domingo, 28 de mayo de 2023

Los bombardeos de ciudades durante la Guerra Civil Española

 

Tal día como hoy, 28 de mayo de 1937, la Guerra Civil en España comienza a librarse también en el aire, cuando los dos bandos utilizan más de 70 aviones para bombardear y arrasar las ciudades de Valencia y Santander en la peor destrucción jamás vista por el uso de aviones en una guerra, siendo civiles la mayoría de las víctimas.

Durante la Guerra Civil Española la aviación se convirtió en un arma clave que condicionó el desarrollo del conflicto bélico y contribuyó decisivamente a la victoria franquista. Y, en este sentido, debemos destacar la importancia de los bombardeos estratégicos sobre ciudades  de la retaguardia.

En la provincia de Tarragona,  la aviación franquista realizó 1.353 ataques aéreos sobre las ciudades de la retaguardia republicana causando la muerte a 1.135 personas y heridas a otras 1.346, además de la destrucción parcial de las ciudades de Tarragona, Reus, Flix, Amposta, Tortosa, El Perelló, L’Ampolla y Sant Vicenç de Calders. Otras poblaciones catalanas sufrieron también intensos bombardeos franquistas: Barcelona, Vilanova y la Geltrú, Sitges, Sant Adrià del Besós, Badalona, Manresa, Granollers,Feliu de Guíxols, Palamós, Figueras, y Port de la Selva.

La ciudad de Barcelona padeció un verdadero asedio aéreo entre el 13 de marzo de 1937 y el 26 de enero de 1939. Durante este período se registraron unas 400 alarmas y unos 200 ataques aéreos que destruyeron, total o parcialmente, unos 6.000 edificios y causaron la muerte directa de más de 2.750 personas y heridas a más de 7.000. El número de víctimas superaría las 4.000 si se contabilizasen las personas que murieron posteriormente a causa de las heridas padecidas durante los bombardeos.

También fueron bombardeadas sistemáticamente las ciudades de Madrid, Durango, Santander, Almería, Castelló, Sagunto, Valencia, Águilas, Alacant, Alcoy, Cartagena, Albacete, Almería y Guernica que se convirtió en un verdadero símbolo popular y en el caso más estudiado.

La aviación republicana también bombardeó, aunque con mucha menor intensidad, debido a su menor fuerza aérea, algunas ciudades de la retaguardia franquista como Córdoba, Cabra, Valladolid, Salamanca, Toledo o Burgos. 

Los bombardeos aéreos sobre ciudades de la retaguardia y sus objetivos y efectos durante la guerra provocaron un amplio debate europeo y ambos bandos realizaron a su alrededor una intensa campaña propagandística.

Las ciudades reaccionaron contra los ataques aéreos con la defensa activa y la defensa pasiva. La defensa activa  estaba constituida fundamentalmente por la aviación de caza, los cañones y ametralladoras antiaéreas y los sistemas de observación, y estaba en manos del ejército.

Su objetivo era la detección y neutralización de los aviones atacantes, es decir, evitar que bombardearan o que lo hicieran el mínimo posible. La defensa pasiva tenía como objetivo proteger a la población civil y reducir el número de víctimas causadas por los bombardeos, mediante la previsión, la protección y el salvamento.

El déficit armamentístico republicano afectó al frente, pero, sobre todo, a las ciudades de la retaguardia que quedaron insuficientemente defendidas ante las agresiones aéreas. 

Las dificultades para organizar una defensa activa eficiente, llevaron a centrar los esfuerzos en la defensa pasiva con el objetivo de proteger a la población civil, siendo el caso más claro la construcción de refugios en todas las ciudades, de ambos bandos.

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