Tal día como hoy 4 de noviembre de 1605, en Inglaterra se descubre la Conspiración de la Pólvora.
La conspiración, fue un complot fallido organizado por católicos ingleses para matar al rey Jacobo I, su familia y la aristocracia protestante con una explosión e incitar una rebelión, que pretendía ser la señal para un gran levantamiento de los católicos, descontentos por las severas medidas penales adoptadas contra ellos, que finalizaría con la instalación de un rey obediente al Papa en el trono inglés.
La difunta reina Isabel I, había prohibido a los católicos ir a misa y les obligó a asistir a los oficios de la Iglesia de Inglaterra. Cuando le sucedió Jacobo I, se pensó que se suavizarían las leyes anticatólicas, pero ocurrió todo lo contrario y se endurecieron.
En marzo de 1604, se reunieron los conspiradores; Robert Catesby, Thomas Winter, John Wright y Guy Fawkes, y su plan consistía en colocar unas cargas de pólvora en los sótanos del Parlamento para hacerlas estallar en la ceremonia de apertura. Al año siguiente se sumaron al proyecto otros cinco personajes y los conspiradores alquilaron una dependencia en los sótanos del Parlamento, donde fueron almacenando 36 barriles de pólvora, aguardando a que el rey abriese las puertas del Parlamento, para hacerlos estallar.
Diez días antes de atentado, una carta anónima advertía al noble católico, William Parker, del peligro que corría al asistir a la ceremonia por lo que se dio orden al jefe de seguridad para que registrase el edificio del Parlamento, donde encontraron a Guy Fawkes ultimando los preparativos para la voladura, el cual fue arrestado y torturado brutalmente, hasta su confesión.
Tras esto, los conspiradores fueron detenidos y ejecutados siguiendo la costumbre con los traidores: “Colgándoles del cuello sin dejarles morir, seccionándoles los genitales, echándolos al fuego ante sus propios ojos y, hallándose aún vivos, destripándoles y arrancándoles el corazón antes de decapitarles y despedazarles. Luego se expondrían ante el público las cabezas clavadas en picas y serían arrojados los restantes trozos a los pájaros para su alimento”.
Para asistir a las ejecuciones hubo que pagar entradas como a cualquier espectáculo de masas y solo Fawkes evitó este terrible destino, saltando de la escalera del patíbulo con la soga al cuello, rompiéndose el cuello en el acto.
Aunque el sótano donde se almacenó la pólvora desapareció en el incendio de 1834, desde aquel día, la guardia del Parlamento ha seguido registrando el edificio todos los años como preámbulo a la ceremonia de apertura por el monarca —actualmente, la reina Isabel II—, más por conservar la tradición que como precaución, pues existen métodos modernos para contrarrestar cualquier tipo de atentado.
El 5 de noviembre de cada año, se celebra en el Reino Unido el fracaso del complot, que se conoce como la “Noche de Guy Fawkes, la Noche de la Hoguera y la Noche de los Fuegos Artificiales”.
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