Tal día como hoy 9 de diciembre del año 536,en Italia, el general bizantino Belisario, depués de conquistar Sicilia y Siracusa, entra en Roma con 5.000 soldados de infantería. Los ostrógodos, con su rey Vitiges al frente, abandonan la ciudad. Después de 60 años, Roma estaba otra vez en manos romanas. Vitiges tratará de reconquistarla poniendo un cerco a la ciudad desde enero de 537 a marzo de 538, pero fracasará al llegar refuerzos de Constantinopla para ayudar a Belisario.
El emperador Justiniano I estaba resuelto a recuperar todo el territorio posible de lo que anteriormente había sido el Imperio romano de Occidente y en 535 ordenó a Belisario atacar a los ostrogodos.
Belisario conquistó la isla de Sicilia y luego cruzó a Italia, donde tomó Nápoles y Roma en 536. El siguiente año defendió la ciudad ante el contraataque de los ostrogodos, y se desplazó al norte para tomar Mediolanum y en 540 la capital ostrogoda de Rávena, donde capturó al rey ostrogodo Vitiges y con ello, proclamó la conquista de Rávena en nombre de su emperador, Justiniano.
Es posible que Justiniano recelase de la polularidad de Belisario y este fue apartado del mando de Italia, y llamado de nuevo a Oriente para encargarse de la conquista persa de Siria. Belisario llegó al campo de batalla y llevó a cabo una breve e inconclusa campaña militar y finalmente logró negociar una tregua tras pago de una cuantiosa suma de dinero, y los persas se comprometieron a no atacar territorios bizantinos en un plazo de cinco años.
Belisario volvió a Italia en 544, y se encontró que la situación había cambiado. En 541 los ostrogodos habían elegido a Totila como nuevo rey, y se habían iniciado una nueva campaña contra los bizantinos, recapturando todo el norte de Italia e incluso expulsando a los bizantinos de Roma.
Belisario logró volver a tomar Roma brevemente, pero su campaña en Italia resultó un fracaso, debido en gran medida, a la ausencia de apoyo en cuanto a provisiones y refuerzos desde Constantinopla, por la ausencia de apoyo imperial, dado que Justiniano I veía en Belisario a un peligroso candidato potencial al trono. Justiniano lo relevó del cargo, dejando al mando al eunuco Narsés, que fue capaz de llevar la campaña a buen término, con un apoyo imperial mayor. Por su parte, Belisario se retiró de la vida militar.
A su regreso a Constantinopla, recibió el título de magister militum per Oriente. Belisario se vio obligado a volver a la vida militar en 559, debido a que un ejército de los hunos cruzó el Danubio invadiendo territorio bizantino y llegando hasta las afueras de Constantinopla. Justiniano volvió a llamar a Belisario, y le encargó defender la capital del Imperio frente al ataque. En su última batalla, Belisario armó a toda prisa un ejército con veteranos que habían servido a sus órdenes, derrotó a los hunos y los expulsó de nuevo al otro lado del Danubio.
En el año 563 Belisario fue juzgado en Constantinopla acusado de corrupción. El cargo parece algo falseado, y las investigaciones modernas sugieren que un enemigo suyo, fue el encargado de juzgarlo. Belisario fue declarado culpable y encarcelado. Sin embargo, poco después de la condena Justiniano lo perdonó, ordenó su puesta en libertad y le devolvió el favor real en la corte.
La conocida leyenda de que le fueron sacados los ojos y pidió limosna por las calles de Constantinopla es probablemente falsa. Belisario y Justiniano murieron con pocas semanas de diferencia entre ellos, ambos en el año 565. Entre los dos habían incrementado el tamaño del Imperio un 45 %. de su territorio.
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