Tal
día como hoy, 23 de marzo de 1956, la República Islámica de
Pakistán se convierte en una república independiente dentro de la
Commonwealth británica. Después de los combates en Pakistán e
India en 1947, los musulmanes se mudaron a Pakistán, creando un país
donde el 96% de la población son musulmanes. Actualmente Pakistán
tiene la sexta población más grande del mundo.
Pakistán nació en 1947 tras la división del subcontinente indio por el Imperio Británico en la Unión India y en el Estado de Pakistán, sin contar con Cachemira, cuya particular situación -población musulmana bajo soberanía india-, ha sido la causa de dos de las tres guerras libradas por la India y Pakistán.
En 1971 el ala oriental de Pakistán se independizó y dio lugar al nacimiento de Bangladesh, tras una cruenta guerra en la que los secesionistas bangladesíes contaron con el apoyo militar de la India.
En 1973, el nuevo estado paquistaní reducido a su porción occidental, se convirtió en una república federal y el presidente, Zulfikar Alí Bhutto, líder civil que propugnaba un socialismo laico tras 13 años de régimen militar, fue nombrado primer ministro. Cuatro años después fue derrocado por el general Zía ul-Haq, que ordenó su ahorcamiento, islamizó el país e impuso fuertes medidas represoras.
La muerte de Ul-Haq en 1988 tras explotar su avión, provocó el regreso a la democracia y convirtió a Benazir Bhutto, hija del ex presidente Zulfikar Alí y líder del Partido Popular de Pakistán (PPP), en la primera mujer que gobernaba un estado islámico. Durante la década de los noventa se alternaron en el poder Benazir Bhutto y el líder de la conservadora Liga Musulmana, Nawaz Sharif, entre acusaciones de corrupción y condenas judiciales.
El 12 de octubre de 1999, el jefe del Ejército paquistaní, general Pervez Musharraf, derrocó en un golpe de Estado incruento a Sharif -que en abril de 2000 fue condenado a cadena perpetua- y en junio de 2001 se autoproclamó presidente.
Tras los atentados en EEUU en septiembre de 2001, Pakistán se convirtió en aliado de Washington, que invadió el vecino Afganistán y derrocó al régimen talibán, al que Pakistán fue uno de los pocos países que reconoció. Esta alianza se tradujo en una serie de ventajas financieras y un acercamiento a Occidente.
Musharraf se mantuvo en el poder ocho años pero en la última fase su régimen se debilitó a raíz de decisiones como declarar en 2007 el Estado de emergencia. En 2007 regresaron de largos exilios Benazir -asesinada en un atentado suicida en diciembre de ese año- y Sharif, y el PPP y la Liga Musulmana se convirtieron en las fuerzas más votadas en las elecciones generales celebradas a principios de 2008.
El PPP ha encabezado el Gobierno durante esta última legislatura, en la que la violencia terrorista ha alcanzado máximos históricos con decenas de miles de muertos, la economía se ha ralentizado y las relaciones con la India y EEUU han sufrido serios reveses.
Islamabad y Nueva Delhi retomaron en 2011 el proceso de diálogo tras un parón de más de dos años por la implicación de un grupo terrorista paquistaní en los atentados en la ciudad de Bombay en 2008. Los lazos con Washington se debilitaron mucho por una serie de incidentes en 2011, entre los que destaca la muerte de Osama bin Laden en una operación de comandos de EEUU en el norte del país asiático sin el conocimiento previo de Pakistán.
Pese a ello, el difícil aliado de EEUU en la llamada guerra contra el terrorismo, cuyo aparato de seguridad está acusado de seguir ofreciendo apoyo encubierto a facciones talibanes.
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