Se conoce como Conspiración de El Escorial y Proceso de El Escorial, a un juicio llevado a cabo en esta ciudad, en 1807, tras detectarse un plan, ideado por los hombres de confianza del entonces príncipe de Asturias, Fernando, a sabiendas de este, para derrocar a su padre, el rey Carlos IV.
A comienzos del siglo XIX, España se encontraba arrinconada por el Primer Imperio francés, que comenzaba su ambiciosa expansión y en un ambiente caldeado de relaciones diplomáticas, el rey Carlos IV nombró en 1792 a su valido Manuel Godoy, secretario de Estado, cargo en el que reemplazó a Pedro Cevallos, primo hermano suyo.
Napoleón Bonaparte, entonces primer cónsul de Francia, amenazaba a España con una guerra, de persistir las políticas llevadas a cabo por Godoy, presuntamente pro-inglés y por eso en 1805 España dio un cambio radical a su política, firmando un tratado de mutua ayuda con el recién coronado emperador francés.
Este tratado - Tratado de Fontainebleau - llevó a una alianza entre España y Francia, que condujo a la guerra contra Inglaterra la cual culminó con la victoria inglesa en la batalla de Trafalgar, derrota que hizo que Godoy se ganara muchos enemigos en la corte, entre otros Fernando, príncipe de Asturias que más tarde sería el rey Fernando VII y al que Godoy le era declaradamente hostil, no deseaba su ascenso al trono, lo que hizo que fuera el príncipe quien encabezara la conspiración para derribarlo del poder.
La conspiración fue descubierta el 27 de octubre de 1807, el mismo día de la firma del Tratado de Fontainebleau, en él que se estipulaba la invasión militar conjunta franco-española de Portugal que permitía el paso de 25.000 soldados franceses por territorio español, siendo así el antecedente de la posterior invasión francesa de la península ibérica y de la Guerra de la Independencia Española.
El 30 de octubre de 1807, el rey Carlos IV, publicó un decreto real dando a conocer la implicación de su hijo en la conspiración para derrocarle y el 5 de noviembre se publicó la declaración de culpabilidad de Fernando; “Estoy muy arrepentido del gravísimo delito que he cometido contra mis padres y Reyes”
Para conseguir el perdón de su padre el rey, el príncipe – como buen cobarde que era - delató a sus cómplices, entre ellos, el duque del Infantado, Escoiquiz, el marqués de Ayerbe, el conde de Orgaz y algunos militares.
Todos ellos, el 25 de enero de 1808 fueron absueltos por el Consejo de Castilla “por no haberse probado, por parte del fiscal, los delitos comprendidos en la acusación”, siendo sentenciados al destierro de al menos 40 leguas de la Corte.
Poco tiempo después - 19 de marzo de 1808 - el felón Fernando VII, era designado rey de España.
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