Tal día como hoy 28 de marzo de 1939, a las 11 de la noche, el buque británico Stanbrook abandonaba el puerto de Alicante con destino a Orán (Argelia). Lo hacía con las luces apagadas para no llamar la atención de los navíos de guerra franquistas que bloqueaban cualquier ruta para escapar de España y llevando a bordo un cargamento de naranjas y azafrán y a 2638 personas entre civiles y militares. Los del Stanbrook serían los últimos exiliados que saldrían de España antes de que terminara la guerra.
En los últimos meses de la guerra y frente al imparable avance de las tropas del bando nacional, el gobierno de la Segunda República había anunciado que el puerto de Alicante sería el punto de recogida para que la ayuda internacional y los barcos contratados se llevaran a aquellos ciudadanos que quisieran salir del país. Fueron miles las personas que se acumularon en el puerto, esperando una salvación que no llegaría.
Las tropas franquistas desplegaron un bloqueo total con barcos armados, artillería en puerto y la aviación nazi como refuerzo y abrieron fuego sobre la ratonera en la que se había convertido Alicante. El Stanbrook fue el último barco que consiguió huir y la decisión de llevarse a las casi 3000 personas fue tomada por el propio capitán del buque, Archibald Dickson, asumiendo grandísimos riesgos. Los que quedaron en el puerto confiando en la llegada de otro barco se convirtieron en los primeros prisioneros de un campo de concentración franquista.
El destino de los que sí pudieron subir al Stanbrook y huir es muy variado. Orán estaba bajo el gobierno de la autoridad colonial francesa y en un principio los exiliados fueron bien recibidos, pero rápidamente confinados en campos de refugiados. Algunos consiguieron marcharse a algún país de Europa como Francia y muchos otros se marcharon al otro lado del océano.
Los que permanecieron en territorio francés vieron truncarse su suerte ya que, al poco tiempo, Francia sería invadida por Alemania y se constituiría en ella un gobierno colaboracionista que utilizaría a los exiliados republicanos como mano de obra o los mandaría a campos de concentración como el de Mauthausen.
Algunos de los hombres que habían luchado en la Guerra Civil escaparon de esos lugares y se unieron a la resistencia francesa o a alguno de los ejércitos aliados.
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