Relación efemérides históricas; cuentos, reflexiones, poesias...
viernes, 31 de julio de 2015
La “Armada Invencible”, historia de un fracaso
Tal día como hoy 31 de julio de 1588, la Armada Española – “La Invencible”- compuesta de 127 barcos, llega a las costas de Inglaterra.
El ataque fracasó, pero la Guerra se extendió 6 años más y terminó con el Tratado de Londres de 1604, favorable a España.
Felipe II decidió organizar el ataque desde Portugal y los actuales Países Bajos, no pretendiendo la anexión de las islas británicas, sino la expulsión de Isabel I del trono inglés, como respuesta a la ejecución de María Estuardo y a la política anti-española de piratería.
La muerte del almirante de Castilla Álvaro de Bazán, poco antes de la partida de la flota, forzó su sustitución por Alonso Pérez de Guzmán, mucho peor marino, pese a lo cual 87 barcos - unas tres cuartas partes – lograron regresar a España.
Al año siguiente Inglaterra intentó aprovechar la ventaja obtenida tras este fracaso español y realizó su propia flota, “la Contraarmada o Invencible inglesa”, aún mayor que la española, integrada por 137 barcos, resultando otro absoluto fracaso y devolviendo el statu quo del conflicto a sus inicios.
La afirmación, comúnmente aceptada incluso en España, de que la Gran Armada estaba formada por “navíos muy pesados, que habían sido derrotados por los navíos ingleses mucho más ligeros y con cañones de más alcance” ha sido calificada recientemente como un absurdo.
Fueron las tripulaciones de la flota inglesa las que añadieron el apelativo de “Invencible” a la Gran Armada, pero en sus inicios no tenía las connotaciones irónicas que la leyenda negra española le añadió después, sino de temor ante el poder de la flota, pues los barcos españoles eran de gran porte y peso, para obtener una mayor estabilidad de navegación y mayor precisión en el tiro.
En efecto, la flota inglesa de seguimiento no pudo en ningún momento acercarse a la Gran Armada para hostigarla o retrasar su avance y aunque los barcos ingleses se mostraron más ágiles y maniobreros que los españoles y su artillería era de mejor calidad, los galeones de la Armada Invencible fueron sólidos e imbatibles y nadie se atrevió a desafiarles a corta distancia salvo breves periodos de tiempo.
Sin embargo, las malas condiciones atmosféricas en que se desarrolló el intento de invasión y sobretodo, el pésimo mando ejercido por el almirante en jefe de la flota española, hicieron que la expedición se saldase con un absoluto fracaso.
El ataque fracasó, pero la Guerra se extendió 6 años más y terminó con el Tratado de Londres de 1604, favorable a España.
Felipe II decidió organizar el ataque desde Portugal y los actuales Países Bajos, no pretendiendo la anexión de las islas británicas, sino la expulsión de Isabel I del trono inglés, como respuesta a la ejecución de María Estuardo y a la política anti-española de piratería.
La muerte del almirante de Castilla Álvaro de Bazán, poco antes de la partida de la flota, forzó su sustitución por Alonso Pérez de Guzmán, mucho peor marino, pese a lo cual 87 barcos - unas tres cuartas partes – lograron regresar a España.
Al año siguiente Inglaterra intentó aprovechar la ventaja obtenida tras este fracaso español y realizó su propia flota, “la Contraarmada o Invencible inglesa”, aún mayor que la española, integrada por 137 barcos, resultando otro absoluto fracaso y devolviendo el statu quo del conflicto a sus inicios.
La afirmación, comúnmente aceptada incluso en España, de que la Gran Armada estaba formada por “navíos muy pesados, que habían sido derrotados por los navíos ingleses mucho más ligeros y con cañones de más alcance” ha sido calificada recientemente como un absurdo.
Fueron las tripulaciones de la flota inglesa las que añadieron el apelativo de “Invencible” a la Gran Armada, pero en sus inicios no tenía las connotaciones irónicas que la leyenda negra española le añadió después, sino de temor ante el poder de la flota, pues los barcos españoles eran de gran porte y peso, para obtener una mayor estabilidad de navegación y mayor precisión en el tiro.
En efecto, la flota inglesa de seguimiento no pudo en ningún momento acercarse a la Gran Armada para hostigarla o retrasar su avance y aunque los barcos ingleses se mostraron más ágiles y maniobreros que los españoles y su artillería era de mejor calidad, los galeones de la Armada Invencible fueron sólidos e imbatibles y nadie se atrevió a desafiarles a corta distancia salvo breves periodos de tiempo.
Sin embargo, las malas condiciones atmosféricas en que se desarrolló el intento de invasión y sobretodo, el pésimo mando ejercido por el almirante en jefe de la flota española, hicieron que la expedición se saldase con un absoluto fracaso.
jueves, 30 de julio de 2015
"La batalla de Ilerda", cuando el Imperio Romano se decidió en Hispania.
Tal día como hoy 30 de julio del año 49 a. C., se inicia la “Batalla de Ilerda”, en la actual provincia de Lérida, - Lleida - donde se enfrentaron los ejércitos de Pompeyo Magno y Julio César.
Julio Cesar, tras el golpe de estado que supuso haber cruzado el rio Rúbicón - frontera entra la Galia e Italia - se apoderó de toda la península italiana, gracias al apoyo de las ciudades y la velocidad de su ejército, asegurando la llegada de trigo a Roma, tras tomar de forma audaz las islas de Sicilia, Corcega y Cerdeña.
Una vez conquistada Italia y tomada Roma, César sabía que tenía que llevar la iniciativa de la guerra, aún a pesar de tener que afrontar riesgos y combatir en territorio enemigo, pues Pompeyo, que había huido a Grecia, tenía legiones en Hispania, por lo que no hacer nada habría sido su fin y, por ello, decidió marchar primero a Hispania para eliminar el peligro que supondría para su retaguardia, si se dirigía hacia Grecia: "Me enfrentaré primero a un ejército sin general y después a un general sin ejército", fueron sus palabras.
En el caso de Hispania, los ejércitos estaban igualados en número de soldados, pero la habilidad de César y la experiencia de sus tropas, adiestradas en las guerras galas, provocaron que el bando de Pompeyo se rindiese el 2 de agosto del mismo año prácticamente sin combatir.
El ejército pompeyano, al mando de los generales Afranio y Petreyo, estaba situado junto a la ciudad amurallada de Ilerda y Cesar colocó su campamento cerca de ellos, en la margen derecha del Segre y cuando tras una riada de este rio a finales de junio, soló quedó en pie el puente de piedra de Ilerda, los pompeyanos lo controlaron y consiguieron refugiarse tras los muros.
No obstante Afranio, temiendo ser sitiados en la ciudad, decidió marchar - probablemente hacia Mequinenza o Ribarroja - siendo perseguido por Cesar hostigándolo, pero sin presentar batalla, cortándole el paso en Mayals a finales de julio, provocando deserciones en la filas de Afranio, al dejarles sin abastecimiento de agua, pues sus tropas controlaban las salidas.
Cortada su retirada, Afranio intentó desesperadamente volver a Ilerda pero acorralado y sin provisiones, el 2 de agosto decidió rendirse sin apenas haber luchado, de una forma pacifica y no deshonrosa, pues los soldados que quisieron pudieron alistarse en el ejército de César, aunque la mayoría fueron licenciados.
Pese a su total victoria, la situación de César era todavía muy complicada, sin embargo esta primera campaña había sido un éxito táctico y estratégico, pues había conquistado Marsella, todo el el sur de la Galia y tomado Corcega, Cerdaña y Sicilia.
El libro de Comentarios sobre la Guerra Civil ”Commentarii de bello civili” texto de Julio César, dónde relata en tercera persona – como es norma de este autor -las operaciones militares y políticas durante la Segunda Guerra Civil de Roma, refleja detalladamente la campaña de Ilerda y era libro de texto en el antiguo Bachillerato, en la asignatura de latín.
Para los estrategas bélicos, el arte máximo de la guerra consiste en vencer al enemigo sin combate y esto fue lo que aquellos días consiguió César hacer en Ilerda.
En este sentido, creemos que desde un punto de vista táctico es esta, sin duda su mejor batalla, pues logró una victoria total sin pérdidas propias o ajenas y por lo tanto sin una masacre, como era lo habitual en el bando perdedor, de una batalla campal en aquella época.
miércoles, 29 de julio de 2015
La epidemia de fiebre amarilla en la Málaga del siglo XIX
Tal día como hoy 29 de julio de 1804, comienza a remitir en Málaga una epidemia de la fiebre amarilla, debido a la cual murieron en la ciudad 11.464 personas.
“La fiebre amarilla, vómito negro o plaga americana”, es una enfermedad viral aguda e infecciosa causante de un elevado número de muertes en muchos países de África y Sudamérica, siendo la causa de su nombre, lo amarillo de la enfermedad y los signos de ictericia que afectan a algunos pacientes.
Se transmite por picadura de mosquitos y llegó a Málaga en un barco a través del puerto, cuando este fue autorizado a comerciar con América, acabando la epidemia con casi una cuarta parte de la población que entonces tenía la ciudad.
Fue traída por barcos comerciales y la carencia de remedios para su cura, causó una incidencia enorme, trastocando las estructuras económicas y sociales de la ciudad, aunque la repercusión sería diferente según los sectores de la población, cebándose- como siempre sucede en estos casos - con preferencia en aquellos que tenían una menor capacidad económica.
Para combatir la plaga, contra la que entonces se carecía de remedio alguno, a la Junta de Sanidad de Málaga se le ocurrió un método desesperado y bastante infantil, pues con el fin de eliminar las “miasmas” que causaban el contagio, mandó situar cuatro cañones en varios puntos del barrio del Perchel, lugar en donde había comenzado la fulminante epidemia.
La mision de tales cañones, que estuvieron disparando varios días solo salvas, se hizo con el propósito de que “al quemarse la pólvora se limpiase el ambiente”.
Según el médico malagueño José Mendoza, los cañonazos no sólo no frenaron la epidemia – como era lógico - sino que al escucharse el primero de ellos en la plaza de San Pedro, un hombre enfermo de corazón, murió de un infarto a causa del sobresalto.
Por intereses políticos e intrigas en la corte, el puerto se mantuvo cerrado mucho tiempo después del que la enfermedad estuviese erradicada, lo cual repercutió muy negativamente en la economía de toda la ciudad.
“La fiebre amarilla, vómito negro o plaga americana”, es una enfermedad viral aguda e infecciosa causante de un elevado número de muertes en muchos países de África y Sudamérica, siendo la causa de su nombre, lo amarillo de la enfermedad y los signos de ictericia que afectan a algunos pacientes.
Se transmite por picadura de mosquitos y llegó a Málaga en un barco a través del puerto, cuando este fue autorizado a comerciar con América, acabando la epidemia con casi una cuarta parte de la población que entonces tenía la ciudad.
Fue traída por barcos comerciales y la carencia de remedios para su cura, causó una incidencia enorme, trastocando las estructuras económicas y sociales de la ciudad, aunque la repercusión sería diferente según los sectores de la población, cebándose- como siempre sucede en estos casos - con preferencia en aquellos que tenían una menor capacidad económica.
Para combatir la plaga, contra la que entonces se carecía de remedio alguno, a la Junta de Sanidad de Málaga se le ocurrió un método desesperado y bastante infantil, pues con el fin de eliminar las “miasmas” que causaban el contagio, mandó situar cuatro cañones en varios puntos del barrio del Perchel, lugar en donde había comenzado la fulminante epidemia.
La mision de tales cañones, que estuvieron disparando varios días solo salvas, se hizo con el propósito de que “al quemarse la pólvora se limpiase el ambiente”.
Según el médico malagueño José Mendoza, los cañonazos no sólo no frenaron la epidemia – como era lógico - sino que al escucharse el primero de ellos en la plaza de San Pedro, un hombre enfermo de corazón, murió de un infarto a causa del sobresalto.
Por intereses políticos e intrigas en la corte, el puerto se mantuvo cerrado mucho tiempo después del que la enfermedad estuviese erradicada, lo cual repercutió muy negativamente en la economía de toda la ciudad.
martes, 28 de julio de 2015
“El Dioni”, la peripecia de un delincuente singular.
Tal día como hoy 28 de julio de 1989, Dionisio Rodríguez Martín, más conocido por “El Dioni” roba un furgón con 298 millones de pesetas.
Dionisio Rodríguez llegó a ser en España un famoso personaje público, al robar un furgón blindado de la empresa en la que trabajaba - lo cual ocasionó la quiebra de esta - con 298 millones de pesetas, que en la actualidad serían 1.791.016 euros.
Comenzó a trabajar con 14 años y consiguió el puesto de guardaespaldas, protegiendo a eminentes personalidad públicas -director general de la ONCE; presidente del Banco Central; director General de CEPSA, etc - pero por asuntos personales, la empresa sin darle explicaciones le “degradó” a vigilante de furgón blindado, por lo que, resentido, tomó la decisión de perpetrar el robo.
El 28 de julio, el Dioni fingió un ataque de ciática y pidió al conductor del furgón, que acompañase al otro empleado a un local para recoger dinero y cuando se quedó solo, condujo el dinero hasta su coche y una vez allí, fracturó los precintos y se apoderó de una suma, no determinada de dinero, dejando el resto a un matrimonio amigo y después huyó a Brasil.
Una vez allí cambió de imagen, colocándose un peluquín y viviendo de manera ostentosa, hasta ser detenido por la policía brasileña y ser extraditado a España, donde ingresó en la cárcel hasta mayo de 1995, que salió en libertad condicional, tras cumplir tres cuartas partes de la pena.
Del botín solo se recuperaron 175 millones de pesetas, por lo que faltan todavía 140 millones, que El Dioni sostiene que no están en su poder y que se los entregó a uno amigos, pero lo cierto es que el dinero no ha aparecido.
Tras ser puesto en libertad, abrió un bar de copas en una localidad madrileña llamado “La Cueva del Dioni”, otro en el distrito de Barajas llamado “El Caco Dioni” y un tercero en el barrio del Retiro de nombre “El Rincón del Dioni”.
En el 2004 se sometió a una operación para curar su estrabismo, intentando realizar su sueño de ser cantante, llegando a grabar tres discos, el segundo lo llamó “Todo sobre mi furgón” y para celebrar los 20 años del robo, sacó al mercado un tercero: Candy 19.30, referido al nombre de la empresa donde trabajaba y a la hora en que dio el golpe.
Joaquín Sabina en su disco “Mentiras piadosas” le dedicó una canción, con el título de "Con un par", siendo colaborador habitual en el programa “Sabías a lo que venías” de Santiago Segura en La Sexta TV, así como una aparición en la película de este director “Torrente 4.”
En mayo del 2014, ha iniciado una nueva actividad como actor de cine porno, en compañía del director y también actor "Torbe".
Aunque no contó con el glamour de un “robo del siglo”, la fechoría de Dionisio Rodríguez se conoce como uno de los sucesos más famosos de la historia delincuencial española reciente, de manera que hasta los vigilantes de seguridad le señalan con simpatía.
El personaje en la actualidad cuenta, que tomó la decisión del robo cuando se enfadó con el jefe de personal de su empresa, sin mostrarse arrepentido por el hecho pues según dice; "Si hubiera sido el robo ahora, en vez de 300 millones me hubiera llevado 5.000, porque los euros abultan mucho menos".
En uno de los países del mundo con mayor número de delincuentes por metro cuadrado, ya casi no sorprende su comportamiento.
Dionisio Rodríguez llegó a ser en España un famoso personaje público, al robar un furgón blindado de la empresa en la que trabajaba - lo cual ocasionó la quiebra de esta - con 298 millones de pesetas, que en la actualidad serían 1.791.016 euros.
Comenzó a trabajar con 14 años y consiguió el puesto de guardaespaldas, protegiendo a eminentes personalidad públicas -director general de la ONCE; presidente del Banco Central; director General de CEPSA, etc - pero por asuntos personales, la empresa sin darle explicaciones le “degradó” a vigilante de furgón blindado, por lo que, resentido, tomó la decisión de perpetrar el robo.
El 28 de julio, el Dioni fingió un ataque de ciática y pidió al conductor del furgón, que acompañase al otro empleado a un local para recoger dinero y cuando se quedó solo, condujo el dinero hasta su coche y una vez allí, fracturó los precintos y se apoderó de una suma, no determinada de dinero, dejando el resto a un matrimonio amigo y después huyó a Brasil.
Una vez allí cambió de imagen, colocándose un peluquín y viviendo de manera ostentosa, hasta ser detenido por la policía brasileña y ser extraditado a España, donde ingresó en la cárcel hasta mayo de 1995, que salió en libertad condicional, tras cumplir tres cuartas partes de la pena.
Del botín solo se recuperaron 175 millones de pesetas, por lo que faltan todavía 140 millones, que El Dioni sostiene que no están en su poder y que se los entregó a uno amigos, pero lo cierto es que el dinero no ha aparecido.
Tras ser puesto en libertad, abrió un bar de copas en una localidad madrileña llamado “La Cueva del Dioni”, otro en el distrito de Barajas llamado “El Caco Dioni” y un tercero en el barrio del Retiro de nombre “El Rincón del Dioni”.
En el 2004 se sometió a una operación para curar su estrabismo, intentando realizar su sueño de ser cantante, llegando a grabar tres discos, el segundo lo llamó “Todo sobre mi furgón” y para celebrar los 20 años del robo, sacó al mercado un tercero: Candy 19.30, referido al nombre de la empresa donde trabajaba y a la hora en que dio el golpe.
Joaquín Sabina en su disco “Mentiras piadosas” le dedicó una canción, con el título de "Con un par", siendo colaborador habitual en el programa “Sabías a lo que venías” de Santiago Segura en La Sexta TV, así como una aparición en la película de este director “Torrente 4.”
En mayo del 2014, ha iniciado una nueva actividad como actor de cine porno, en compañía del director y también actor "Torbe".
Aunque no contó con el glamour de un “robo del siglo”, la fechoría de Dionisio Rodríguez se conoce como uno de los sucesos más famosos de la historia delincuencial española reciente, de manera que hasta los vigilantes de seguridad le señalan con simpatía.
El personaje en la actualidad cuenta, que tomó la decisión del robo cuando se enfadó con el jefe de personal de su empresa, sin mostrarse arrepentido por el hecho pues según dice; "Si hubiera sido el robo ahora, en vez de 300 millones me hubiera llevado 5.000, porque los euros abultan mucho menos".
En uno de los países del mundo con mayor número de delincuentes por metro cuadrado, ya casi no sorprende su comportamiento.
lunes, 27 de julio de 2015
“El Barranco del Lobo”, un ejemplo de incompetencia militar.
Tal día como hoy 27 de julio de 1909, las tropas españolas sufren una dura derrota en la jornada conocida como “Desastre del Barranco del Lobo.”
El Barranco del Lobo está próximo a la ciudad de Melilla, y en él las tropas españolas fueron derrotadas por los rifeños marroquíes, de una manera tan sangrienta, como escandalosa.
En aquella época, el control de las cabilas estaba en manos de Bu Hamara, que afirmaba falsamente ser hermano del sultán de Marruecos, por lo que la Compañía de Minas del Rif negoció con él la explotación de los yacimientos, pero estas concesiones hicieron que las cabilas le considerasen traidor y en agosto de 1908 fue apresado y enviado a Fez, donde murió cruelmente asesinado por el sultán.
Su muerte dejó a España sin interlocutor con los rifeños y la situación se hizo más tensa, mientras el gobierno español se limitaba a pedir calma y no actuar, prohibiendo acciones militares y autorizando a cambio proseguir los trabajos mineros.
A finales de junio de 1909, los agitadores marroquíes empezaron a predicar “la guerra santa”, pese a lo cual el gobierno se negó a fortificar posiciones, para defenderse de un eventual ataque rifeño y la acción del general José Marina – comandante militar – deteniendo a seis agitadores, lo único que consiguió fue encrespar los ánimos.
El 9 de julio de 1909 se produjo un ataque rifeño a un ferrocarril minero, matando a varios obreros y ante esto, el gobierno de Maura decretó la movilización de reservistas, lo que causó disturbios en Madrid y Barcelona y dio origen a la “Semana Trágica.”
El día 16 - carentes de la necesaria instrucción – comienzan a llegar a Melilla los movilizados y el 18 entran en combate, aunque son incapaces de hacer retroceder a los rifeños que se aproximan, por lo que, en previsión de un ataque, Marina acantona tropas en las proximidades de la ciudad, pero el coronel al mando, de forma imprudente ordena una marcha nocturna, perdiéndose en ella y siendo diezmados por los francotiradores desde las alturas, sufriendo 26 muertos y casi 230 heridos.
El 26 de julio, se reciben noticias del inicio de un gran ataque y con desacertaba estrategia, el general Marina, ordena una salida hacia el barranco del Lobo, donde los españoles son sometidos desde las cumbres – que no habían sido desalojadas - a un fuego graneado y la retirada se hace sin apoyo ni cobertura, lo que causó enormes pérdidas.
La emboscada originó cerca de 200 muertos y casi 600 heridos, muchos muy graves, por lo que se suspendieron las operaciones ofensivas y se reforzó Melilla con más de 35.000 hombres y gran cantidad de artillería y municiones, de manera que cuando se reiniciaron los combates con claro dominio, se conseguiría la pacificación total del territorio.
El desastre del Barranco del Lobo, junto con el de Annual en 1921, fue una de las más sangrientas derrotas sufridas por el ejército español en el norte de África, evidenciando la total carencia de preparación de los mandos militares y la precariedad del material, causando una profunda conmoción en España, que fue cantada en coplillas populares durante años.
“En el Barranco del Lobo // hay una fuente que mana // sangre de los españoles // que murieron por España.”
Las canciones han sido, con frecuencia, la forma de llorar de los españoles...
El Barranco del Lobo está próximo a la ciudad de Melilla, y en él las tropas españolas fueron derrotadas por los rifeños marroquíes, de una manera tan sangrienta, como escandalosa.
En aquella época, el control de las cabilas estaba en manos de Bu Hamara, que afirmaba falsamente ser hermano del sultán de Marruecos, por lo que la Compañía de Minas del Rif negoció con él la explotación de los yacimientos, pero estas concesiones hicieron que las cabilas le considerasen traidor y en agosto de 1908 fue apresado y enviado a Fez, donde murió cruelmente asesinado por el sultán.
Su muerte dejó a España sin interlocutor con los rifeños y la situación se hizo más tensa, mientras el gobierno español se limitaba a pedir calma y no actuar, prohibiendo acciones militares y autorizando a cambio proseguir los trabajos mineros.
A finales de junio de 1909, los agitadores marroquíes empezaron a predicar “la guerra santa”, pese a lo cual el gobierno se negó a fortificar posiciones, para defenderse de un eventual ataque rifeño y la acción del general José Marina – comandante militar – deteniendo a seis agitadores, lo único que consiguió fue encrespar los ánimos.
El 9 de julio de 1909 se produjo un ataque rifeño a un ferrocarril minero, matando a varios obreros y ante esto, el gobierno de Maura decretó la movilización de reservistas, lo que causó disturbios en Madrid y Barcelona y dio origen a la “Semana Trágica.”
El día 16 - carentes de la necesaria instrucción – comienzan a llegar a Melilla los movilizados y el 18 entran en combate, aunque son incapaces de hacer retroceder a los rifeños que se aproximan, por lo que, en previsión de un ataque, Marina acantona tropas en las proximidades de la ciudad, pero el coronel al mando, de forma imprudente ordena una marcha nocturna, perdiéndose en ella y siendo diezmados por los francotiradores desde las alturas, sufriendo 26 muertos y casi 230 heridos.
El 26 de julio, se reciben noticias del inicio de un gran ataque y con desacertaba estrategia, el general Marina, ordena una salida hacia el barranco del Lobo, donde los españoles son sometidos desde las cumbres – que no habían sido desalojadas - a un fuego graneado y la retirada se hace sin apoyo ni cobertura, lo que causó enormes pérdidas.
La emboscada originó cerca de 200 muertos y casi 600 heridos, muchos muy graves, por lo que se suspendieron las operaciones ofensivas y se reforzó Melilla con más de 35.000 hombres y gran cantidad de artillería y municiones, de manera que cuando se reiniciaron los combates con claro dominio, se conseguiría la pacificación total del territorio.
El desastre del Barranco del Lobo, junto con el de Annual en 1921, fue una de las más sangrientas derrotas sufridas por el ejército español en el norte de África, evidenciando la total carencia de preparación de los mandos militares y la precariedad del material, causando una profunda conmoción en España, que fue cantada en coplillas populares durante años.
“En el Barranco del Lobo // hay una fuente que mana // sangre de los españoles // que murieron por España.”
Las canciones han sido, con frecuencia, la forma de llorar de los españoles...
domingo, 26 de julio de 2015
La Semana Trágica: cuando Barcelona enloqueció.
Tal día como hoy 26 de julio de 1909, da comienzo en Barcelona la denominada “Semana Trágica”.
El 9 de julio de 1909 obreros españoles fueron atacados por cabileños marroquíes, incidente que constituirá el inicio de la Guerra de Melilla y en la subsiguiente movilización, se incluyó a los reservistas, los cuales podían quedar exentos de incorporarse a filas mediante el pago de 6.000 reales, cantidad que no estaba al alcance del pueblo llano.
A partir de esta movilización, se sucedieron las protestas en contra de la guerra y en Barcelona el domingo 18 de julio la tensión estalló mientras hombres y mujeres gritaban: "¡Abajo la guerra!", "Que vayan los ricos”; “O todos o ninguno"...
Las protestas aumentaron en los días siguientes y el 26 se iniciaron las huelga y los disturbios en los barrios periféricos, extendiéndose luego al centro de la ciudad, por lo que se proclamó el "estado de guerra" y la ciudad quedó paralizada, sin gas y sin luz e incomunicada con el exterior por ferrocarril, telégrafo y teléfono.
La inicial protesta antibelicista se transformó en anticlerical, con el incendio de iglesias, conventos y escuelas religiosas, mientras la llegada de noticias de Marruecos sobre el desastre del “Barranco del Lobo”, donde perecieron reservistas del contingente de Barcelona, avivó la insurrección.
En cuestión de horas, la ciudad aparecía con numerosas columnas de humo procedentes de los edificios religiosos asaltados e incendiados, hasta que el jueves llegaron refuerzos militares y unos 10.000 soldados fueron ocupando la ciudad mientras la moral de los insurgentes iba cayendo de forma paulatina.
Entre el viernes y el sábado, se recuperó la normalidad excepto en los barrios de San Andrés y de Horta, quedando al final un balance de 78 muertos, medio millar de heridos y 112 edificios incendiados.
Tras la represión fueron dictadas cinco penas de muerte, siendo la más conocida la de Francisco Ferrer Guardia, pedagogo y dirigente anarquista, a quien se culpó de ser el instigador de la revuelta según la acusación formulada por los prelados de Barcelona.
Su posterior ejecución, produjo amplia repulsa en España y Europa, con una campaña en la prensa extranjera, manifestaciones y asaltos a diversas embajadas, lo que obligó al rey Alfonso XIII, alarmado por estas reacciones, a cesar al jefe del gobierno conservador Antonio Maura.
El 9 de julio de 1909 obreros españoles fueron atacados por cabileños marroquíes, incidente que constituirá el inicio de la Guerra de Melilla y en la subsiguiente movilización, se incluyó a los reservistas, los cuales podían quedar exentos de incorporarse a filas mediante el pago de 6.000 reales, cantidad que no estaba al alcance del pueblo llano.
A partir de esta movilización, se sucedieron las protestas en contra de la guerra y en Barcelona el domingo 18 de julio la tensión estalló mientras hombres y mujeres gritaban: "¡Abajo la guerra!", "Que vayan los ricos”; “O todos o ninguno"...
Las protestas aumentaron en los días siguientes y el 26 se iniciaron las huelga y los disturbios en los barrios periféricos, extendiéndose luego al centro de la ciudad, por lo que se proclamó el "estado de guerra" y la ciudad quedó paralizada, sin gas y sin luz e incomunicada con el exterior por ferrocarril, telégrafo y teléfono.
La inicial protesta antibelicista se transformó en anticlerical, con el incendio de iglesias, conventos y escuelas religiosas, mientras la llegada de noticias de Marruecos sobre el desastre del “Barranco del Lobo”, donde perecieron reservistas del contingente de Barcelona, avivó la insurrección.
En cuestión de horas, la ciudad aparecía con numerosas columnas de humo procedentes de los edificios religiosos asaltados e incendiados, hasta que el jueves llegaron refuerzos militares y unos 10.000 soldados fueron ocupando la ciudad mientras la moral de los insurgentes iba cayendo de forma paulatina.
Entre el viernes y el sábado, se recuperó la normalidad excepto en los barrios de San Andrés y de Horta, quedando al final un balance de 78 muertos, medio millar de heridos y 112 edificios incendiados.
Tras la represión fueron dictadas cinco penas de muerte, siendo la más conocida la de Francisco Ferrer Guardia, pedagogo y dirigente anarquista, a quien se culpó de ser el instigador de la revuelta según la acusación formulada por los prelados de Barcelona.
Su posterior ejecución, produjo amplia repulsa en España y Europa, con una campaña en la prensa extranjera, manifestaciones y asaltos a diversas embajadas, lo que obligó al rey Alfonso XIII, alarmado por estas reacciones, a cesar al jefe del gobierno conservador Antonio Maura.
sábado, 25 de julio de 2015
El Ebro, la batalla más decisiva de la Guerra Civil Española
Tal día como hoy 25 de julio de 1938 con una violenta ofensiva del ejército de la república da comienzo a la Batalla del Ebro.
Fue la batalla en que más combatientes participaron, la más larga y una de las más sangrientas de toda la guerra, prolongándose durante los meses de julio a noviembre de 1938.
Aunque los Ejércitos republicanos - después de una sangría en hombres y material - lograron obtener una importante victoria inicial, cuatro meses más tarde, las tropas republicanas volvieron a cruzar el río Ebro, quedando marcado el destino de la guerra.
El general republicano Vicente Rojo, diseñó una ofensiva por sorpresa, cuyo objetivo principal era la conquista inmediata de Gandesa, que era el centro de comunicaciones más importante de la zona y, el 25 de julio, en una noche sin luna, las unidades republicanas empezaron a cruzar el Ebro en medio de la completa sorpresa de los defensores, que se retiraron en una total desorganización.
Ante la dificultad por contener la avalancha republicana, Franco ordenó que acudieran divisiones de otros sectores, especialmente del frente de levante e incluso desde Andalucía y el 2 de agosto, quedó detenido el avance republicano y sus tropas se pusieron a cavar trincheras.
La república se mostró eufórica en los primeros momentos de la Batalla e incluso el Presidente Manuel Azaña, llegó a convencerse, durante un tiempo, de que había cambiado la suerte de la guerra.
Pero el 6 de agosto, los franquistas lanzaron una contraofensiva general en todo el sector, aunque la línea del frente se mantuvo estática y a pesar del elevado número de bajas los republicanos mantenían sus posiciones y por primera vez lograban resistir frente a las mejores tropas franquistas.
A finales de septiembre, sin embargo, volvió a lanzarse otra ofensiva nacionalista y se produce un lento pero progresivo retroceso de los republicanos, hasta que la acometida de los blindados terminó de convencer a la República de que la batalla del Ebro estaba perdida, abandonando sus últimas posiciones.
El asalto republicano sobre el Ebro terminaba finalmente tras varios meses de encarnizada lucha con pérdidas humanas por ambas partes cifradas por algunos historiadores entre 6.500 muertos por el bando franquista y entre 10. 000 y 15.000 en el bando republicano;
A partir de ese momento, la suerte de la República estaba echada.
Fue la batalla en que más combatientes participaron, la más larga y una de las más sangrientas de toda la guerra, prolongándose durante los meses de julio a noviembre de 1938.
Aunque los Ejércitos republicanos - después de una sangría en hombres y material - lograron obtener una importante victoria inicial, cuatro meses más tarde, las tropas republicanas volvieron a cruzar el río Ebro, quedando marcado el destino de la guerra.
El general republicano Vicente Rojo, diseñó una ofensiva por sorpresa, cuyo objetivo principal era la conquista inmediata de Gandesa, que era el centro de comunicaciones más importante de la zona y, el 25 de julio, en una noche sin luna, las unidades republicanas empezaron a cruzar el Ebro en medio de la completa sorpresa de los defensores, que se retiraron en una total desorganización.
Ante la dificultad por contener la avalancha republicana, Franco ordenó que acudieran divisiones de otros sectores, especialmente del frente de levante e incluso desde Andalucía y el 2 de agosto, quedó detenido el avance republicano y sus tropas se pusieron a cavar trincheras.
La república se mostró eufórica en los primeros momentos de la Batalla e incluso el Presidente Manuel Azaña, llegó a convencerse, durante un tiempo, de que había cambiado la suerte de la guerra.
Pero el 6 de agosto, los franquistas lanzaron una contraofensiva general en todo el sector, aunque la línea del frente se mantuvo estática y a pesar del elevado número de bajas los republicanos mantenían sus posiciones y por primera vez lograban resistir frente a las mejores tropas franquistas.
A finales de septiembre, sin embargo, volvió a lanzarse otra ofensiva nacionalista y se produce un lento pero progresivo retroceso de los republicanos, hasta que la acometida de los blindados terminó de convencer a la República de que la batalla del Ebro estaba perdida, abandonando sus últimas posiciones.
El asalto republicano sobre el Ebro terminaba finalmente tras varios meses de encarnizada lucha con pérdidas humanas por ambas partes cifradas por algunos historiadores entre 6.500 muertos por el bando franquista y entre 10. 000 y 15.000 en el bando republicano;
A partir de ese momento, la suerte de la República estaba echada.
viernes, 24 de julio de 2015
Onésimo Redondo, un teórico del fascismo en España
Onésimo fue un dirigente del Nacional-sindicalismo español - doctrina de inspiración fascista - al que durante el régimen franquista se le conoció como el "caudillo de Castilla".
Tras terminar sus estudios de Derecho, obtuvo plaza como lector de español en la Universidad de Mannheim, en Alemania, lo cual quizás tuviese importancia en su futura ideología política, ya que por entonces el Partido Nacionalsocialista Alemán estaba realizando un fuerte crecimiento hasta llegar a imponerse en Alemania.
Tras la proclamación de la II República, fundó en 1931, un grupo denominado “Juntas Castellanas de Actuación Hispánica”, inspiradas contra el sistema democrático, que en noviembre de ese mismo año, se fusionó en las JONS -Juntas de Ofensiva Nacional Sindicalista- y adoptaron como emblema el yugo y las flechas de los Reyes Católicos.
El objetivo de este nuevo partido - declaradamente antimarxista - era la creación de un Estado Nacional-sindicalista, de carácter totalitario, propugnando la acción directa y rechazando el sistema electoral, por considerarlo "liberal-burgués y corrupto”.
Tras tomar parte en la fracasada sublevación del general Sanjurjo, en 1934, se fusionaron a su vez con Falange Española, de José Antonio Primo de Rivera, con lo cual Onésimo pasó a un segundo plano.
En marzo de 1936 fue detenido en Valladolid y, liberado el 18 de julio por los militares sublevados, para formar y dirigir en esta ciudad los primeros días del alzamiento militar la denominada "patrulla del amanecer", que se distinguía por fusilar a cerca de cuarenta personas diarias sin previo juicio.
Posteriormente, encabezó un grupo armado de falangistas que marchó hacia Madrid y combatió en el Alto del León y el 24 de julio, en el pueblo segoviano de Labajos, murió en una emboscada organizada por un grupo de milicianos, al parecer al confundir con falangistas a militantes anarquistas de la CNT por el parecido de sus banderas.
El régimen franquista lo convirtió desde ese momento en uno de los "mártires de la Cruzada", dedicándole en el Cerro de San Cristóbal de Valladolid un monumento,varias veces atacado los últimos años.
Su demolición se ejecutó, en cumplimiento de la Ley de la Memoria Histórica, el 2 de febrero de 2016.
jueves, 23 de julio de 2015
La historia del peñón de Velez de la Gomera.
Tal día como hoy 23 de julio de 1508, el español Pedro Navarro toma el Peñón de Vélez de la Gomera, importante núcleo de piratas del mar Mediterráneo.
Pedro Navarro fue un noble navarro, militar e ingeniero, célebre por su actuación en las Guerras de Italia y el Norte de África, al que el rey Fernando “el Católico” encomendó combatir la piratería y el corso berberiscos, un serio problema para el tráfico mercante en el Mediterráneo.
A principios del siglo XVI, toda la costa del norte de África era un paraíso para los piratas pues debido a su accidentada costa, llena de calas para esconderse, salían de ellas con sus veloces galeras en busca de botín y esclavos cristianos.
En la primavera de 1508, una flota pirata más grande de los habitual, asoló las costas de Sevilla y el rey decidió reprimirlos de manera energética, impidiendo que saliesen con bien de su audacia y para ello ordenó a Pedro Navarro perseguirles y cobrarse venganza.
El elegido Pedro Navarro, era un veterano de las campañas del Gran Capitán y genio de la naciente ingeniería militar, que además ya había sido azote de berberiscos, siendo conocida su fama en todo el Mediterráneo.
Navarro, en poco tiempo limpió la costa andaluza de navíos piratas rezagados y después persiguió a los restantes hacia África, dando alcance a unos pocos por el camino, mientras los demás se refugiaron en el puerto de Vélez, una de sus bases más importantes, defendida por el Peñón de Vélez de la Gomera, sobre el que unas fortificaciones cerraban el puerto.
El 23 de julio, del mismo año llegó al Peñón de Vélez, situado a poco menos de cien metros de la villa costera del mismo nombre, y tras poner a todos sus barcos a tiro de cañón del islote, empezó la acción haciendo huir a los defensores, dejando desprotegida la fortaleza y refugiándose en Velez.
Una vez tomado el peñón, mandó subir a él la artillería y con ella destruyó completamente la villa y su puerto, ordenando fortificarlo y dejar en él una guarnición de treinta y dos hombres bajo el mando del alcaide Juan de Villalobos.
Los musulmanes trataron de recuperarlo en repetidas ocasiones, con sucesivos fracasos, hasta que el 22 de diciembre de 1522, mediante un ardid, fue asesinado el alcaide y los defensores no pudieron evitar su perdida convirtiéndose otra vez en puerto pirata, del que Barbarroja, célebre corsario berberisco, se hizo dueño.
Finalmente, el 6 de septiembre de 1564, el Virrey de Cataluña por orden de Felipe II recuperó el Peñón para España, para lo cual contó con una armada de 93 galeras y 60 buques menores.
Desde entonces, el Peñón de Vélez de la Gomera se ha mantenido bajo soberanía española, careciendo hoy de valor estratégico alguno y ya en las Cortes de 1872 se propuso su abandono o voladura, aunque tales propuestas no llegaron a prosperar.
Paradójicamente, Pedro Navarro acabaría sus días al servicio de Francia, pues tras ser apresado en la campaña de Italia, se fijó un rescate para su liberación de veinte mil escudos que la corona española se negó a pagar, permaneciendo durante tres años preso hasta que Francisco I de Francia hizo efectivo el rescate, incorporándolo a sus tropas de las que le nombró general.
Pedro Navarro fue un noble navarro, militar e ingeniero, célebre por su actuación en las Guerras de Italia y el Norte de África, al que el rey Fernando “el Católico” encomendó combatir la piratería y el corso berberiscos, un serio problema para el tráfico mercante en el Mediterráneo.
A principios del siglo XVI, toda la costa del norte de África era un paraíso para los piratas pues debido a su accidentada costa, llena de calas para esconderse, salían de ellas con sus veloces galeras en busca de botín y esclavos cristianos.
En la primavera de 1508, una flota pirata más grande de los habitual, asoló las costas de Sevilla y el rey decidió reprimirlos de manera energética, impidiendo que saliesen con bien de su audacia y para ello ordenó a Pedro Navarro perseguirles y cobrarse venganza.
El elegido Pedro Navarro, era un veterano de las campañas del Gran Capitán y genio de la naciente ingeniería militar, que además ya había sido azote de berberiscos, siendo conocida su fama en todo el Mediterráneo.
Navarro, en poco tiempo limpió la costa andaluza de navíos piratas rezagados y después persiguió a los restantes hacia África, dando alcance a unos pocos por el camino, mientras los demás se refugiaron en el puerto de Vélez, una de sus bases más importantes, defendida por el Peñón de Vélez de la Gomera, sobre el que unas fortificaciones cerraban el puerto.
El 23 de julio, del mismo año llegó al Peñón de Vélez, situado a poco menos de cien metros de la villa costera del mismo nombre, y tras poner a todos sus barcos a tiro de cañón del islote, empezó la acción haciendo huir a los defensores, dejando desprotegida la fortaleza y refugiándose en Velez.
Una vez tomado el peñón, mandó subir a él la artillería y con ella destruyó completamente la villa y su puerto, ordenando fortificarlo y dejar en él una guarnición de treinta y dos hombres bajo el mando del alcaide Juan de Villalobos.
Los musulmanes trataron de recuperarlo en repetidas ocasiones, con sucesivos fracasos, hasta que el 22 de diciembre de 1522, mediante un ardid, fue asesinado el alcaide y los defensores no pudieron evitar su perdida convirtiéndose otra vez en puerto pirata, del que Barbarroja, célebre corsario berberisco, se hizo dueño.
Finalmente, el 6 de septiembre de 1564, el Virrey de Cataluña por orden de Felipe II recuperó el Peñón para España, para lo cual contó con una armada de 93 galeras y 60 buques menores.
Desde entonces, el Peñón de Vélez de la Gomera se ha mantenido bajo soberanía española, careciendo hoy de valor estratégico alguno y ya en las Cortes de 1872 se propuso su abandono o voladura, aunque tales propuestas no llegaron a prosperar.
Paradójicamente, Pedro Navarro acabaría sus días al servicio de Francia, pues tras ser apresado en la campaña de Italia, se fijó un rescate para su liberación de veinte mil escudos que la corona española se negó a pagar, permaneciendo durante tres años preso hasta que Francisco I de Francia hizo efectivo el rescate, incorporándolo a sus tropas de las que le nombró general.
miércoles, 22 de julio de 2015
La derrota del ejército español en Marruecos
Tal día como hoy 22 de julio de 1921, durante la Guerra de Marruecos, tiene lugar el desastre de Annual.
El hecho fue una grave derrota militar española, ante los rifeños comandados por Abd el-Krim, que supuso la crisis política más importantes de las muchas de la monarquía liberal de Alfonso XIII, causa directa de la Dictadura de Primo de Rivera.
El principal problema del ejército de África, era su corrupción, tanto a nivel de oficialidad como entre la tropa, llegando hasta vender sus propios fusiles y municiones a los rifeños.
El general Silvestre, protagonizó un espectacular progreso sobre el Rif en un total de 24 operaciones, sin apenas sufrir bajas y toda España creía, que por fin finalizaría la sangría de Marruecos, pero esta ilusión pronto se derrumbó de manera trágica.
Así pues, el 22 de julio la posición avanzada de Annual acogía a unos 5.000 hombres sobre los que iban a lanzarse unos 18.000 rifeños y solo disponía víveres para cuatro días; municiones para uno y carecía de reservas de agua.
El general Silvestre, consciente de la imposibilidad de defenderla, intentó replegarse a Dar-Drius, sin embargo tan pronto las tropas abandonaron Annual comenzaron a recibir disparos, empezando de seguida el caos; los carros, el material y los heridos fueron abandonados; muchos oficiales desertaron y la retirada no tardó en convertirse en una desbandada general.
En las cuatro horas aproximadas que duró la huida, murieron unos 2.500 hombres y tras seis días de agotadora marcha, alcanzaron el campamento de Monte Arruit, que fue también cercado y cortados sus suministros.
El fuerte Zeluán también asediado, se rindió el 3 de agosto, siendo los supervivientes asesinados y los oficiales quemados vivos, por lo que vistas las condiciones, el general Berenguer, autorizó la rendición formal el 9 de agosto.
En Monte Arruit y Dar Quebdana, se pactó la entrega de las armas a cambio de la vida de los soldados, pero una vez aceptado cuando salieron y amontonaron sus armas, los rifeños atacaron a los indefensos españoles, degollando a casi todos y los cadáveres quedaron insepultos hasta su reconquista varios meses después.
Pronto corrió la noticia de la victoria rifeña y tanto las cabilas como fuerzas marroquíes al servicio de España se sumaron a la “guerra santa” proclamada por Abd el-Krim.
Se produjo así una espantosa retirada en la que los rifeños asesinaron y torturaron a los heridos, enfermos y a la población civil dejada atrás.
Tan terrible derrota, se saldó con 13.363 muertos por sólo 1.000 rifeños, hallándonos en el periodo más agudo de la decadencia española y el fracaso total, absoluto y sin ningún atenuante, del ejército español.
El hecho fue una grave derrota militar española, ante los rifeños comandados por Abd el-Krim, que supuso la crisis política más importantes de las muchas de la monarquía liberal de Alfonso XIII, causa directa de la Dictadura de Primo de Rivera.
El principal problema del ejército de África, era su corrupción, tanto a nivel de oficialidad como entre la tropa, llegando hasta vender sus propios fusiles y municiones a los rifeños.
El general Silvestre, protagonizó un espectacular progreso sobre el Rif en un total de 24 operaciones, sin apenas sufrir bajas y toda España creía, que por fin finalizaría la sangría de Marruecos, pero esta ilusión pronto se derrumbó de manera trágica.
Así pues, el 22 de julio la posición avanzada de Annual acogía a unos 5.000 hombres sobre los que iban a lanzarse unos 18.000 rifeños y solo disponía víveres para cuatro días; municiones para uno y carecía de reservas de agua.
El general Silvestre, consciente de la imposibilidad de defenderla, intentó replegarse a Dar-Drius, sin embargo tan pronto las tropas abandonaron Annual comenzaron a recibir disparos, empezando de seguida el caos; los carros, el material y los heridos fueron abandonados; muchos oficiales desertaron y la retirada no tardó en convertirse en una desbandada general.
En las cuatro horas aproximadas que duró la huida, murieron unos 2.500 hombres y tras seis días de agotadora marcha, alcanzaron el campamento de Monte Arruit, que fue también cercado y cortados sus suministros.
El fuerte Zeluán también asediado, se rindió el 3 de agosto, siendo los supervivientes asesinados y los oficiales quemados vivos, por lo que vistas las condiciones, el general Berenguer, autorizó la rendición formal el 9 de agosto.
En Monte Arruit y Dar Quebdana, se pactó la entrega de las armas a cambio de la vida de los soldados, pero una vez aceptado cuando salieron y amontonaron sus armas, los rifeños atacaron a los indefensos españoles, degollando a casi todos y los cadáveres quedaron insepultos hasta su reconquista varios meses después.
Pronto corrió la noticia de la victoria rifeña y tanto las cabilas como fuerzas marroquíes al servicio de España se sumaron a la “guerra santa” proclamada por Abd el-Krim.
Se produjo así una espantosa retirada en la que los rifeños asesinaron y torturaron a los heridos, enfermos y a la población civil dejada atrás.
Tan terrible derrota, se saldó con 13.363 muertos por sólo 1.000 rifeños, hallándonos en el periodo más agudo de la decadencia española y el fracaso total, absoluto y sin ningún atenuante, del ejército español.
martes, 21 de julio de 2015
El día en que Pedro IV, acabó con la Unión Aragonesa
Tal día como hoy , 21 de julio de 1348, Pedro IV de Aragón, “el Ceremonioso”, llamado también “el del puyalet”- en castellano el
del puñalito”- debido a la costumbre de portar siempre una de estas armas
a la cintura, somete en la “Batalla de Épila” a la poderosa Unión Aragonesa, .
Los privilegios ante el poder real de la Unión de Aragón, fueron concedidos en 1287 por el rey Alfonso III “el Franco”, como resultado de su debilidad en las lucha de nobles, mesnaderos e infanzones del reino, producto de una rebelión abierta por parte de estos, que aunque el Justicia de Aragón condenó y derogó en 1301, fueron restaurados otra vez en 1347 por el propio Pedro IV.
No obstante Pedro IV, no estaba contento con la concesión de tales privilegios, por lo que acabó por derrotar a la Unión al año siguiente en la batalla de Épila, destruyendo con su propio puñal el documento que los contenía.
En estos fueros o privilegios, se prohibía al soberano detener a ningún ricohombre, mesnadero, caballero, infanzón o ciudadano de la Unión, a menos que el Justicia local lo pidiese, obligándole también a convocar cortes todos los años el día de Todos los Santos y si obraba en contra de lo estipulado, los nobles podían “desnaturarse” - negar obediencia y elegir otro soberano - lo cual dio motivo a decir: “Que había en Aragón tantos reyes como ricoshombres”.
El enfrentamiento del monarca con la Unión, surgió por la decisión real de hacer jurar como heredera a su hija Constanza, lo cual perjudicaba al hermano del rey, que ya ejercía como Gobernador de Aragón y levantó contra su hermano a la nobleza.
Los nobles, se posicionaron en apoyo del infante y, aunque Pedro procuró solucionar el problema de forma diplomática; convocando Cortes, revocando su decisión y confirmando los Privilegios de la Unión, declaró en secreto nada más concederlos, que todo quedaba sin efecto, por haberlo hecho contra su voluntad.
Poco después, el hermano del rey murió en Barcelona - probablemente envenenado por orden de este – siendo ahora su hermanastro Fernando quien encabezó la rebelión contra el monarca.
El conflicto se resolvió de forma definitiva en Épila el día 21 de julio, en una batalla centrada en el río Jalón, donde los mercenarios castellanos bien armados y expertos en la lucha, se abrieron paso hasta la otra orilla, atacando a los nobles que se mantenían en reserva los cuales se dieron a la fuga.
La victoria de las tropas realistas fue completa y definitiva y Pedro IV mando convocar Cortes en Zaragoza donde revocó definitivamente todos los privilegios de la Unión y con su propio puñal, rasgó e hizo luego quemar públicamente, los documentos que los recogían.
Los privilegios ante el poder real de la Unión de Aragón, fueron concedidos en 1287 por el rey Alfonso III “el Franco”, como resultado de su debilidad en las lucha de nobles, mesnaderos e infanzones del reino, producto de una rebelión abierta por parte de estos, que aunque el Justicia de Aragón condenó y derogó en 1301, fueron restaurados otra vez en 1347 por el propio Pedro IV.
No obstante Pedro IV, no estaba contento con la concesión de tales privilegios, por lo que acabó por derrotar a la Unión al año siguiente en la batalla de Épila, destruyendo con su propio puñal el documento que los contenía.
En estos fueros o privilegios, se prohibía al soberano detener a ningún ricohombre, mesnadero, caballero, infanzón o ciudadano de la Unión, a menos que el Justicia local lo pidiese, obligándole también a convocar cortes todos los años el día de Todos los Santos y si obraba en contra de lo estipulado, los nobles podían “desnaturarse” - negar obediencia y elegir otro soberano - lo cual dio motivo a decir: “Que había en Aragón tantos reyes como ricoshombres”.
El enfrentamiento del monarca con la Unión, surgió por la decisión real de hacer jurar como heredera a su hija Constanza, lo cual perjudicaba al hermano del rey, que ya ejercía como Gobernador de Aragón y levantó contra su hermano a la nobleza.
Los nobles, se posicionaron en apoyo del infante y, aunque Pedro procuró solucionar el problema de forma diplomática; convocando Cortes, revocando su decisión y confirmando los Privilegios de la Unión, declaró en secreto nada más concederlos, que todo quedaba sin efecto, por haberlo hecho contra su voluntad.
Poco después, el hermano del rey murió en Barcelona - probablemente envenenado por orden de este – siendo ahora su hermanastro Fernando quien encabezó la rebelión contra el monarca.
El conflicto se resolvió de forma definitiva en Épila el día 21 de julio, en una batalla centrada en el río Jalón, donde los mercenarios castellanos bien armados y expertos en la lucha, se abrieron paso hasta la otra orilla, atacando a los nobles que se mantenían en reserva los cuales se dieron a la fuga.
La victoria de las tropas realistas fue completa y definitiva y Pedro IV mando convocar Cortes en Zaragoza donde revocó definitivamente todos los privilegios de la Unión y con su propio puñal, rasgó e hizo luego quemar públicamente, los documentos que los recogían.
lunes, 20 de julio de 2015
Banca Catalana, uno de los primeros escándalos de la democracia
Tal día como hoy 20 de julio de 1984, una inspección descubre que el “agujero” de Banca Catalana asciende a miles de millones de pesetas.
Banca Catalana, fue una entidad creada en marzo de 1959 por Jordi Pujol y otras personas de sectores económicos diversos, tras la compra de la Banca Dorca de Olot que cambió su nombre por el de “Banca Catalana”.
Durante los años de 1960 al 1980 se expandió y abrió oficinas por toda Cataluña, Baleares y resto de España, financiando actividades catalanistas de todo tipo y con una política económica de aparente bonanza expansiva, repartió cientos de millones de pesetas en dividendos, pese a tener un déficit de 11.086 millones, realizando inversiones en las que luego se detectaron irregularidades, pero entonces era el décimo grupo bancario español y el primero catalán, con unos depósitos de 262.226 millones de pesetas, 352 oficinas y 5.226 empleados.
A comienzos de 1982, ya se rumoreaba que no atravesaba un buen momento, pese lo cual. acometió una gran expansión no solo con nuevas oficinas, sino adquiriendo una serie de bancos, en un momento en que los tipos de interés estaban muy altos.
Al poco entró en crisis, lo que provocó la retirada de más de un tercio de los depósitos, mientras los intentos de solución fracasaron, ante lo cual el Banco de España envió una inspección, la cual evidenció que el agujero iba aumentando y alcanzaba ya los 130.000 millones de pesetas, por lo que en septiembre de 1982 se intervino la entidad.
En mayo de 1984 Jordi Pujol – Presidente de la Generalitat - fue incluido en una querella presentada por la Fiscalía General del Estado, por presuntos delitos, contra los ex-directivos de la entidad, siendo objeto de duros ataques del diario El País.
Se descubrió que, aparte de que muchos de los bancos del consorcio estaban bastante mal gestionados, regía una filosofía impulsada personalmente por Jordi Pujol, consistente en ayudar a las empresas catalanas, de manera que cuando una tenía dificultades económicas, acudía a Banca Catalana solicitando crédito y aunque los informes técnicos fuesen negativos, Pujol obligaba a conceder la financiación solicitada, política que - como es natural - era un camino seguro para precipitarse al desastre, tal y como sucedió.
En octubre de 1984 se tomó declaración a Pujol en su residencia oficial, ante fiscales y abogados defensores, dando por conclusa la instrucción en mayo 1986 y un mes después se producía el procesamiento de los ex-consejeros, entre ellos Pujol, por presuntos delitos de apropiación indebida, falsedad en documento público y mercantil y maquinación para alterar el precio de las cosas.
Sin embargo, en noviembre de 1986, el pleno de la Audiencia de Barcelona estimó por mayoría de votos, que en el caso de Pujol no había indicios de criminalidad en su actuación, como vicepresidente ejecutivo de Banca Catalana y, en marzo de 1990, decretó el sobreseimiento definitivo del sumario para todos los demás, al no encontrar indicios de delito, pese a que consideró que la gestión fue imprudente e incluso desastrosa
Según la memoria del Fondo de Garantía de Depósitos, el coste del saneamiento de la entidad y los bancos relacionados con ella, arrojó la cifra total de 3.000 millones de euros, que como siempre sucede en este país, fue costeado por todos los españoles.
Pocos años más tarde, se ha sabido la clase de sujeto, que era el tal Pujol.
Banca Catalana, fue una entidad creada en marzo de 1959 por Jordi Pujol y otras personas de sectores económicos diversos, tras la compra de la Banca Dorca de Olot que cambió su nombre por el de “Banca Catalana”.
Durante los años de 1960 al 1980 se expandió y abrió oficinas por toda Cataluña, Baleares y resto de España, financiando actividades catalanistas de todo tipo y con una política económica de aparente bonanza expansiva, repartió cientos de millones de pesetas en dividendos, pese a tener un déficit de 11.086 millones, realizando inversiones en las que luego se detectaron irregularidades, pero entonces era el décimo grupo bancario español y el primero catalán, con unos depósitos de 262.226 millones de pesetas, 352 oficinas y 5.226 empleados.
A comienzos de 1982, ya se rumoreaba que no atravesaba un buen momento, pese lo cual. acometió una gran expansión no solo con nuevas oficinas, sino adquiriendo una serie de bancos, en un momento en que los tipos de interés estaban muy altos.
Al poco entró en crisis, lo que provocó la retirada de más de un tercio de los depósitos, mientras los intentos de solución fracasaron, ante lo cual el Banco de España envió una inspección, la cual evidenció que el agujero iba aumentando y alcanzaba ya los 130.000 millones de pesetas, por lo que en septiembre de 1982 se intervino la entidad.
En mayo de 1984 Jordi Pujol – Presidente de la Generalitat - fue incluido en una querella presentada por la Fiscalía General del Estado, por presuntos delitos, contra los ex-directivos de la entidad, siendo objeto de duros ataques del diario El País.
Se descubrió que, aparte de que muchos de los bancos del consorcio estaban bastante mal gestionados, regía una filosofía impulsada personalmente por Jordi Pujol, consistente en ayudar a las empresas catalanas, de manera que cuando una tenía dificultades económicas, acudía a Banca Catalana solicitando crédito y aunque los informes técnicos fuesen negativos, Pujol obligaba a conceder la financiación solicitada, política que - como es natural - era un camino seguro para precipitarse al desastre, tal y como sucedió.
En octubre de 1984 se tomó declaración a Pujol en su residencia oficial, ante fiscales y abogados defensores, dando por conclusa la instrucción en mayo 1986 y un mes después se producía el procesamiento de los ex-consejeros, entre ellos Pujol, por presuntos delitos de apropiación indebida, falsedad en documento público y mercantil y maquinación para alterar el precio de las cosas.
Sin embargo, en noviembre de 1986, el pleno de la Audiencia de Barcelona estimó por mayoría de votos, que en el caso de Pujol no había indicios de criminalidad en su actuación, como vicepresidente ejecutivo de Banca Catalana y, en marzo de 1990, decretó el sobreseimiento definitivo del sumario para todos los demás, al no encontrar indicios de delito, pese a que consideró que la gestión fue imprudente e incluso desastrosa
Según la memoria del Fondo de Garantía de Depósitos, el coste del saneamiento de la entidad y los bancos relacionados con ella, arrojó la cifra total de 3.000 millones de euros, que como siempre sucede en este país, fue costeado por todos los españoles.
Pocos años más tarde, se ha sabido la clase de sujeto, que era el tal Pujol.
domingo, 19 de julio de 2015
La batalla de Guadalete, inicio de la invasión musulmana
Tal día como hoy 19 de julio del año 711, en la batalla de Guadalete, Táriq ibn Ziyad, vence al rey Rodrigo, lo que supuso la conquista musulmana de la península ibérica.
Se ha discutido por algunos historiadores la veracidad y trascendencia de esta batalla, que podría no haber sido más que un enfrentamiento de pocos cientos de hombres, pero sea como sea, resultó el desencadenante de la conquista de la península.
Según la historiografía basada en crónicas árabes, la batalla tuvo lugar el 19 de julio del 711 cerca del río Guadalete y para el historiador Sánchez Albornoz, fue en este rio, junto a la fuente termal sulfurosa del Cortijo de Casablanca, al sur de Arcos de la Frontera, en la “Junta de los Ríos” confluencia del Guadalete con el Majaceite.
De acuerdo a las fuentes, Táriq siguiendo órdenes de Musa ibn Nusair, gobernador del norte de África, habría planeado la invasión, ayudado por el conde Don Julián, que facilitó el cruce del estrecho, aunque tal vez esto sea la adaptación de un poema medieval posterior, que sostenía la violación de la hija del conde por parte de Rodrigo, lo cual habría causado la traición de éste.
El número de efectivos de ambos bandos es ilusorio, llegando a contar hasta 100.000 por el lado visigodo lo cual es una absoluta exageración, mientras los musulmanes desembarcaron unos 7.000 soldados bereberes de a pie, con los cuales tomaron Algeciras.
El rey Rodrigo se encontraba en Pamplona, combatiendo a los vascones y la noticia tardó en llegar varias semanas, pero la crisis interna del reino limitó su margen de maniobra a la hora de reclutar un ejército, viéndose obligado a aceptar la ayuda de los witizanos, cuya traición desconocía, con los que - tal vez, -pudo organizar un ejército de unos 40.000 hombres.
De acuerdo a las crónicas, una vez empezada la batalla, los hijos de Witiza, se retiraron con sus tropas, dejando a Rodrigo en inferioridad, mientras los bereberes, con ataques rápidos diezmaron las fuerzas leales al rey y tras duro combate, solo se encontró el caballo de Rodrigo asaetado a orillas del río, sin que fuese hallado su cadáver.
La destrucción visigoda, el desconocimiento del modo de combatir bereber y la probable muerte del rey dejó la puerta abierta a Toledo, pues desaparecidos los “spatarios” de la guardia real, la ciudad no opuso resistencia lo que impidió la elección de un nuevo rey y el establecimiento de la resistencia.
A la rápida conquista, ayudaron entre otras causas, los numerosos descontentos iberorromanos que no tenían derechos políticos y veía en el invasor un aliado; la ayuda de la población judía, perseguida por la monarquía católica visigoda, y el resto de la población, cansada de hambres, guerras y deseosa de estabilidad política, que no opuso resistencia.
Musa, receloso de Tariq, decidió intervenir personalmente en el 712, al mando de un ejército de 18.000 hombres y sin encontrar apenas resistencia, en menos de 3 años sometieron casi la totalidad de la Península e intentaron invadir el resto de Europa a través del reino franco.
Tradicionalmente se ha considerado que entre las huestes derrotadas que huían hacia el norte desde el Guadalete y desde Toledo, se encontraría probablemente Don Pelayo, legendario precursor de la Reconquista tras la batalla de Covadonga.
Se ha discutido por algunos historiadores la veracidad y trascendencia de esta batalla, que podría no haber sido más que un enfrentamiento de pocos cientos de hombres, pero sea como sea, resultó el desencadenante de la conquista de la península.
Según la historiografía basada en crónicas árabes, la batalla tuvo lugar el 19 de julio del 711 cerca del río Guadalete y para el historiador Sánchez Albornoz, fue en este rio, junto a la fuente termal sulfurosa del Cortijo de Casablanca, al sur de Arcos de la Frontera, en la “Junta de los Ríos” confluencia del Guadalete con el Majaceite.
De acuerdo a las fuentes, Táriq siguiendo órdenes de Musa ibn Nusair, gobernador del norte de África, habría planeado la invasión, ayudado por el conde Don Julián, que facilitó el cruce del estrecho, aunque tal vez esto sea la adaptación de un poema medieval posterior, que sostenía la violación de la hija del conde por parte de Rodrigo, lo cual habría causado la traición de éste.
El número de efectivos de ambos bandos es ilusorio, llegando a contar hasta 100.000 por el lado visigodo lo cual es una absoluta exageración, mientras los musulmanes desembarcaron unos 7.000 soldados bereberes de a pie, con los cuales tomaron Algeciras.
El rey Rodrigo se encontraba en Pamplona, combatiendo a los vascones y la noticia tardó en llegar varias semanas, pero la crisis interna del reino limitó su margen de maniobra a la hora de reclutar un ejército, viéndose obligado a aceptar la ayuda de los witizanos, cuya traición desconocía, con los que - tal vez, -pudo organizar un ejército de unos 40.000 hombres.
De acuerdo a las crónicas, una vez empezada la batalla, los hijos de Witiza, se retiraron con sus tropas, dejando a Rodrigo en inferioridad, mientras los bereberes, con ataques rápidos diezmaron las fuerzas leales al rey y tras duro combate, solo se encontró el caballo de Rodrigo asaetado a orillas del río, sin que fuese hallado su cadáver.
La destrucción visigoda, el desconocimiento del modo de combatir bereber y la probable muerte del rey dejó la puerta abierta a Toledo, pues desaparecidos los “spatarios” de la guardia real, la ciudad no opuso resistencia lo que impidió la elección de un nuevo rey y el establecimiento de la resistencia.
A la rápida conquista, ayudaron entre otras causas, los numerosos descontentos iberorromanos que no tenían derechos políticos y veía en el invasor un aliado; la ayuda de la población judía, perseguida por la monarquía católica visigoda, y el resto de la población, cansada de hambres, guerras y deseosa de estabilidad política, que no opuso resistencia.
Musa, receloso de Tariq, decidió intervenir personalmente en el 712, al mando de un ejército de 18.000 hombres y sin encontrar apenas resistencia, en menos de 3 años sometieron casi la totalidad de la Península e intentaron invadir el resto de Europa a través del reino franco.
Tradicionalmente se ha considerado que entre las huestes derrotadas que huían hacia el norte desde el Guadalete y desde Toledo, se encontraría probablemente Don Pelayo, legendario precursor de la Reconquista tras la batalla de Covadonga.
sábado, 18 de julio de 2015
El desastre de Alarcos
La batalla o el “desastre de Alarcos”, tuvo lugar entre las tropas de Alfonso VIII de Castilla y las almohades de Yusuf II, saldándose con la derrota para los cristianos, que frenó la reconquista hasta la batalla de Las Navas de Tolosa en 1212.
En 1177, Alfonso VIII conquistó Cuenca y poco después empezó a levantar la ciudad de Alarcos, pero aún sin terminar su muralla, una expedición del arzobispo de Toledo, saqueó las cercanías de Sevilla, lo que enfureció a Yusuf que decidió castigar a los castellanos.
Al parecer para complicarlo más, Alfonso VIII de forma imprudente, retó a Yusuf en tono altanero y este, lo trasmitió a sus tribus de África obteniendo en respuesta en junio de 1195, logrando reunir un ejército de más de 30.000 hombres, con todo tipo de mercenarios, incluso contando con las fuerzas cristianas de Pedro Fernández de Castro "el Castellano", que combatió para los almohades.
Cuando el mes de julio el ejército almohade fue avistado, era tan numeroso “que no llegaron a saber cuántos lo formaban”, pero otra vez de manera imprudente, Alfonso VIII decidió presentar batalla con solo unos 15.000 hombres en lugar de esperar a las tropas leonesas de refuerzo.
Abū Yūsuf – menos impulsivo que el castellano - prefirió esperar el resto de sus fuerzas y la madrugada del 19 de julio el ejército almohade se puso en marcha.
La carga cristiana, un tanto desordenada pero impetuosa, no se hizo esperar y a tres horas del inicio, los sarracenos, haciendo uso de su caballería ligera y su superioridad numérica, rebasaron a los cristianos por los flancos y atacaron por la retaguardia, lo que acabó por cerrar el cerco a estos, que, rodeados, hubieron de huir con infinidad de bajas, mientras a los supervivientes, se les permitió marchar
Aceptar la batalla, fue una imprudencia de Alfonso VIII, pues las tropas de Yusub eran muy superiores, pero el rey, en la plenitud de su vida, no pensó en ningún instante retroceder ante el enemigo, prefiriendo morir antes que contemplar el gran catástrofe que se avecinaba, debiendo ser sacado en contra de su voluntad, del campo de batalla.
Como consecuencia de la derrota, los almohades llegaron hasta las proximidades de Toledo, y afortunadamente para Castilla, Abu Yusuf volvió a Sevilla para restablecer sus numerosas bajas.
En los dos años siguientes, las tropas musulmanas asolaron Extremadura, el valle del Tajo, La Mancha y las proximidades de Toledo, aunque fueron rechazadas por Pedro Fernández de Castro "el Castellano", que tras la batalla se cambió de bando y pasó a servir a Alfonso IX de León, quien le nombró su Mayordomo.
Estas expediciones no aportaron más terreno para el califa que, enfermo volvió al norte de África, donde murió, por lo que las consecuencias fueron poco duraderas y cuando el nuevo califa Muhammed al-Nasir intentó frenar el nuevo avance cristiano, fue derrotado de forma absoluta en la batalla de las Navas de Tolosa, y el Imperio Almohade se derrumbó pocos años después.
viernes, 17 de julio de 2015
El adelanto en un día, de la Guerra Civil Española.
Tal día como hoy 17 de julio de 1936, se produce en España un golpe de estado, del ejército del norte de Marruecos y diversas guarniciones peninsulares.
El 17 de julio en Melilla, los oficiales que estaban confabulados para el alzamiento militar se reunieron en el departamento cartográfico y trazaron planes para ocupar edificios públicos, los cuales fueron comunicados a dirigentes falangistas.
No obstante, la información se filtró también al Comandante Militar de Melilla, que a su vez informó al gobierno y envió soldados y guardias de asalto a registrar el departamento, pero el coronel al mando del mismo retrasó el registro, mientras pidió un grupo de legionarios, que desarmó a la patrulla.
Descubierto el complot, se optó por proclamar inmediatamente el estado de guerra, iniciando anticipadamente el levantamiento previsto para el día siguiente e informando a sus compañeros golpìstas que habían sido descubiertos.
Los sublevados en el resto de España, no consiguieron alcanzar su objetivo principal de apoderarse del centro del poder en Madrid, ni en las grandes ciudades, como Barcelona, Valencia, Bilbao, Málaga o Murcia, pero dominaron cerca de la mitad del territorio español.
De los lugares donde triunfó la sublevación partieron ofensivas de los rebeldes, a hacer lo que la propaganda "nacional" llamó la “Reconquista”, tomar las ciudades en manos de la República o liberar lugares donde los rebeldes estaban asediados por los gubernamentales, como Oviedo y el Alcázar de Toledo.
La muerte en accidente de aviación del general Sanjurjo, que iba ser el jefe de la rebelión, provocó que los sublevados decidieron crear una “Junta de Defensa Nacional”, para representarse ante los gobiernos extranjeros, aunque en las semanas siguientes ningún estado la reconoció y siguió considerando gobierno legítimo al de Madrid
Los republicanos, por su parte, consiguieron sofocar el alzamiento en más de la mitad de España, incluyendo todas las zonas industrializadas, en parte debido a la participación de las milicias recién armadas de socialistas, comunistas y anarquistas y la lealtad de la mayoría de la Guardia de Asalto.
El territorio leal, era superior en extensión al rebelde, por lo que el resultado del levantamiento fue incierto y España quedó dividida en dos zonas, preparándose ambos bandos para un inevitable enfrentamiento que iba a desangrar España durante tres largos años.
La rápida colaboración de Alemania e Italia, en favor de los rebeldes, facilitó el comienzo de la guerra que tuvo múltiples facetas; lucha de clases, guerra de religión, enfrentamiento de nacionalismos, lucha entre dictadura y democracia y entre fascismo y comunismo, etc.
Ambos bandos cometieron graves crímenes, tanto en el frente como en la retaguardia; sacas de presos, desapariciones de personas, ejecuciones extrajudiciales etc., pero mientras la dictadura investigó y condenó severamente los delitos cometidos en zona republicana, los delitos de los vencedores nunca fueron investigados ni enjuiciados y algunos historiadores, sostienen que hubo un genocidio en el que, se habría intentado exterminar a la oposición política.
Las consecuencias de la Guerra Civil, han marcado en gran medida la historia posterior de España, por lo excepcionalmente dramáticas y duradera en el tiempo y la memoria, aunque entendemos que tantos años después se hace preciso – sin olvidar, para no repetir – empezar a pasar página.
El 17 de julio en Melilla, los oficiales que estaban confabulados para el alzamiento militar se reunieron en el departamento cartográfico y trazaron planes para ocupar edificios públicos, los cuales fueron comunicados a dirigentes falangistas.
No obstante, la información se filtró también al Comandante Militar de Melilla, que a su vez informó al gobierno y envió soldados y guardias de asalto a registrar el departamento, pero el coronel al mando del mismo retrasó el registro, mientras pidió un grupo de legionarios, que desarmó a la patrulla.
Descubierto el complot, se optó por proclamar inmediatamente el estado de guerra, iniciando anticipadamente el levantamiento previsto para el día siguiente e informando a sus compañeros golpìstas que habían sido descubiertos.
Los sublevados en el resto de España, no consiguieron alcanzar su objetivo principal de apoderarse del centro del poder en Madrid, ni en las grandes ciudades, como Barcelona, Valencia, Bilbao, Málaga o Murcia, pero dominaron cerca de la mitad del territorio español.
De los lugares donde triunfó la sublevación partieron ofensivas de los rebeldes, a hacer lo que la propaganda "nacional" llamó la “Reconquista”, tomar las ciudades en manos de la República o liberar lugares donde los rebeldes estaban asediados por los gubernamentales, como Oviedo y el Alcázar de Toledo.
La muerte en accidente de aviación del general Sanjurjo, que iba ser el jefe de la rebelión, provocó que los sublevados decidieron crear una “Junta de Defensa Nacional”, para representarse ante los gobiernos extranjeros, aunque en las semanas siguientes ningún estado la reconoció y siguió considerando gobierno legítimo al de Madrid
Los republicanos, por su parte, consiguieron sofocar el alzamiento en más de la mitad de España, incluyendo todas las zonas industrializadas, en parte debido a la participación de las milicias recién armadas de socialistas, comunistas y anarquistas y la lealtad de la mayoría de la Guardia de Asalto.
El territorio leal, era superior en extensión al rebelde, por lo que el resultado del levantamiento fue incierto y España quedó dividida en dos zonas, preparándose ambos bandos para un inevitable enfrentamiento que iba a desangrar España durante tres largos años.
La rápida colaboración de Alemania e Italia, en favor de los rebeldes, facilitó el comienzo de la guerra que tuvo múltiples facetas; lucha de clases, guerra de religión, enfrentamiento de nacionalismos, lucha entre dictadura y democracia y entre fascismo y comunismo, etc.
Ambos bandos cometieron graves crímenes, tanto en el frente como en la retaguardia; sacas de presos, desapariciones de personas, ejecuciones extrajudiciales etc., pero mientras la dictadura investigó y condenó severamente los delitos cometidos en zona republicana, los delitos de los vencedores nunca fueron investigados ni enjuiciados y algunos historiadores, sostienen que hubo un genocidio en el que, se habría intentado exterminar a la oposición política.
Las consecuencias de la Guerra Civil, han marcado en gran medida la historia posterior de España, por lo excepcionalmente dramáticas y duradera en el tiempo y la memoria, aunque entendemos que tantos años después se hace preciso – sin olvidar, para no repetir – empezar a pasar página.
jueves, 16 de julio de 2015
Las Navas de Tolosa, principio del fin de la reconquista.
Tal día como hoy 16 de julio de 1212, el ejército organizado por Alfonso VIII de Castilla, se enfrenta a los almohades en la batalla de Las Navas de Tolosa.
La batalla tuvo lugar cerca de Santa Elena – Jaén - entre un ejército cristiano formado las tropas de Alfonso VIII de Castilla, Sancho VII de Navarra y Pedro II de Aragón, contra un ejército superior en número del califa almohade Muhammad An-Nasir, saldada con una absoluta victoria cristiana, que significó el principio del fin de la presencia musulmana en la península.
La coalición, fue el resultado de la cruzada organizada por Alfonso VIII, tras su derrota en Alarcos en 1195, fraguada con la mediación del papa, por lo que había gran número de cruzados provenientes de otros estados europeos – ultramontanos - entre ellos los obispos de Narbona, Burdeos y Nantes con sus huestes.
El número de combatientes cristianos, actualmente se cree que pudieron llegar a unos 14.000 entre jinetes e infantes, mientras que los musulmanes se estiman en más de 20.000, con una composición internacional como la cristiana, atraídos por la llamada a la “Guerra Santa”.
En torno a la tienda del sultán, se encontraba la llamada “Guardia Negra” fanáticos soldados-esclavos de Senegal, encadenados entre sí y al suelo, de tal manera que tenían que luchar o morir, mientras el sultán arengaba las tropas, con el Corán en una mano y una cimitarra en la otra y en ambos ejércitos abundaban los santones, monjes y sacerdotes, exhortando a una lucha sin tregua.
Durante la marcha inicial, se produjo la deserción y abandono de casi todos los cruzados europeos por no estar de acuerdo con Alfonso VIII que había dictado trato humanitario para los musulmanes, en el caso de vencerles, prohibiendo el pillaje, el asesinato o los malos tratos.
El 16 de julio, los cristianos atacaron a los almohades, con resultado incierto al retroceder la vanguardia cristiana y al notar esto, los reyes cristianos al frente de sus mejores caballeros iniciaron una carga crítica – la llamada Carga de los Tres Reyes - que infundió nuevos bríos al resto de las tropas y fue decisiva para el resultado de la contienda.
Los tres reyes marcharon imparables y el de Navarra, se dirigió directamente hacia Al-Nasir, siendo las tropas navarras las primeras en romper las cadenas y pasar la empalizada, mientras la guardia personal del califa sucumbía en sus puestos y el propio An-Nasir se mantenía en combate.
La carnicería en aquella colina fue de tal magnitud, que tras la batalla, los caballos apenas podían andar por ella, de la cantidad de cadáveres amontonados, y al concluir el ejército musulmán se desintegró y cada cual buscó su propia salvación huyendo, incluido el califa.
Esta precipitada huida, proporcionó a los cristianos un ingente botín, del que se conserva la bandera o “pendón de Las Navas” en el Monasterio de Las Huelgas en Burgos, considerado el mejor tapiz almohade de España.
Como consecuencia de la batalla, se puso fin a la hegemonía musulmana en la península ibérica, que entró en su declive definitivo y la Reconquista tomó un nuevo impulso, que produjo en los siguientes cuarenta años un avance muy significativo
La batalla tuvo lugar cerca de Santa Elena – Jaén - entre un ejército cristiano formado las tropas de Alfonso VIII de Castilla, Sancho VII de Navarra y Pedro II de Aragón, contra un ejército superior en número del califa almohade Muhammad An-Nasir, saldada con una absoluta victoria cristiana, que significó el principio del fin de la presencia musulmana en la península.
La coalición, fue el resultado de la cruzada organizada por Alfonso VIII, tras su derrota en Alarcos en 1195, fraguada con la mediación del papa, por lo que había gran número de cruzados provenientes de otros estados europeos – ultramontanos - entre ellos los obispos de Narbona, Burdeos y Nantes con sus huestes.
El número de combatientes cristianos, actualmente se cree que pudieron llegar a unos 14.000 entre jinetes e infantes, mientras que los musulmanes se estiman en más de 20.000, con una composición internacional como la cristiana, atraídos por la llamada a la “Guerra Santa”.
En torno a la tienda del sultán, se encontraba la llamada “Guardia Negra” fanáticos soldados-esclavos de Senegal, encadenados entre sí y al suelo, de tal manera que tenían que luchar o morir, mientras el sultán arengaba las tropas, con el Corán en una mano y una cimitarra en la otra y en ambos ejércitos abundaban los santones, monjes y sacerdotes, exhortando a una lucha sin tregua.
Durante la marcha inicial, se produjo la deserción y abandono de casi todos los cruzados europeos por no estar de acuerdo con Alfonso VIII que había dictado trato humanitario para los musulmanes, en el caso de vencerles, prohibiendo el pillaje, el asesinato o los malos tratos.
El 16 de julio, los cristianos atacaron a los almohades, con resultado incierto al retroceder la vanguardia cristiana y al notar esto, los reyes cristianos al frente de sus mejores caballeros iniciaron una carga crítica – la llamada Carga de los Tres Reyes - que infundió nuevos bríos al resto de las tropas y fue decisiva para el resultado de la contienda.
Los tres reyes marcharon imparables y el de Navarra, se dirigió directamente hacia Al-Nasir, siendo las tropas navarras las primeras en romper las cadenas y pasar la empalizada, mientras la guardia personal del califa sucumbía en sus puestos y el propio An-Nasir se mantenía en combate.
La carnicería en aquella colina fue de tal magnitud, que tras la batalla, los caballos apenas podían andar por ella, de la cantidad de cadáveres amontonados, y al concluir el ejército musulmán se desintegró y cada cual buscó su propia salvación huyendo, incluido el califa.
Esta precipitada huida, proporcionó a los cristianos un ingente botín, del que se conserva la bandera o “pendón de Las Navas” en el Monasterio de Las Huelgas en Burgos, considerado el mejor tapiz almohade de España.
Como consecuencia de la batalla, se puso fin a la hegemonía musulmana en la península ibérica, que entró en su declive definitivo y la Reconquista tomó un nuevo impulso, que produjo en los siguientes cuarenta años un avance muy significativo
miércoles, 15 de julio de 2015
La radio que fue enemiga de Franco.
Tal día como hoy 15 de julio de 1977, tras emitir el día anterior su último comunicado, el Partido Comunista de España clausura la emisora clandestina “La Pirenaica”
Su nombre era Radio España Independiente, pero fue conocida popularmente por “La Pirenaica”, emisora creada por el Partido Comunista de España, como vía de propaganda hacia el país al tener prohibida su actividad dentro del Estado español.
Creada a instancias de Dolores Ibárruri, “la Pasionaria”, en su momento fue la más importante entre las emisoras "clandestinas", que en julio de 1941 comenzó a emitir desde Moscú, llamándole desde ese día "estación pirenaica" al objeto de eliminar la sensación de lejanía que podía significar para los oyentes de España, el hecho de estar en Moscú ya que mucha gente pensaba que la emisora estaba realmente en los montes Pirineos.
Era la principal información radiofónica contraria al régimen de Franco, y por tanto, el simple hecho de sintonizarla, ya era un gesto de oposición al franquismo y objeto de vigilancia y represión, compitiendo con otras emisoras que emitían también en Español, como la Radiodifusión Francesa, la BBC o Radio Moscú, a través de las cuales los oyentes podían acceder a una información más libre y plural, aunque no demasiado fiable por su tendencia a difundir propaganda antifranquista a ultranza que con frecuencia daba noticias ridículas, fácilmente comprobables en cuanto a su falsedad por los habitantes del lugar a que se referían, lo cual destruía su credibilidad.
Después del ataque del ejército alemán a la Unión Soviética y ante su proximidad a Moscú, Radio España Independiente se trasladó a Baskiria - república de la Federación Rusa - y en enero de 1955, por razones no explicadas, la emisora se trasladó al que sería su emplazamiento definitivo, la capital de Rumanía, Bucarest.
A partir de 1960 se la dotó de medios técnicos, para ampliar su cobertura y neutralizar las interferencias de las autoridades franquistas, iniciándose la emisión con programas a distintas horas y en ciertas frecuencias que iban variando, llamadas “'ondas volantes” , y así evitar que fuesen interferidas.
La importancia que la dictadura franquista daba a esta emisora, se evidenciaba en que, las emisiones de la Pirenaica captadas desde Burgos, eran diariamente mecanografiadas y enviadas copiadas a los mandos militares y los ministerios de Gobernación e Información y Turismo.
En los últimos años del régimen de Franco, las condiciones de apertura política de la “ley Fraga”, permitieron mayor libertad de expresión en la prensa, y al mismo tiempo, el enfrentamiento político dentro del “bloque comunista” contra Moscú, sobre todo desde la invasión de Checoslovaquia en 1968, propiciaron que, en sus últimos años, las emisiones de "La Pirenaica" no tuviera el carácter exclusivo comunista sino que hablaba más de una "reconciliación nacional".
La muerte de Franco, significó el reforzamiento de esta tendencia y la nueva situación bajo la monarquía constitucional hizo que, el 14 de julio de 1977, con la llegada de la democracia, la Pirenaica emitiese su último programa desde Madrid, consistente en la primera sesión de las Cortes que habían de elaborar la Constitucional de 1978, cerrando definitivamente sus instalaciones el día siguiente.
Su nombre era Radio España Independiente, pero fue conocida popularmente por “La Pirenaica”, emisora creada por el Partido Comunista de España, como vía de propaganda hacia el país al tener prohibida su actividad dentro del Estado español.
Creada a instancias de Dolores Ibárruri, “la Pasionaria”, en su momento fue la más importante entre las emisoras "clandestinas", que en julio de 1941 comenzó a emitir desde Moscú, llamándole desde ese día "estación pirenaica" al objeto de eliminar la sensación de lejanía que podía significar para los oyentes de España, el hecho de estar en Moscú ya que mucha gente pensaba que la emisora estaba realmente en los montes Pirineos.
Era la principal información radiofónica contraria al régimen de Franco, y por tanto, el simple hecho de sintonizarla, ya era un gesto de oposición al franquismo y objeto de vigilancia y represión, compitiendo con otras emisoras que emitían también en Español, como la Radiodifusión Francesa, la BBC o Radio Moscú, a través de las cuales los oyentes podían acceder a una información más libre y plural, aunque no demasiado fiable por su tendencia a difundir propaganda antifranquista a ultranza que con frecuencia daba noticias ridículas, fácilmente comprobables en cuanto a su falsedad por los habitantes del lugar a que se referían, lo cual destruía su credibilidad.
Después del ataque del ejército alemán a la Unión Soviética y ante su proximidad a Moscú, Radio España Independiente se trasladó a Baskiria - república de la Federación Rusa - y en enero de 1955, por razones no explicadas, la emisora se trasladó al que sería su emplazamiento definitivo, la capital de Rumanía, Bucarest.
A partir de 1960 se la dotó de medios técnicos, para ampliar su cobertura y neutralizar las interferencias de las autoridades franquistas, iniciándose la emisión con programas a distintas horas y en ciertas frecuencias que iban variando, llamadas “'ondas volantes” , y así evitar que fuesen interferidas.
La importancia que la dictadura franquista daba a esta emisora, se evidenciaba en que, las emisiones de la Pirenaica captadas desde Burgos, eran diariamente mecanografiadas y enviadas copiadas a los mandos militares y los ministerios de Gobernación e Información y Turismo.
En los últimos años del régimen de Franco, las condiciones de apertura política de la “ley Fraga”, permitieron mayor libertad de expresión en la prensa, y al mismo tiempo, el enfrentamiento político dentro del “bloque comunista” contra Moscú, sobre todo desde la invasión de Checoslovaquia en 1968, propiciaron que, en sus últimos años, las emisiones de "La Pirenaica" no tuviera el carácter exclusivo comunista sino que hablaba más de una "reconciliación nacional".
La muerte de Franco, significó el reforzamiento de esta tendencia y la nueva situación bajo la monarquía constitucional hizo que, el 14 de julio de 1977, con la llegada de la democracia, la Pirenaica emitiese su último programa desde Madrid, consistente en la primera sesión de las Cortes que habían de elaborar la Constitucional de 1978, cerrando definitivamente sus instalaciones el día siguiente.
Suscribirse a:
Entradas (Atom)