Tal día como hoy 5 de febrero del año 146 a.C acabó la tercera guerra púnica, la última de una serie de enfrentamientos que se produjeron entre la república de Roma y el imperio cartaginés, también conocido como púnico. Este combate definitivo acabó con la destrucción de la ciudad de Cartago - actual Túnez-, la esclavitud de su población, la anexión de sus territorios al Imperio Romano y la hegemonía de Roma en el Mediterráneo occidental.
La primera guerra púnica (264- 241 a.C) se libró por el control de Córcega y Sicilia, dos islas con gran interés estratégico. En el 264 a.C los cartagineses intervinieron en una disputa entre Mesina y Siracusa. Roma respondió a este desafío atacando Mesina y expulsando a los cartagineses de allí.
En el 260 a.C los romanos no pudieron hacerse con el control de Sicilia pero sí que lograron expulsar a los cartagineses de Córcega. Posteriormente la flota romana se hizo fuerte en África y Cartago a punto estuvo a punto de rendirse. Sin embargo, los términos impuestos por Roma eran demasiado severos y en el 255 a.C los cartagineses atacaron con un nuevo ejército basado en la caballería y los elefantes.
La batalla por Sicilia se retomó en el 254 a.C y acabó en el 241 a.C con la victoria de Roma y la rendición de Cartago. El imperio cartaginés cedió tanto Sicilia como las islas Lipari. Además tuvo que pagar una indemnización.
La segunda guerra púnica (218 a.C-201 a.C) comenzó cuando Aníbal atacó Sagunto, ciudad española que se encontraba bajo influencia romana. Roma exigió su retirada pero Cartago se negó a hacerlo y los romanos declararon la guerra a los cartagineses.
El plan de Aníbal era atacar a los romanos en Italia para que estos no pudieran enviar ejércitos a España o África. Para ello, atravesó con su gran ejército de hombres y elefantes los Pirineos y los Alpes. Los romanos no pudieron hacer frente al ataque y Aníbal pasó a controlar el norte de Italia.
Ganó varias batallas, conquistó Capua, segunda ciudad más grande de Italia, y llegó a vencer a un enorme ejército romano pero, incluso así, nunca atacó Roma. En el 211 a.C y gracias a una estrategia ofensiva basada en el desgaste e ideada por Quinto Fabio Máximo Cunctator, Roma recuperó la ciudad de Capua. Cartago tuvo que pagar una gran suma económica y ceder todos sus territorios no africanos.
La tercera guerra púnica se produjo entre los años 149 y 146 a.C. En este momento, Cartago se estaba recuperando económicamente gracias a la venta de productos agrícolas y materiales preciosos. Su recuperación se producía a pasos agigantados lo que despertó los celos y el miedo a que pudiera convertirse en un fuerte competidor de Roma. Se cree que fue Catón el Censor el que fomentó estos sentimientos entre los mercaderes romanos.
Los romanos encontraron un motivo para declarar la guerra a Cartago y fue una violación del tratado cometido por los cartagineses en el 150 a.C. Como respuesta, los romanos enviaron un ejército a África y, aunque los cartagineses repararon los daños que habían producido y entregaron sus armas, Roma estipuló que debían emigrar a algún sitio del interior donde se les prohibiera comerciar. Los cartagineses no aceptaron esta condición, prepararon un nuevo ejército y se prepararon para enfrentar el ataque de los romanos a la ciudad de Cartago.
Al mando del ejército romano estaba Escipión, quien amuralló el istmo en el que se encontraba la ciudad y cortó la entrada por mar de suministros. El ataque más fuerte de Escipión se produjo en el puerto y acabó con la destrucción de la ciudad y con sus habitantes convertidos en esclavos. Se dice que hasta sal arrojaron los romanos a los campos cartagineses, para que nunca jamás se pudiera cultivar en ellos.
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