Tal día como hoy, 12 de septiembre de 1940, las pinturas rupestres prehistóricas de Lascaux fueron descubiertas por accidente por adolescentes que buscaban a su perro en Francia, se cree que datan de hace más de 15,000 años y se consideran algunos de los mejores ejemplos de pinturas conocidas del Paleolítico Superior.
La cueva fue descubierta por cuatro adolescentes, Jacques Marsal, Georges Agnel, Simon Coencas y Marcel Ravidat, que se encontraban buscando al perro de este último.
En ese momento Ravidat encuentra un hueco causado por la caída de un árbol. Una vez pasado un tiempo los cuatro adolescentes vuelven, agrandan el hueco y acceden al interior. Ravidat es el primero en entrar, se desliza por unos escombros y se encuentra en una gran cavidad. Posteriormente se desplazan por el interior y llegan a la primera sala, donde los jóvenes encuentran dibujos en las paredes.
El acceso a la cueva para el público se facilitó tras la Segunda Guerra Mundial. Sin embargo, hacia 1955, el dióxido de carbono producido por los visitantes que la cueva recibía al día dañó la misma visiblemente. Por este motivo la cueva fue cerrada al público en 1963 y así preservar el arte rupestre de sus paredes. Después del cierre, las pinturas fueron restauradas.
A fin de compensar el perjuicio causado por el cierre a los visitantes de la cueva, las autoridades responsables proyectaron realizar una copia del tamaño natural de este santuario paleolítico, al igual que con la cueva de Altamira.
En el mes de marzo de 1980, la Administración Departamental del Turismo de Dordoña fue encargada del trabajo. Decidió reproducir los dos sectores más representativos del sitio: la Sala de los Toros y el Divertículo Axial. Lascaux II abrió sus puertas a los visitantes en 1983, que también pueden visitar el Thot.
El facsímile, situado en Montignac a 200 m de la cueva original, es una estructura semienterrada. Pone a cubierto un cascarón de hormigón que se amolda al volumen general interno del original. Esta forma fue creada a partir de curvas isométricas que calculó el I.G.N. Fueron concretadas a través de una serie de perfiles transversales de tocho, yuxtapuestos y espaciados de 50 cm.
En esta armadura metálica se colocaron varias capas de alambrera, cuyas mallas eran suficientemente finas para retener el hormigón que constituía la epidermis de la copia.
Con el fin de reproducir lo más fielmente posible la textura de la roca, se realizaron varias series de pares estereofotográficos. Esta técnica optimiza la fase del modelado que restituye las diferentes asperezas del soporte.
Por último se aplicaron los materiales colorantes, que reflejan tanto las pinturas como el aspecto de la superficie de la roca y su posicionamiento. Es una etapa inicialmente realizada a partir de apuntes tomados a mano que debía ser mejorada por medio de una proyección en la pared, en la que se reproducen imágenes sacadas del sitio original.
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