viernes, 30 de marzo de 2018

Los Sucesos de Aznalcóllar

Tal día como hoy 30 de marzo del 1935, tiene lugar el segundo y último día de los Sucesos de Aznalcóllar (Sevilla)

Estos hechos fueron unos acontecimientos violentos ocurridos los días 29 y 30 de marzo de 1935 en el municipio sevillano de Aznalcóllar entre falangistas de Sevilla e izquierdistas de Aznalcollar.

El día 29 de marzo acudió a Aznalcóllar un grupo de cuatro falangistas para vender y difundir su revista-ideario ARRIBA, y se produjeron discusiones entre miembros de la izquierda y los falangistas, resultando apuñalado en su transcurso el falangista Adrián Iruzta.

Al día siguiente acudieron 20 falangistas para seguir vendiendo su revista e inmediatamente se produce una pelea de más de dos horas en la que, debido a una pedrada en la cabeza, cae al suelo el falangista Manuel García Míguez,  perito industrial, siendo rematado por un disparo a quemarropa y  también muere en el mismo enfrentamiento el izquierdista que remató al falangista, con lo que el saldo final es de dos muertos y cinco heridos.

Después de su retirada del pueblo sevillano varios falangistas fueron detenidos en Sanlúcar la Mayor y encarcelados. Se les acusa de homicidio, y el fiscal pide 14 años de prisión para cada uno, siendo en el juicio defendidos por José Antonio Primo de Rivera, resultando condenados el 5 de octubre tres de ellos a dos años y once meses de cárcel, quedando absueltos los demás.

El cadáver de Manuel García Míguez fue llevado al cementerio municipal en el carro de la basura del pueblo siendo sometido a insultos, pedradas y vejaciones y la Falange le concedió una medalla honorífica a título póstumo, la única entregada póstumamente por dicha organización.

El día 12 de mayo de 1935, José Antonio Primo de Rivera, en un discurso en El Gran Teatro de Córdoba recordó estos sucesos para arengar a la multitud:

"En estos días han muerto dos camaradas magníficos, uno en Salamanca, otro en Aznalcóllar; mientras estamos aquí reunidos, trece de los nuestros sufren cárcel en Sanlúcar la Mayor. Así todos los días, una juventud escéptica, perezosa, se va convirtiendo en una juventud militante. Estad seguros de que este ímpetu nuestro triunfará al cabo.”

España era un polvorín a punto de estallar...

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