchos criminales de guerra, sin embargo, no fueron nunca procesados ni castigados y la busca de criminales de guerra nazis continúa hasta hoy.
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