miércoles, 30 de septiembre de 2020

La historia de James Dean

 

Tal día como hoy 30 de septiembre de 1955, James Dean, la joven estrella de cine que protagonizó Rebelde sin causa, muere a la edad de 24 años en un accidente automovilístico con su Porsche en California.

“Vive joven, muere joven y serás un hermoso cadáver”, había manifestado James Dean en más de una ocasión. Y lo cumplió todo a rajatabla, todo menos su última aserción: ‘Ser un hermoso cadáver’.

El 30 de septiembre de 1955, seis menos diez de la tarde. El protagonista de Gigante, cuyo rodaje ha finalizado dos días antes, conduce su flamante Porsche por la autopista de Salinas - California-. El cuentakilómetros marca 160 por hora. Dean se dispone a competir en una carrera. En un cruce, colisiona fatalmente con otro automóvil. Su muerte es instantánea. El actor se fractura el cuello y la parte izquierda de su rostro queda completamente desfigurada.

La noche anterior había asistido a una fiesta gay en Malibú, donde había discutido a gritos con uno de sus ex amantes, que le había recriminado por salir con mujeres para contentar a la Warner Bros, sus estudios cinematográficos, empeñados en abortar toda duda susceptible de enturbiar la imagen de su joven estrella.

Curiosamente hacía sólo un par de semanas, James ha protagonizado un spot televisivo patrocinado por el Consejo Nacional de Seguridad Viaria, en el que recomienda prudencia a los jóvenes telespectadores, advirtiéndoles del riesgo que conlleva la velocidad.

Esos consejos no los sigue Dean en su última carrera. Al superar los 100 kilómetros por hora un coche de policía le detiene y al ser multado por exceso de velocidad, Dean se envalentona y aprieta el acelerador. Cuando empieza a atardecer, el Porsche hace salirse a un Pontiac de la autopista en un adelantamiento imprudente.

Acto seguido, un Ford sedán colisiona con ellos y el impacto arroja al conductor, Rolf Weuterich, fuera del mismo, pero James no corre la misma suerte: uno de sus pies queda atrapado entre el embrague y el cabezal del freno. Su biógrafo, Paul Alexander, explicaría: ‘Cuando el Porsche se detuvo, Jimmy tenía los brazos y las piernas desmadejadas e inertes. Su cabeza colgaba por encima de la portezuela….’. El actor había fallecido.

Por aquellas fechas, Dean, convertido en ídolo juvenil , ha protagonizado sólo tres películas: Al este del Edén, Rebelde sin causa y Gigante. Esta última, que aún no se había estrenado en el momento del accidente, redondea su trayectoria profesional, poniendo el broche final a un recorrido interpretativo sin parangón.

Y es que el pequeño James no lo había tenido fácil. Fruto de un matrimonio truncado por la temprana muerte de su madre, víctima del cáncer cuando el niño contaba sólo ocho años, su padre, tras guardar un discreto duelo había contraído matrimonio de nuevo y se había ‘deshecho’ de su benjamín. Su hermana, casada con un granjero de posibles se convirtió en madre suplente y se ocuparía de él durante seis largos años.

En 1946 el joven se trasladaría a Los Ángeles. Cuatro años después abandonaría los estudios de Derecho. Queriendo ser autosuficiente desempeñaría toda clase de oficios, aprendería a tocar el clarinete, destacaría en baloncesto y seguiría los cursos de interpretación de James Withmore, su descubridor.

Por aquel entonces James era un joven huraño, rebelde e inadaptado, contradictorio y esquivo, acomplejado por su fuerte miopía y su baja estatura. Así fue hasta el infausto día en que James no logra esquivar a la muerte y la carrera hacia la nostalgia da el pistoletazo de salida. Nace la leyenda.

Años después de su muerte, el rebelde sin causa continúa moviendo millones de dólares, sus fans, pagan ingentes cantidades por palpar las manchas de sangre de su ídolo en la tapicería del Porche, o por apoyar su cabeza en el lugar exacto en el que fue hallado su cadáver. Tampoco se libra su tumba del delirio idólatra de sus fans, que roban su lápida en repetidas ocasiones.

Si su imprudencia temeraria no hubiese emergido al volante de su Porsche, a día de hoy Dean contaría 84 años. Irredento, continuaría afirmando: “Si viviera cien años no tendría tiempo de hacer todo lo que quiero”. Confiamos en que “al este del Edén’”su espíritu continúe indemne, rebelde y, esta vez, con causa.


 

1 comentario:

  1. No deja de ser casualidad que los dos protagonistas de 'Gigante' Rock Hudson y James Dean fueran gays, a pesar de lo cual, por desconocimiento de ello, ambos eran auténticos bellos mitos masculinos de los que se enamoraron miles de mujeres. Vivían dentro de su armario aunque con la puerta entornada.

    Casi treinta años después la muerte de Rock Hudson abrió los ojos del mundo al drama del sida.

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