Tal día como hoy 22 de diciembre de
1972, dispositivos de rescate consiguieron llegar hasta los 16
supervivientes del equipo de rugby Montevideo y sacaron a los 16
jóvenes de los Andes, donde su avión se había estrellado 72 días
antes.
La historia dio la vuelta al mundo: el vuelo 571 de la Fuerza Aérea Uruguaya estaba sobrevolando los Andes con 45 personas a bordo cuando las condiciones meteorológicas adversas hicieron que se estrellara en plena cordillera.
Una docena de pasajeros murieron en el acto, otras 17 durante los días siguientes debido a las heridas, la falta de alimentos o las condiciones del lugar, donde se alcanzaban hasta -40ºC. Los 16 supervivientes restantes se refugiaron en los restos del avión a la espera de que los equipos de rescate les localizaran pero los días pasaron y no apareció nadie.
La situación era tan extrema que, para poder seguir vivos, tuvieron que comer carne humana de sus compañeros fallecidos.
Dos de los jugadores, Nando Parrado y Roberto Canessa, decidieron jugársela y salir al exterior para buscar ayuda. Tras una caminata de 11 días lograron ponerse en contacto con otras personas y se procedió a su rescate.
En circunstancias normales, el equipo de búsqueda y rescate habría traído los restos de los muertos para su entierro. Sin embargo, dadas las circunstancias, incluido que los cuerpos estaban en Argentina, los rescatistas chilenos dejaron los cuerpos en el lugar hasta que las autoridades pudieran tomar las decisiones necesarias.
El ejército chileno fotografió los cuerpos y cartografió el área. Un sacerdote católico escuchó las confesiones de los sobrevivientes y les dijo que no estaban condenados por la antropofagia, dada la naturaleza in extremis de su situación de supervivencia
En 1993 se estrenó la película ¡Viven! De Frank Marshall, basada en esta historia.
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