viernes, 4 de agosto de 2023

La ocupación alemana de Bélgica, durante la Primera Guerra Mundial

Tal día como hoy 4 de agosto de 1914, a las 9 de la mañana, tropas alemanas cruzan la frontera oriental de Bélgica, violando así su neutralidad. El ejército belga será incapaz de parar la maquinaria de guerra alemana..

Este mismo día, en respuesta a esta invasión, el Reino Unido entra en la I Guerra Mundial declarando la rotura de hostilidades con Alemania. Mientras, en Bélgica, cerca de un millón y medio de civiles huirán de las barbaridades de la guerra y del terror alemán -ejecuciones colectivas sumarias, saqueos, violaciones y destrucción-, refugiándose en Francia, Gran Bretaña y los Países Bajos. La propaganda aliada utilizará la imagen de la invasión de la "valerosa y pequeña Bélgica" para apoyar el esfuerzo de guerra.

La ocupación alemana de Bélgica, durante la Primera Guerra Mundial supuso la administración militar del país por las autoridades del Imperio alemán entre 1914 y 1918, cuyos ejércitos habían conquistado gran parte del país. Comenzó en agosto de 1914 con la invasión alemana de Bélgica, neutral en el conflicto; los ejércitos alemanes dominaban el país casi completamente antes del principio del invierno y los Aliados tuvieron que replegarse al oeste.

El Gobierno belga se exilió, mientras que el rey Alberto I y el Ejército belga siguieron luchando en un sector del frente occidental. El ejército alemán dividió Bélgica en tres zonas separadas. La mayoría del territorio quedó sometida al Gobierno General, un organismo de ocupación presidido por un general alemán, mientras que el resto, las regiones más cercanas al frente, sufrieron un régimen más severo y más directamente dependiente de los mandos militares.

La economía belga sufrió una honda crisis durante la ocupación alemana que conllevó privaciones y desempleo, al tiempo que el país vivía una revitalización de la religión. Las organizaciones de socorro, que entregaban alimento y ropa a la población, privada de las importaciones por el bloqueo naval aliado y los combates en el cercano frente, también cobraron gran importancia en la vida social y cultural del país.

La administración ocupante sofocó toda oposición y aprobó numerosas medidas que rechazó el grueso de la población, como la deportación de trabajadores a Alemania y la imposición de trabajos forzados en proyectos militares. También apoyó al movimiento flamenco radical, mediante abundantes concesiones, en el intento de granjearse el favor de la población flamenca.

Surgieron diversos grupos de resistencia a la ocupación que se dedicaron a sabotear las infraestructuras militares, recabar información para trasmitirla a los Aliados e imprimir periódicos clandestinos. Aunque hubo frecuentes manifestaciones de descontento con la ocupación, las autoridades alemanas las castigaron.

Los Aliados comenzaron a avanzar en territorio belga a partir de agosto de 1918, en la "Ofensiva de los Cien Días", liberando parte del país. La mayor parte de este, sin embargo, permaneció ocupado hasta la firma del armisticio de noviembre de 1918; solamente entonces el Ejército belga sustituyó en las tareas de mantenimiento del orden a las unidades alemanas que se retiraron.


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