Tal día como hoy 25 de mayo de 1085 el rey Alfonso VI de León, efectuaba la entrada en la ciudad de Toledo. Una victoria que está considerada como uno de los hechos bélicos más importantes del mundo durante el periodo central de la Edad Media.
La conquista, o toma, de Toledo tenía también un cierto tono de Cruzada, ya que en ella participaron varios nobles extranjeros y contaba con el apoyo papal.
En todos los documentos de la época, tanto musulmanes como cristianos, aparecen referencias a la conquista de Toledo de Alfonso, con evidente tono de júbilo muy diferente. Muchos nobles, y el papa Gregorio VII, redactaron alabanzas a los cristianos hispanos y las campanas tañían en las urbes de Europa al recibir la noticia.
Aquella población significaba mucho para toda la cristiandad, hay que recordar que Toledo era la sede primada de la Iglesia Hispana, aun bajo dominio musulmán. Los mozárabes fueron los encargados de que la tradición cristiana, aunque muy restringida, no se perdiera durante aquellos más de 300 años de dominio islámico.
A este motivo religioso hay que sumarle que Toledo había sido la capital del reino visigodo antes de su conquista, capital que los reyes castellano-leoneses —herederos a su vez de aquella antigua monarquía por medio de la astur— consideraban de sus antepasados y por lo tanto legitimados a recuperarla para sí. Toledo no era sólo una ciudad a conquistar, era un símbolo.
Tras la conquista por Alfonso de varias fortalezas en el curso del Tajo, numerosas incursiones y finalmente —a finales del año 1084— su acampada ante las murallas de Toledo, comienza el asedio final a Toledo que durará pocos meses.
En la Taifa de Toledo mandaba el rey al-Qadir, de la dinastía Banu Di-l-Nun, el cual había solicitado la ayuda de Alfonso VI para la defensa de su reino contra el rey de la Taifa de Badajoz, cosa que le salió un poco al revés. Alfonso aprovechó para hacerse con las fortalezas estratégicas y con Toledo tras negociar con el musulmán el intercambio de su reino por el de Valencia.
Durante aquellos meses se precisaron los puntos de la capitulación de la ciudad con Al-Qádir , cuando estuvieron claros, Toledo abrió sus puertas al monarca cristiano el 24 de mayo de 1085
El manuscrito original de la capitulación de Toledo tras su toma no se conserva, pero existen numerosas referencias recogidas en fuentes musulmanas y cristianas, algunos de sus puntos eran:
Los musulmanes podrían abandonar el territorio toledano sin inconveniente alguno y los que posteriormente quisieran regresar, volverían a recuperar sus antiguas propiedades.
Aquellos que permaneciesen seguirían conservando sus casas y haciendas, y continuarían pagando los tributos que anteriormente pagaban al rey musulmán.
Seguirían manteniendo por siempre la mezquita mayor, aunque nada se indica sobre las restantes mezquitas de la ciudad.
Entregarían, en buen estado, las fortalezas, el alcázar real y la Huerta del Rey en la que se encontraban los mandados levantar por al-Mamún.
Conquistar Toledo fue, sin duda, uno de los acontecimientos bélicos más resonantes de fines del siglo XI. No en balde era, no era sólo la primera gran ciudad hispana que volvía a manos cristianas, sino la antigua capital visigoda, con lo que ello suponía para los monarcas venidos del norte.
Alfonso VI, aunque ya utilizaba desde años atrás en sus firmas el título de «Imperitor totius Hispaniae» ahora lo alternaba con el de «Imperator toletanus», o incluso con el más rimbombante título de «Toletani imperiui rex et magnificus triumphator»
También se hacía llamar el «rey de las dos kábilas«, en referencia a las dos culturas - la cristiana y la musulmana- y a la vez a su reino y al nuevo adquirido de Toledo, lema que grabó en sus monedas en grafía árabe. En un documento que se conserva en la catedral de Toledo, el mismo Alfonso VI, realzó los pormenores de la ocupación de la ciudad:
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