viernes, 9 de octubre de 2020

Oskar Schindler, el hombre que salvó a 1200 judíos del Holocausto

Tal día como hoy 9 de octubre de 1974, muere  en Hildesheim- Alemania- Oskar Schindler empresario alemán.

Oskar Schindler fue un importante empresario alemán que, durante la Segunda Guerra Mundial, salvó la vida de 1.200 judíos a los que consiguió mantener fuera de los campos de concentración al considerarlos trabajadores imprescindibles para su trabajo.

En 1939, en los albores de la guerra, se afilió al Partido Nazi. De pronto le surgió la posibilidad de adquirir una fábrica en Cracovia que había sido arrebatado a sus antiguos dueños por su condición de judíos.

Rápidamente la empresa comenzó a funcionar. El cambio de rumbo fue el paso necesario para el despegue económico. Empezaron a hacer ollas, cacharros y otros utensilios para los soldados alemanes que estaban en el frente de batalla.

Emalia, así se llamaba la fábrica, empezó a contratar más personal. La mayoría era fruto del trabajo esclavo: prisioneros judíos provenientes de los campos de concentración, una modalidad usual en la época.

Schindler aceptó los contactos con jerarcas nazis y así su empresa seguía sin problemas de abastecimiento ni de contratos. En un inicio la contratación de los judíos no sólo seguía la lógica de la época sino que, al ser trabajo esclavo cobrado por los captores alemanes, era mucho más barato.

Pero las condiciones en las que vivían en los campos hizo despertar a Schindler. Los más de mil empleados sostuvieron que Schindler nunca los maltrató, que en el ámbito de trabajo eran respetados.

Con el correr del tiempo, Oskar consiguió que sus empleados durmieran en su fábrica para que sus condiciones de vida fueran al menos humanas y al mismo tiempo para alejarlos de las matanzas arbitrarias que podían iniciar los nazis.

Cuando el Gueto de Cracovia fue liquidado, sus trabajadores se salvaron porque estaban recluidos en la fábrica. Schindler había accedido a información confidencial y ese dato salvó la vida de cientos de ellos.

Schindler hacía todo lo necesario para que quienes estaban a su cargo no fueron asesinados por los nazis. Mentía, engañaba y sobornaba a los soldados nazis que venían a detener a su gente.

Cuentan que tres soldados alemanes entraron en la fábrica con violencia con la orden de llevarse a una familia entera. Schindler trató de hacerlos entrar en razón y tres horas después los soldados salieron de la fábrica, totalmente borrachos, con los bolsillos repletos y sin la familia a la que habían ido a buscar. Otra vez logró traer de regreso un grupo de 300 mujeres que habían sido enviadas a un campo de concentración.

El avance ruso complicó los planes. Pero la persistencia, la picardía, el poder de convicción y la fortuna de Schindler, siempre dispuesta para los sobornos, consiguieron lo que parecía una quimera. Convenció a las autoridades de trasladar la fábrica y a sus más de mil empleados a tierras checas y reconvertirla en una fábrica de municiones. La lista de Schindler incluía hijos, esposas, personas enfermas: no permitió que ninguna familia se desmembrara.

Una formación de 250 vagones llevó a los 1200 judios y los implementos para montar la nueva empresa. Después de un tiempo, el avance de los rusos hizo que Schindler debiera escapar. Los nazis habían sido derrotados. Y sus 1200 personas habían sobrevivido. Les consiguió una muda de ropa, algunos alimentos y un poco de dinero para que se integraran a la vida cotidiana después de la derrota de Adolf Hitler.

Con la derrota de Alemania, Schindler huyó a Argentina con su esposa y pasó años allí, aunque volvió a Alemania y murió en Hildesheim el 9 de octubre de 1974.




 

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