Tal día como hoy 27 de noviembre de 1493, Cristobal Colón llega al Fuerte de la Natividad, en la actual Haití, que había fundado el 25 de diciembre de 1492 y comprueba que todos sus compañeros han sido masacrados por los indios.
En la noche del 27 de noviembre las naves castellanas al mando de Cristobal Colón, fondearon frente a donde habían construido el fuerte casi un año antes, pero como la oscuridad imposibilitaba ver, optaron por esperar al día siguiente para acercarse a la costa y desembarcar con la luz del día.
Al día siguiente y antes de llegar a la zona, vieron dos cadáveres flotando en el agua, pero no pudieron averiguar si eran cristianos o nativos por su avanzado estado de descomposición. A las pocas horas encontraron dos cadáveres más, siendo uno de ellos barbudo, lo cual era indicio de que fueran españoles pues los nativos eran imberbes.
Al día siguiente, desembarcaron varios marineros y se encontraron el fuerte reducido a cenizas y todo desperdigado por los alrededores, pero de los españoles no vieron a ninguno, por lo que fueron a informar a Colón de la situación y se hizo una ronda alrededor de la zona buscando indios que le pudiesen explicar lo acontecido, pero al ver a los españoles todos huían hacia la selva. Más tarde llegó a las naves una canoa de indios, que le explicaron que el cacique Guacanagarí, no podía ir a visitarle porque se encontraba herido y le invitaba a él a visitarle a su poblado.
Colón acudió ansioso por saber qué había ocurrido y se encontró al cacique recostado en una camilla con una pierna vendada, el cual le explicó que en la lucha por defender el fuerte Navidad resultó herido. El médico de la expedición se ofreció a ayudarle y le examinó, pero no observó ninguna herida, lo cual dio a pensar que estuviese fingiendo y algunos sospecharon.
El cacique les contó que Caonabo, uno de los caciques más poderosos de la isla, celoso del poder de los invasores, observó que el grupo dejado en el fuerte se dividió en dos, por disputas por el oro y las mujeres.
Uno de estos grupos decidió abandonar el fuerte e internarse en la isla donde fueron muertos por los guerreros de Caonabo, que se dirigieron al fuerte a terminar con los restantes marineros que allí permanecían, objetivo que fue alcanzado a pesar del apoyo prestado por Guacanagarí, cuyo poblado también fue arrasado, cosa totalmente falsa, pues vieron que estaba sin daños, disipándose las pocas dudas que pudiese tener sobre su real actuación..
Estos hechos fueron un duro golpe para Colón pues tenía muchas esperanzas de que los 39 marineros dejados en el fuerte hubiesen avanzado en la exploración y realizado importantes hallazgos.
Ante el peligro de que Caonabo volviese a atacar, decidieron buscar un emplazamiento más seguro hacia el este y allí fundaron la primera ciudad española en el Nuevo Mundo, a la que se puso por nombre La Isabela, en honor a Isabel la "Católica"
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