domingo, 20 de junio de 2021

Historia del Eurotúnel

 

Tal día como hoy 20 de junio del 1994 un tren de alta velocidad, atravesó por primera vez el Canal de la Mancha por el túnel submarino, que une Francia con Gran Bretaña. Lo hizo en apenas dos horas y media.

La obra mas importante de ingeniería del siglo XX - calificada así incluso antes de su construcción- cumple años y, por primera vez en su vida, con beneficios. El 6 de mayo de 1994 Isabel II, reina de Inglaterra, y François Miterrand, presidente de la República francesa, inauguraron un largo agujero que permitiría el paso de trenes bajo el Canal de la Mancha, uniendo los pálidos acantilados británicos de Dover con la costa francesa de Calais: el Eurotúnel.

Así acababan dos siglos de proyectos e intentos por comunicar, vía terrestre, Inglaterra con el resto del continente. O, como señalaron en su momento los británicos, romper por fin el aislamiento de Europa. Pese a los importantes intereses puestos en juego y a los cálculos previstos, la historia de estas cinco temporadas no ha sido de color de rosa.

Las pérdidas de sus empresas gestoras se lo pusieron fácil a los editorialistas de la prensa económica europea. El enorme déficit inducía a señalar que el Eurotúnel tenía dos agujeros. Uno eran las galerías por las que circulaban los trenes, otro el financiero. Y el tamaño de éste sobrepasaba holgadamente el de aquéllas. Parecía no tener fin.

La acumulación de los costes de la obra y los intereses bancarios generados sobrepasaba según algunas fuentes los dos billones de pesetas. Para colmo, las compañías de ferries, tradicionales responsables del tránsito entre Francia e Inglaterra sobre el Canal, emprendieron una política de recortes de precios, que despobló de pasajeros los vagones de los trenes del Eurotúnel.

Año tras año, las pérdidas aumentaron hasta el punto de que los responsables del proyecto anglo-británico suspendieron pagos durante 18 meses. La sociedad gestora aplazó el pago de los intereses a más de 220 entidades bancarias, unos gastos financieros estimados entre 125.000 y 150.000 millones de pesetas; unos 400 millones diarios sólo en amortización de intereses.

Según los analistas, las causas del desastre económico fueron: 1. El mal cálculo de los costos reales de la obra. 2. El retraso en la inauguración (de junio de 1993, hasta finales de 1994) aumentó los costes en dos billones de pesetas. 3. Las irreales previsiones del tráfico en el Eurotúnel; los elevados precios de los pasajes y la feroz competencia de compañías aéreas y navieras, obligaron a un severo replanteamiento.

A pesar de todo ello, las cifras de 1998 fueron un soplo de esperanza para el Eurotúnel. Por primera vez, los resultados de explotación han abandonado los números rojos. La sociedad explotadora obtuvo beneficios. Veinte millones de personas y 11 millones de toneladas atravesaron el túnel el pasado año, un 5% más que el año anterior. El tráfico de coches particulares aumentó en 1998 un 45%, el de autobuses, un 49% y el de camiones, un 175%.

Al principio, lejos de entusiasmarse con tan magna obra de ingeniería y el fin de su aislamiento, los británicos acogieron el Eurotúnel con el mismo recelo que suele inspirarles todo lo que suene a mayor integración europea y pérdida de su insularidad. A juzgar por las informaciones de la prensa, el túnel bajo el Canal de La Mancha era un invento diabólico que traería invasiones, epidemias y plagas del continente. Con el tiempo, lo práctico del servicio ha ido venciendo las reticencias del público.

Los franceses usan cada vez más el Eurotúnel para viajar desde el centro de París a la estación de Waterloo (Londres), superada la mala imagen inicial que originaron los accidentes e incidentes de los primeros años. Tras el incendio de 1996, el prestigioso "Le Monde" aseguró que la supervivencia del Eurotúnel quedaba comprometida. En 1997, el Shuttle -que transportaba coches y pasajeros- quedó parado en medio del túnel submarino durante media hora por un corte del fluido eléctrico.

Pese a los incidentes, los franceses han incorporado el Eurotúnel como medio funcional que les permite evitar los trasiegos de los aeropuertos, viajando en un tren donde se puede caminar o comer. Las numerosas ofertas del tren Eurostar para los fines de semana, con hotel incluido, han estimulado los viajes cortos a Londres de miles de parisinos.


 

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