miércoles, 11 de mayo de 2022

La conquista y destrucción de la ciudad de Magdeburgo

 

Tal día como hoy 11 de mayo de 1631- en el marco de la Guerra de los Treinta Años - las tropas de la Liga Católica, al mando del conde Tilly, conquistan la ciudad de Magdeburgo - Alemania- tras varios meses de asedio. Los soldados vencedores entran a saco en la ciudad y matan a 25.000 de sus habitantes además de incendiarla.

La Guerra de los Treinta Años se había estado librando desde hacía una docena de años en el momento en que la ciudad imperial de Magdeburgo se levantó contra el Emperador del Sacro Imperio. Los concejales de la ciudad habían sido alentados por la entrada del rey Gustavo II Adolfo de Suecia en Pomerania el 6 de julio de 1630.

El rey sueco era luterano, y muchos de los habitantes de Magdeburgo estaban convencidos de que iba a ayudarles en su lucha contra el emperador católico Fernando II de Habsburgo. No todos los gobernantes evangélicos dentro del Sacro Imperio Romano Germánico habían abrazado a Adolfo como líder. Algunos creían que su motivo principal para entrar en la guerra era tomar los puertos del norte de Alemania, lo que le permitiría controlar el comercio en el mar Báltico.

En cuestión de meses, las fuerzas imperiales bajo el mando del Conde de Tillý pusieron sitio a la ciudad. En el último día del asedio, los concejales de Magdeburgo estaban convencidos de que era el momento de pedir la paz, pero el mensaje con su decisión no llegó a tiempo al conde de Tillý.

El 10 de mayo de 1631 terminó el asedio, y el mariscal de campo imperial Gottfried von Pappenheim y el propio conde de Tillý asaltaron Magdeburgo para hacerse con sus ricos depósitos de mercancías.

Las fortificaciones de la ciudad cedieron y las fuerzas imperiales fueron capaces de doblegar la resistencia armada y abrir la puerta de Kröcken, lo que permitió a todo el ejército imperial entrar en la ciudad, que sufrió otro duro golpe cuando el coronel Dietrich von Falkenberg, un aristócrata y militar enviado por el rey Gustavo Adolfo para dirigir la defensa de Magdeburgo, fue muerto a tiros por las tropas imperiales. Cuando la ciudad estaba casi perdida, la guarnición minó varios lugares y prendió fuego en otros.

Después de la caída de la ciudad, los soldados imperiales y de la liga católica, fuera de control, comenzaron a masacrar a los habitantes de Magdeburgo y prendieron fuego a la ciudad. Los soldados invasores no habían recibido la paga por su servicio y tuvieron la oportunidad de saquear todo lo que estaba a la vista, exigiendo objetos de valor de todos los hogares que encontraron.

El físico Otto von Guericke, ciudadano de Magdeburgo, afirmó que cuando los civiles se quedaron sin cosas para dar a los soldados, "comenzaron realmente los actos miserables. Fue entonces cuando los soldados empezaron a golpear, asustar y amenazar con disparar, ensartar o colgar a las personas."

Bastó un solo día para que toda esta destrucción y muerte tuviese lugar. De los 30 000 habitantes de la ciudad, solo 5000 sobrevivieron. Durante catorce días, los soldados cremaron todos los cadáveres y los arrojaron al río Elba para prevenir epidemias. 


 

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