sábado, 26 de agosto de 2023

La batalla de Crécy, el triunfo de los arqueros ingleses

Tal día como hoy 26 de agosto de 1346, en el marco de la Guerra de los Cien Años, tiene lugar la batalla de Crécy, con victoria decisiva inglesa sobre los franceses.

La Guerra de los Cien Años fue toda una época en sí misma dentro de la larga historia europea. Los dos bandos principales enfrentados, Inglaterra y Francia, protagonizaron cruentas batallas, algunas victoriosas para los ingleses, otras para los franceses.  

Normalmente, aquellas que sucedían en territorio francés, eran las ganadas por su propio ejército y viceversa, pero la batalla de Crécy, no estuvo entre ellas.

En 1346, las tropas inglesas, desembarcaron en Saint- Vaast, avanzaron y se desplazaron hasta Crécy, donde se asentaron, esperando al ejército francés. Esta decisión, aunque extraña, seguía la estrategia que llevó a los ingleses a la victoria pues, aunque escasos en número, su organización no sólo les hizo ganar la batalla, sino causar un gran daño, en la moral francesa.

Frente a los 17.000 soldados ingleses, 40.000 franceses salieron a su encuentro. Entre ellos, lanceros de otras regiones aliadas, nobles de las mejores familias francesas, mercenarios genoveses, infantería francesa y los mejores ballesteros, que había hasta el momento.

El ejército inglés, tenía un arma secreta: 9.000 arqueros, de arco largo. Esto sumado a la elección del terreno, su estrategia a la hora de colocar a sus soldados y la suerte que tuvieron con una repentina lluvia – que mojó las cuerdas de las ballestas del ejército francés, que no las protegieron como sí hizo el ejército inglés – supuso una de las más sangrientas y crueles derrotas, que sufrió Francia, a lo largo de la Guerra de los Cien Años y en su propio territorio.

Debido a ello, muchos nobles franceses murieron, pérdidas que resistieron el querer o poder, participar en las próximas batallas. Al igual, Inglaterra conquistó la región de Calais y la militarizó.

Los reyes implicados fueron Eduardo III de Inglaterra y Felipe VI de Francia. Estaban conectados debido al problema de sucesión que hubo en Francia al morir Felipe V sin descendencia. Eduardo III era el heredero de la corona francesa por parte de su madre, Isabel. Esto hubiese provocado la unión de las coronas en una misma persona.

Con el fin de evitar esto y no mantener ningún vínculo con Inglaterra, se celebró la Asamblea de Vincennes, en 1328, que acabó con la posibilidad de heredar mediante la sucesión femenina, con lo cual Eduardo III quedó fuera de la corona francesa, que pasó a ser de Felipe VI, nieto de Felipe III por parte de Carlos de Valois.

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