miércoles, 16 de agosto de 2023

El atentado fallido contra el rey de marruecos Hassan II

Tal día como hoy 16 de agosto de 1972: El Rey de Marruecos Hassan II sale ileso de un atentado. Seis cazas de la aviación real marroquí, atacaron el Boeing en que viajaba el monarca, que se salvó milagrosamente.

El 16 de agosto de 1972 Hasan II regresa de un viaje a Francia a bordo de un Boeing 727. Al pasar por la vertical de Tetuán, aparecen seis cazas que aparentan durante unos momentos, escoltar al avión real pero que, cuando el piloto de éste intenta su identificación, abren fuego contra el aparato.

El comandante Louafi Kouera, uno de los pilotos atacantes, intentó estrellar su aparato F-5 contra el Boeing real, saltando en paracaídas del mismo y siendo capturado por la Gendarmería Real de Marruecos, algunos minutos después, en las cercanías de Souk Larbaâ.

Según la versión difundida en la época por el propio Hasan II, los disparos dejaron inutilizados, dos de los tres reactores y afectados, puntos vitales del aparato, que parecía destinado a estrellarse, irremediablemente.

El  mecánico del avión contactó por radio con los atacantes y dice que el piloto ha muerto y que el rey está gravemente herido, y ruega que cesen los disparos y le den una oportunidad de salvarse. Persuadidos  de que sin piloto y gravemente herido el rey no se salvará,  los cazas desaparecen y el Boeing logra posarse en  el aeropuerto de Rabat.. Esta versión pone el acento en la "baraka" o bendición divina de la que gozaría Hasan II y que le permitiría salvarse in extremis de las situaciones más complicadas.

Según una versión más reciente, los cazas atacaron el avión una y otra vez, provocando daños de cierta consideración aunque no tan graves, como se dijo en su momento. Ello se debió a una multitud de fallos técnicos, entre los cuales el que algunos aparatos habían sido armados, al parecer, con ametralladoras de maniobra, no de fuego real, unido a la impericia de algunos pilotos.

El avión fingió aterrizar en el aeropuerto de Kenitra, momento en que los cazas se retiraron, confiando en poder acabar con el rey en tierra dado que Kenitra era su base; sin embargo, el aparato sobrevoló la pista y volvió a elevarse con destino a Rabat,  Algunos fieles al rey le sacaron del avión y le trasladaron en un automóvil  a la residencia real de la playa de Sjirat, mientras el convoy oficial, en previsión de nuevos ataques, se dirigía a Rabat sin pasajero.

El principal sospechoso fue el general Ufqir, que  había caído en desgracia y porque algunos de los cabecillas, ejecutados extrajudicialmente apenas dos días después, le habían señalado como persona afín a sus ideas.

Ufqir había sido ministro del Interior y en este momento, lo era de Defensa, y para la rebelión habría contado con el apoyo de Mohamed Amekrane, comandante de las Fuerzas Aéreas marroquíes de Kenitra. Este muere unas horas después del atentado: según la versión oficial, se suicidó en la antecámara del despacho del rey. 

Según su familia, que vio el cuerpo, fue acribillado a balazos. Su extensa familia, de hecho, desapareció poco después para ser internada, en uno de los centros de detención clandestinos, que tenía el monarca en todo el país. No sería liberada hasta 18 años más tarde.

Los cabecillas de la rebelión, fueron condenados a muerte, mientras que cualquier persona de la base aérea de Kenitra que hubiera tenido alguna relación con el ataque fueron condenados a penas de cárcel, que comenzaron a cumplir en la prisión militar de Kenitra. 

El 7 de agosto de 1973 todos los militares presos implicados en este golpe o en el del año anterior, desaparecieron como la familia de Ufqir y no se supo de ellos hasta mucho más tarde. Fueron encerrados -enterrados vivos - en el centro de detención secreto de Tazmamart, donde pasaron dieciocho años, en absoluta oscuridad.

Este atentado inaugura un periodo de intensa represión política que se prolongará hasta principios de los años 90 y que se conoce como "años de plomo". 


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