lunes, 20 de septiembre de 2021

La Batalla de Villarrobledo

 

Tal día como hoy 20 de septiembre de 1836 tuvo lugar la Batalla de Villarrobledo - Albacete - en el contexto de la Primera Guerra Carlista.

El conflicto había estallado en 1833 tras la muerte del rey Fernando VII y su decisión de mantener la derogación de la Ley Sálica que nombraba heredera de la corona a su hija Isabel. Esta situación dividió al ejército y a la clase política española entre quienes defendían el derecho de Isabel (los sectores más liberales) y quienes pensaban que el que debía gobernar era el infante Carlos María de Isidro (seguidores del régimen absolutista).

La Batalla de Villarrobledo tuvo lugar durante la Expedición Gómez, un intento del carlista Miguel Gómez de avanzar hacia Madrid y tomar la ciudad.

Los carlistas habían reunido sus tropas en Utiel  -Valencia - y su plan era marchar hasta Madrid y atacar directamente en el corazón del bando isabelino. Sin embargo, Gómez recibió noticias de que el oficial isabelino Isidro Alaix le pisaba los talones y contaba con la temible caballería de húsares de Diego de León. Así, abandonó Albacete, ciudad que había  y se refugió en Villarrobledo esperando poder defender las posiciones.

En la madrugada del día 20, Alaix lanzó a sus tropas contra la muralla de Villarrobledo y logró expulsar, no sin esfuerzo, a los carlistas a los que persiguió. Hubo un segundo enfrentamiento en Vega de San Cristóbal y aunque los carlistas tuvieron que volver a retirarse, causaron el suficiente daño a los isabelinos como para que desistieran en su persecución.

Los carlistas, no fueron perseguidos de inmediato por Alaix ya que pese a las bajas sufridas por Gómez, el jefe isabelino consideró que sus tropas no eran suficientes para enfrentarse de inmediato con el enemigo. El jefe carlista marchó a Osa de Montiel, obligado por el desastre sufrido en Villarrobledo a desistir de su intención de marchar hacia Madrid.

La batalla constituyó el mayor revés que sufrió el general Miguel Gómez en su expedición, pues a las enormes bajas hay que sumar la pérdida casi completa de su caballería, 2.000 fusiles y bastante munición. No se registraron bajas civiles, a pesar de que las murallas que por entonces aún tenía la ciudad se vieron seriamente afectadas. 

 

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