Tal dia como hoy 6 de diciembre de 1814 nació en Reus, al sur de Cataluña, Juan Prim y Prats, conde de Reus, marqués de los Castillejos y vizconde del Bruch.
Este militar español que hizo carrera defendiendo el derecho al trono de Isabel II en las Guerras Carlistas acabaría por meterse en política y jugaría, en varias ocasiones, un papel muy importante en el devenir de España.
Próximo a la ideología progresista, empezó como diputado de Tarragona en 1841 apoyando a los partidarios de Baldomero Espartero, contra quien acabaría oponiéndose a través de una sublevación en Reus.
Cuando el poder pasaba a los moderados, Prim tendía a retirarse del mundo público y se centraba durante un tiempo en sus acciones militares o diplomáticas entre las que se destacan su etapa como gobernador de Puerto Rico, su expedición a Melilla para reprimir a los rifeños o su participación en una ofensiva con Francia y Gran Bretaña para exigir los pagos pendientes del México de Benito Juárez.
Sería varias veces diputado y pasaría un tiempo en la Unión Liberal de O’Donnell, pero acabaría por abandonarla por distintas desavenencias con su líder. Desde ese momento, participaría en numerosas conspiraciones para acabar con los gobiernos moderados y para derrocar a Isabel II, cosa que lograría en 1868 con la llamada Revolución Gloriosa.
Prim encabezaría el Ministerio de la Guerra durante el primer gobierno de Serrano y presidió el Consejo de Ministros durante su regencia. También fue el principal impulsor de la candidatura de Amadeo de Saboya para ocupar el trono español pero no llegaría a ver su obra realizada.
El 27 de diciembre de 1870, el general Prim abandonó el Congreso en una berlina para dirigirse al palacio de Buenavista, su residencia. Cuando llegaron a la calle del Turco, se encontraron con que la calle estaba cortada por otros carruajes y a varios hombres que se abalanzaron sobre ellos, abrieron la puerta de la berlina y dispararon contra sus ocupantes.
En las últimas horas de aquel año, en la espera algo impaciente de la inmediata llegada del bienintencionado Monarca a Madrid, Prim sufría un atentado mortal, a consecuencia del cual no tardaría en extinguirse vida tan colmada y desbordada como la suya.
Si bien el cochero consiguió sacar de allí su vehículo y se dice, que el general Prim subió por su propio pie las escaleras del palacio de Buenavista, las heridas recibidas acabarían con su vida en la tarde del 30, tres días después y casi al tiempo que Amadeo de Saboya desembarcaba en España
Fue el primer magnicidio, en la historia española contemporánea, sus auténticas causas y verdaderos inductores, todavía no han recibido el consenso de la historiografía más fidedigna. Paúl Angulo, como jefe de la pandilla de facinerosos que lo arcabucearon y el duque de Montpensier, como cerebro del crimen imantan, a la fecha, el acuerdo de los investigadores más solventes.
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