viernes, 16 de diciembre de 2022

La Guerra de Independencia de Portugal

Tal día como hoy 16 de diciembre de 1640 en Portugal, continua la rebelión contra los reinos de España y, tras haber asaltado el palacio de la virreina a primeros de mes, y haber tomado el castillo de San Jorge y las torres de Belém, San Giao y Cascais, en medio de graves revueltas populares contra los españoles se proclama rey al Duque de Braganza como Joao IV, dando origen a una nueva dinastía y rompiendo con la dominación y unión monárquica con España. Reinará hasta su muerte en 1656 y será sucedido por su hijo Alfonso VI.

Muerto sin sucesión el Rey don Sebastián en la batalla de Alcazarquivir, la corona portuguesa pasaba al monarca hispano Felipe II en 1580. Aunque era una unión de coronas en un solo monarca, había implicaciones políticas y de administración, por lo que podía considerarse una anexión. El Rey español estableció disposiciones militares para doblegar la tenue resistencia lusa y para impedir la rebelión y esto afectó a la línea fronteriza del sur de Pontevedra, el río Miño.

La determinación portuguesa por la independencia, alimentada por las élites, era permanente. El descontento portugués ante la dominación española, y una mala administración, actos arbitrarios y subida de impuestos, hizo que el 1 de diciembre de 1640, se proclamara a Juan de Braganza como Rey de Portugal. No fue aceptada esa independencia por los españoles que, por esa época tenían conflictos similares en Cataluña y los Países Bajos. Empezó una guerra con una larga cadena de enfrentamientos en las orillas del Miño.

En el frente gallego los ataques se reanudaron en 1656 cuando los españoles volvieron a atacar posiciones portuguesas para evitar que los portugueses reforzaran el Alentejo. Esto hizo posible que se tomara Olivenza. El 12 de septiembre de 1658, las tropas españolas del marqués de Viana cruzaron el Miño por un puente de pontones y libraron una batalla en Vilanova de Cerveira, poniendo en fuga a los portugueses que, intentando un contrataque desde Valença, y fueron nuevamente derrotados. Esta acción permitió a los españoles conquistar Monçao y recuperar la ciudad de Salvatierra de Miño, en manos portuguesas desde 1642.

La guerra se ponía favorable a los españoles, pero en 1660 las tropas españolas acuden a sofocar la rebelión catalana dejando desguarnecidas o debilitadas muchas posiciones fronterizas. En octubre de 1663 los portugueses cruzan el río y obligan a los españoles a refugiarse en el fuerte nuevo de Goián, que tras una defensa heroica cae en manos del maestre general de campo, Francisco de Acevedo. En 1665 tuvo lugar otro ataque portugués de mayor importancia contra la villa de A Guarda.

Ante la falta de oposición, los portugueses llegaron a las puertas de Vigo, destruyendo también varias aldeas, entre ellas Panjón, Gondomar, la villa de Bouzas y la plaza de Baiona. Hechos narrados con profusión en el Mercurio de Portugal que los presentaba como acciones heroicas contra el enemigo. Cuando se pensaba que iban a atacar Tui, los portugueses pusieron rumbo a A Guarda que contaba con una guarnición de mil seiscientos soldados en el castillo de Santa Cruz.

El sitio de ocho días fue duro y la defensa numantina, pero las fuerzas lusas eran superiores en hombres y artillería. Una vez minados los baluartes y tomado el camino cubierto, el castillo se rindió el 22 de noviembre. La villa quedó en manos portuguesas tres años. Fue el canto del cisne de la guerra en el Miño.

Ese mismo año, la victoria lusa en Montes Claros, la guerra de Cataluña y la alianza luso francesa habían decidido el futuro de las dos naciones. El 13 de febrero de 1668 se firmó el Tratado de Lisboa, en el que se aceptaba la separación definitiva de ambos reinos.


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