Tal da como hoy 14 de septiembre de 1982, muere la princesa Grace de Mónaco -Grace Kelly- a consecuencia de las heridas sufridas en un accidente de coche el día anterior en una carretera cercana a Mónaco.
Grace Patricia Kelly nació el 12 de noviembre de 1929 en Philadelphia (Estados Unidos) en el seno de una conocida y adinerada familia del estado de Pennsylvania.. Una mujer que pasó de ser un mito del cine a convertirse en princesa y, con ello, en uno de los iconos de la monarquía europea. Detrás de su gran talento se escondía una infancia marcada por una familia complicada y una corta aunque intensa vida que terminaría con un trágico y misterioso accidente.
Grace Kelly fue la hija de John B. Kelly, un empresario de la construcción, y de Margaret Kelly, una educadora. Fue la tercera de cuatro hermanos y sin duda la que conseguiría hacerse más famosa. Su progenitor, conocido por su ideología antisemita, siempre tuvo predilección por su hermana mayor, Peggy, por lo que a la intérprete le costaba mucho conseguir su aprobación, algo que terminó por acercarla más a su madre, a pesar de su violento carácter.
Con un Óscar a sus espaldas, la intérprete abandonó su vida en Hollywood cuando a los 26 años se casó con el Príncipe Rainiero de Mónaco, pero para entonces ya podía presumir de haber conquistado no solo a su público, sino a algunos de sus compañeros de reparto. Incluso llegó a enamorarse del conocido como «rey de Hollywood», Clark Gable o del también actor Ray Milland, un hombre casado.
Antes de todo eso, en su biografía no autorizada firmada por Wendy Leigh, se afirma que tuvo una aventura con su profesor de Arte Dramático -también casado- a quien habría esperado desnuda en su casa cuando este se retiró a preparar un café.
Pero Grace Kelly, cuya repentina muerte recuerda irremediablemente a la de la desaparecida Diana de Gales, se convirtió en un auténtico mito entre la realeza europea. El 13 de septiembre de 1982 Grace de Mónaco sufrió un fatídico accidente de coche cuando regresaba junto a su hija Estefanía al palacio de Montecarlo.
A pesar de que una serie de comunicados engañosos intentó maquillar la gravedad del suceso, la noche del día siguiente se confirmaba las peor de las noticias: la mujer del Príncipe Rainiero moría a causa de un una hemorragia cerebral y vascular en la clínica a la que había sido trasladada.
Son muchas las preguntas que han surgido en torno a este misterioso accidente que le arrebató la vida. Un granjero llegó a afirmar que era Estefanía de Mónaco, de 17 años, quien conducía el vehículo. Por su parte, su hermana Carolina confesó que Estefanía le dijo que su madre «no podía frenar, que los frenos no funcionaban».
Otras hipótesis apuntan a que podría haber confundido el pedal del freno con el del acelerador o que perdiera la movilidad en las piernas como causa de un derrame cerebral.
Pero lo cierto es que poco se puede hacer hoy para conocer qué originó verdaderamente la tragedia que se ha asociado tradicionalmente a una leyenda negra del siglo XIX, cuando Rainiero I abandonó a una gitana que habría echado una maldición contra toda la familia: “¡Ningún Grimaldi hallará la felicidad en el matrimonio!”.
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