miércoles, 1 de noviembre de 2017

El terremoto de Lisboa de 1755

Tal día como hoy 1 de noviembre de 1755 la ciudad de Lisboa queda destruida a causa de un seísmo, con resultado devastador ya que mueren entre 60.000 y 100.000 personas y muchas más resultan gravemente heridas y pierden sus viviendas.

El terremoto de Lisboa de 1755, se caracterizó por su gran duración y su violencia, ya que los  geólogos estiman hoy que la magnitud del mismo sería de aproximadamente un 9 en la escala de Richter, con su epicentro en un lugar desconocido en el océano Atlántico a menos de 300 km de Lisboa.

El sismo fue seguido por un maremoto y un incendio que causaron la destrucción casi total de la ciudad, siendo este el primer terremoto cuyos efectos fueron estudiados científicamente, por lo que marcó las bases de la sismología moderna.

Los informes contemporáneos indican que duró entre tres minutos y medio y seis minutos, produciendo grietas de cinco metros de ancho en el centro de ciudad. Los supervivientes, pudieron observar como el agua del mar empezó a retroceder y minutos después del terremoto, tres tsunami de entre 6 y 20 metros engulleron el puerto y la zona del centro, subiendo por el río Tajo, mientras los incendios surgieron rápidamente y las llamas asolaron la ciudad durante cinco días

A causa de ser la festividad de Todos los Santos había numerosas lamparillas encendidas y eso provocó un voraz incendio en el que el ochenta y cinco por ciento de los edificios de Lisboa resultaron destruidos, incluyendo palacios y famosas bibliotecas, así como la mayoría de los ejemplos de la arquitectura distintiva del siglo XVI portugués.

Los archivos reales desaparecieron junto con los expedientes históricos que describían las exploraciones portuguesas y también se destruyeron importantes iglesias de Lisboa, como la catedral de Santa María, las basílicas de São Paulo y la iglesia de la Misericordia.

Debido a la suerte, la familia real portuguesa escapó ilesa de la catástrofe, ya que el rey José I y la corte habían salido de la ciudad, después de asistir a misa al amanecer, satisfaciendo el deseo de una de las hijas del rey de pasar el día de la fiesta de Todos los Santos lejos de Lisboa.

Al igual que el rey, el primer ministro marqués de Pombal, sobrevivió al terremoto y con el pragmatismo que caracterizó todas sus acciones, comenzó inmediatamente a organizar la recuperación y la reconstrucción, enviando bomberos al interior de la ciudad para extinguir los incendios, y a grupos organizados para enterrar los millares de cadáveres, muchos de los cuales fueron cargados en barcazas y tirados al mar, más allá de la boca del Tajo para evitar epidemias.

Poco después de la crisis, el primer ministro y el rey contrataron arquitectos e ingenieros, y en menos de un año, Lisboa estaba ya libre de escombros y comenzando la reconstrucción. La nueva zona céntrica de Lisboa, conocida hoy día como Baixa Pombalina - construida tras el terremoto - es una de las atracciones turísticas más conocidas de la ciudad.

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