Tal día como hoy, 23 febrero de 1955, se aplican las primeras inyecciones de la nueva vacuna contra la polio desarrollada por el Dr. Jonas Salk a un grupo de niños de la Escuela Primaria Arsenal en Pittsburgh, Pennsylvania.
El virus de la polio afecta a la humanidad desde tiempos inmemoriales. El primer caso documentado se remonta al Antiguo Egipto. Se trata de la momia de un sacerdote con un pie deformado datada del año 1200 antes de nuestra era.
Más adelante, en 1834 los casos dejaron de ser puntuales y apareció el primer brote epidémico en la isla Santa Elena. Poco a poco se extienden por Europa y Norteamérica. En el siglo XX la epidemia llegó a Australia. En total se registraban medio millón de casos cada año. En 1952 el peor brote sacudió Estados Unidos, afectó a 58.000 personas y dejó 3.145 muertos y 21.269 supervivientes con secuelas graves.
El camino hacia la creación de la vacuna de la polio es una sucesión de pequeños pasos en los laboratorios. Lo inició el médico inglés Michael Underwood, que describió en 1789 por primera vez la enfermedad como una debilidad acusada de las extremidades inferiores.
Desde entonces se sucedieron las investigaciones hasta que en 1908 dos médicos austríacos Erwin Popper y Karl Landsteiner (el mismo que descubrió los grupos sanguíneos), averiguaron que la enfermedad está causada por un agente infeccioso y aislaron el virus.
En 1931, dos australianos, el biólogo Frank M. Burnet y el médico Jean Macnamara, identificaron las tres variedades de virus que producen la enfermedad. En 1948 el virólogo John Enders dio el paso definitivo al inventar una manera de cultivar el virus en el laboratorio, sentando las bases para la creación de una vacuna y logro por el que ganó el Premio Nobel seis años después.
La ansiada vacuna de la polio llegó en 1955 de la mano de Jonas Salk, microbiólogo neoyorkino de origen judío y ruso. La historia de su creación es un ejemplo de perseverancia y trabajo duro.
La vacuna era inyectable y estaba basada en las tres variedades del virus cultivadas en tejido de mono e inactivados posteriormente en formol. Una vez se inyectaba en el organismo los virus recorrían el torrente sanguíneo y el sistema inmunológico del paciente desarrollaba defensas contra el virus. Las personas vacunadas no desarrollaban la enfermedad pero sí podían ser portadoras del virus que seguían propagando a través de las heces y la saliva.
Los primeros en probar la vacuna fueron un grupo de voluntarios entre los que figuraba el mismo Salk, su mujer y sus tres hijos. Todos los que probaron la vacuna generaron anticuerpos contra el virus y no enfermaron.
En 1953 publicaba su hallazgo la revista Journal of the American Medical Association. Tras esta primera prueba, Salk inició un ensayo clínico a gran escala con la ayuda de su mentor, el microbiólogo Thomas Francis Jr., El ensayo se hizo con 2 millones de niños. Los resultados probaron que la vacuna era efectiva y segura.
La información se hizo pública en abril de 1955. La población recibió la noticia con extremo entusiasmo y emoción. La vacunación masiva comenzó enseguida. Hoy la polio está erradicada en gran parte del mundo gracias a la vacuna. En América el último caso se produjo en 1991 en un niño peruano. En Europa se consideró erradicada en 2002.
Sin embargo, el virus sigue azotando en países envueltos en conflictos violentos donde es difícil llevar a cabo las campañas de vacunación. Por este motivo la enfermedad sigue siendo endémica en Afganistán, Pakistán y Nigeria y desgraciadamente en Oriente Medio y en el cuerno de África están volviendo a aparecer casos.
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