Tal día como hoy 5 de septiembre del 1800, el almirante inglés Horatio Nelson, que ha sitiado Malta con una flota integrada por buques británicos, portugueses y napolitanos, conquista la isla, tras haber estado en manos francesas desde 1798.
En 1798 Napoleón Bonaparte llegó a Malta a bordo de su buque insignia L’Orient al frente de la Armada francesa, camino a Egipto para contrarrestar la influencia británica en el Mediterráneo; y exigió que se permitiera aprovisionarse de agua a sus barcos, pero los Caballeros de la Orden de Malta se negaron.
Los franceses desembarcaron y tomaron la isla sin apenas librar combate; muchos de los Caballeros estaban coaligados con los franceses, y los malteses eran reacios a presentar batalla. El 11 de junio de 1798 la Orden se rindió a Napoleón.
Este permaneció en Malta solo seis días - en el Palazzo de Parisio, en La Valeta-, pero cuando se marchó, L’Orient iba cargado de plata, oro, pinturas y tapices expoliados en las iglesias, los aubergues y la enfermería de la Orden.
Casi todo el tesoro acabó en el fondo del mar meses después, cuando la Armada británica a las órdenes de Horatio Nelson destrozó la flota francesa en la batalla del Nilo. Los franceses abolieron, además, la aristocracia maltesa, borraron escudos de armas, desacralizaron iglesias y cerraron monasterios.
Napoleón dejó tras de sí una guarnición de 4000 hombres, pero un espontáneo levantamiento de los malteses los cogió desprevenidos y tuvieron que retirarse intramuros de La Valeta. Una delegación maltesa recabó ayuda de los británicos, que impusieron un bloqueo naval.
La guarnición francesa capituló en septiembre de 1800, y la captura de Malta devolvió el control del Mediterráneo central al Reino Unido y fue un paso importante en la invasión y la liberación de Egipto del dominio francés en 1801.
Una condición esencial del Tratado de Amiens en el mismo año, que puso fin a las Guerras Revolucionarias Francesas, fue que Malta fuera evacuada por los británicos. Pablo I de Rusia protestó por la administración británica de Malta.
El disgusto del zar lo llevó a planear, poco antes de su asesinato, una invasión franco-rusa del Medio Oriente. Alejandro I de Rusia, al ser jefe titular de la Orden de los Caballeros de San Juan, exigió que se entregara el control de la isla a Rusia antes de acordar una alianza con el Reino Unido.
El primer ministro William Pitt se negó rotundamente y en consecuencia se iniciaron poco después las Guerras Napoleónicas. La isla se mantuvo bajo dominio británico hasta conseguir su independencia en 1964.
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