Tal día como hoy 7 de noviembre de 1659, se firma el Tratado de los Pirineos entre Mazarino, en representación francesa y don Luis de Haro, en representación española.
El Tratado o Paz de los Pirineos, fue un acuerdo internacional suscrito por Luis de Haro y Mazarino, representantes de las monarquías española y francesa, en la isla de los Faisanes sobre el río Bidasoa, para poner fin a un conflicto iniciado durante la guerra de los Treinta Años
Francia entró en la guerra de los Treinta Años tras las victorias españolas contra los rebeldes holandeses en 1620 y contra los suecos en Nördlingen y comenzó a interferir en la política española, apoyando a los catalanes durante la sublevación de Cataluña, al tiempo que España apoyaba la Revuelta de la Fronda en 1648 en Francia.
En la Paz de Westfalia, en 1648, que puso fin a la guerra de los Treinta Años, Francia se anexionó Alsacia y Lorena, cerrando el llamado “Camino Español” que unía las posesiones españolas en Italia y en Flandes a través de Suiza y el Franco Condado, lo cual llevó a una guerra abierta entre ambos países.
Tras diez años de luchas, Francia, con la ayuda de Inglaterra, venció a las tropas españolas en la batalla de las Dunas, en 1658, firmándose la paz un año después en la isla de los Faisanes.
Francia recibió el condado de Artois y una serie de plazas fuertes en Flandes y Luxemburgo y devolvió a España el Charolais y las conquistas de Italia. Asimismo se concertó la cesión a Francia del Rosellón, el Conflent, el Vallespir y parte de la Cerdaña, situados en la vertiente septentrional de los Pirineos, que las tropas francesas habían ocupado en apoyo de los sublevados catalanes, fijándose la frontera entre los dos países siguiendo los Pirineos, salvo en lo que se refiere al diminuto enclave de Llivia y al valle de Arán
El tratado, también preveía la boda entre Luis XIV de Francia y María Teresa de Austria, hermana de Felipe IV de España, cuya dote se fijó en medio millón de escudos de oro, compensación no se pagó nunca y sirviendo de excusa a Luis XIV para anular el tratado siendo uno de los factores que llevará a la Guerra de Sucesión Española en 1702.
En cuanto al Rosellón, el compromiso incluía mantener la vigencia de los "Usatges" (usos y costumbres que forman la base de las constituciones catalanas) al norte de los Pirineos, pero esta parte no fue respetada por el rey francés Luis XIV y un año después -1660-, los Usatges fueron derogados, lo que implicó la abolición de las instituciones propias en la Cataluña del otro lado del Pirineo, así como la prohibición del uso del catalán en el ámbito público y oficial so pena de invalidarlo.
Esto provocó la protesta de algunos habitantes catalanes, ya que ello implicó la ruptura de algunas familias, aunque sin resultado alguno.
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