martes, 6 de marzo de 2018

José Rodríguez Losada, “el relojero de la Puerta del Sol”

Tal día como hoy 6 de marzo de 1870, muere José Rodríguez Losada, famoso relojero español en el exilio.

Rodríguez Losada  fue un relojero, militar liberal exiliado en Londres, conocido por haber donado gratuitamente al Ayuntamiento de Madrid el reloj que preside la Puerta del Sol de Madrid

Nació en Iruela, provincia de León, poco se sabe de su infancia pero al parecer, cuidaba las vacas de su familia y cuando se le perdió una ternera durante la noche, la buscó con terrible miedo de las represalias familiares al enterarse de la pérdida del animal y tras ver muerta a la res, huyó hasta Extremadura.

Tras este incidente, aparece algunos años después en Madrid como Oficial del Ejército Español durante el periodo del Trienio Liberal, huyendo a Francia perseguido por la justicia  a causa de sus tendencias liberales.

De Francia se dirige a Londres, uno de los destinos habituales de los emigrados liberales al amparo del “Comité de Ayuda a los Emigrantes”  y trabaja como mozo de limpieza en una relojería, donde  con las maquinarias deshechas y tiradas a la basura Losada componía verdaderos relojes.

Poco a poco gracias a su natural habilidad, va logrando confianza hasta llegar a ser Oficial Relojero y cuando el dueño de la relojería cae enfermo es José el encargado de sustituirlo, y a su muerte hereda el negocio, que lo expande en el mercado español e iberoamericano, cinco años después de que se fuera huyendo de la justicia en España.

Losada contrae matrimonio el 18 de agosto de 1938 con una ciudadana inglesa, Ana Hamiltton y pronto abre sucursales en Europa y sobre todo en América Latina y Filipinas. En la trastienda de su negocio se establece una tertulia que él mismo denomina: “La Tertulia del Habla Española”, a la que  acuden personajes como Zorrilla, Ramón Cabrera, Juan Manuel de Rosas o el General Prim.

En 1858 Losada hace donación  de dos docenas de cronómetros a la Marina Española, regresando a España cuando reina Isabel II con el Gobierno de O'Donnell.  Es posible que se fijara en el reloj  del Ministerio de Gobernación y que recibiera quejas de los madrileños por su mal funcionamiento, por lo que decidió fabricar un reloj que solucionara estos problemas.

El retorno a Londres supone una etapa de actividad frenética en el campo de la relojería y en especial los esfuerzos dedicados al reloj de Iruela y al reloj para Madrid, pieza esta última que le ocuparía más de cuatro años

En cuarenta años de exilio, Losada regresó tres veces a España, pero siempre mantuvo la residencia en Londres junto a sus tiendas de relojería, falleciendo el 6 de marzo de 1870, en Londres dejando una inmensa fortuna que heredaron sus hermanas, un sobrino, su médico y sus sirvientes.

De la fama y tesón de este leonés hay diversos poemas realizados y dedicados por su gran amigo José Zorrilla.

“Losada es un gran mecánico que adquirió inmenso renombre y, no obstante, vale el hombre más que su reputación. Aunque, seco, cejijunto y algo brusco en sus modales, leal entre los leales, tiene de oro el corazón. Y es que hay muchos papanatas, muchas máquinas vivientes, que menos inteligentes que sus cronómetros son, porque discurren y yerran; y estos nunca se equivocan, pues cuando las tantas tocan es porque las tantas son.” (José Zorrilla)

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