Tal día como hoy 11 de febrero de 1934 nació en Londres la diseñadora de moda Mary Quant En 1955. Quant abrió su primera tienda de ropa en King’s Road y eligió un estilo de ropa atrevido y novedoso que estaba llamado a revolucionar los cánones que dictaba la aburrida moda de los 50.
Entre sus ideas: cortar sus faldas hasta tal punto que se dejaba ver parte del muslo. Su invento fue presentado en un desfile en 1964 y fue recibido con duras críticas por parte de los sectores más conservadores, pero hizo furor entre la gente joven.
Enseñar la mitad del muslo hace no demasiados años era todo un acto de rebeldía, y con esa palabra decidió lidiar Mary Quant, durante toda su carrera profesional. La diseñadora londinense revolucionó a un país que sufría aún los vestigios de la guerra, con la creación de la minifalda y la utilización de colores vivos en cada uno de sus diseños.
Hija de dos profesores de colegio, Quant estudió ilustración en la Escuela de Arte de Goldsmith ante la negativa de sus padres de formarse en el sector de la moda. Poco después de terminar su carrera, se casó con Alexander Plunket Greene, con quien decidió emprender su primera tienda de ropa en 1955, a la que llamaron Bazaar.
Al principio, Bazaar vendía prendas de otros diseñadores, pero cuando Quant se dio cuenta de que no encontraba la ropa que realmente quería ofrecer a su clientela, decidió realizar sus propios diseños. A partir de ese momento, la diseñadora se inspiró en la gente joven y adolescente, con prototipos sencillos y coloridos que rompían por completo con la austeridad de la época.
La popular minifalda - cuya patente se discute con el modisto francés Courrèges) - se convirtió en un símbolo de libertad y provocación que fue adoptado especialmente por las generaciones más jóvenes de todas las clases sociales.
En 1970, la diseñadora que declaró la guerra al buen gusto y defendió que "en lo vulgar estaba la vida", lanzó su propia línea de accesorios, maquillaje y ropa con elementos tan rompedores como los pantalones de campana, vestidos cortos, mallas de colores, shorts, tops calados, botas por encima de la rodilla, maxifaldas, impermeables de colores y hasta corbatas masculinas.
Sin duda, una fiel representación de la moda británica del swinging London, que se ejemplificaba a la perfección en la modelo británica Twiggy, que fue la musa de Quant durante muchos años por su imagen juvenil y su cuerpo delgado.
Aunque su modelo de negocio se basó siempre en ropa de calidad a un precio accesible, con la intención de confeccionar prendas que rompieran barreras económicas y pudieran estar en el mayor número de armarios posibles, fue gracias a su línea de cosméticos con la que Quant ganó cantidades ingentes de dinero durante los años 60, con sus estridentes delineadores planteados y pintauñas azules.
La margarita fue el símbolo con el que se identificaba al estilo sencillo y colorista de la londinense, que se convirtió en la representante de la moda informal y juvenil de la época, con modelos que se distribuían a escala industrial y que le causaron, en multitud de ocasiones, controversias con algunos políticos o incluso con la iglesia, que consideraba el estilo Quant totalmente indecoroso.
Actualmente, la revolucionaria Quant vive en Londres y trabaja como consultora en una empresa que lleva su nombre. Se convirtió en abuela, cuando su único hijo, Orlando, tuvo a Lucas Alexander. Octogenaria, mantiene el peinado del estilista Vidal Sassoon que fue su marca registrada y conserva el mismo aire ingenuo con el que revolucionó la moda en la década de 1960.
Su gran frustración, ha dicho, es no haber visto a la ex primera ministra Margaret Thatcher luciendo una de sus creaciones.
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