Tal día como hoy 25 de marzo de 1808 nace en Almendralejo -Badajoz-, José de Espronceda, considerado como uno de los grandes poetas del Romanticismo español.
Idealista, liberal y tan activo en la política como aficionado a los líos de faldas, la vida de Espronceda se caracteriza por su defensa de una libertad que muchas veces le puso en aprietos. Hijo de familia con tradición militar, fue discípulo del poeta Alberto Lista y demostró un gran interés por la literatura y la política desde muy joven.
Liberal hasta la médula como era, fundó una sociedad secreta tras la ejecución de Rafael de Riego en 1823, que buscaba promover las libertades frente al autoritarismo de Fernando VII pero la represión le expulsó de Madrid y se recluyó durante unos meses en un convento de Guadalajara donde estaba destinado su padre.
La situación política que vivía España hizo que se marchara a Inglaterra, Portugal y Francia, donde participó en las jornadas revolucionarias de los años 30 del siglo XIX. Con la muerte de Fernando VII y la amnistía promulgada, Espronceda decide regresar a España y desempeña el trabajo de periodista y literato aunque toda su vida estuvo plagada de encarcelamientos y exilios más o menos prolongados.
En 1840, la victoria de los liberales le permitió dar el salto a la primera línea de la política nacional y entra como diputado por Almería. José de Espronceda moriría en 1842 por difteria, cuando solo tenía 34 años. Su fama como poeta y su prometedora carrera en la política hicieron de su entierro un auténtico evento popular.
Su producción literaria cuenta con títulos que, en la actualidad, son considerados clásicos imprescindibles de la lengua española. Entre ellos se destacan El estudiante de Salamanca, El diablo mundo, Canción del pirata o El verdugo.
Espronceda se sentía profundamente atraído por personajes marginales que siguieran sus propias normas como los piratas. Igual que él hizo en vida, sus protagonistas son rebeldes empedernidos que no solo se ven ligados a un trágico destino, sino que lo enfrentan a él hasta su último aliento.
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