miércoles, 19 de abril de 2017

La convulsa historia del final del Califato de Córdoba.

Tal día como hoy 19 de abril de 1013, tras larga resistencia, tropas beréberes al mando de Sulayman al-Mustain entran en la ciudad de Córdoba y la saquean durante varios días.

Los efectos del terrible pillaje al que Córdoba será sometida por los beréberes serán descritos por ibn Hazm, acérrimo defensor de la causa legitimista omeya.

Sulayman al-Mustain, fue el quinto califa cordobés bisnieto de Abd al-Rahman III muerto en Cordoba el 1 de julio de 1016, asesinado por orden del nuevo califa Ibn Hammud.

Excelente poeta y hombre muy culto, se alzó contra su pariente Muhammad II en 1009 pero  fracasada la intentona golpista, se refugió junto a los beréberes  que le ofrecieron el título de califa e imán lo que constituía una rebeldía en toda regla.

Sulayman comprendió que para conquistar el califato necesitaba ayuda militar, la que pidió al conde castellano Sancho García, a cambio de la concesión de varias plazas fuertes las cuales serían entregadas al conde una vez que Sulayman estuviese en el trono de los omeyas

El 8 de noviembre hizo su entrada triunfal en Córdoba sin que Muhammad II pudiera evitarlo y  fue confirmado califa de al-Andalus, instalando las tropas beréberes en el magnífico palacio de Medina al-Zahara, pero pronto se confirmó su total dependencia de los beréberes que le habían aupado al trono, los cuales, en venganza por las humillaciones sufridas durante el reinado de Muhammad II, se entregaron al saqueo, incendios y toda clase de matanzas, con la total aquiescencia del califa.

En tanto Muhammad II, pudo reunir un ejército en Toledo, al que se unieron contingentes cristianos al mando de los condes catalanes Ramón Borrell III de Barcelona y Armengol de Urgel, que vencen a Sulaiman obligándose a dejar Córdoba y el trono.

Pero la recuperación del trono por Muhammad II fue efímera ya que el 23 de julio de 1010 fue depuesto por un concilio de patricios cordobeses y, tras morir asesinado, fue restablecido el antiguo califa Hisham II al que él mismo había obligado a abdicar.

Hisham II no fue reconocido por Sulaiman el cual, apoyado por las tribus beréberes, el 1013 ocupó Cordoba iniciando, tras hacer asesinar a Hisham II, su segunda etapa como califa .

Para aplacar a las distintas etnias que dominaban el califato, árabes, beréberes y eslavos, Sulaiman inició una política de concesión de cotas de poder a las principales familias que realmente eran las que dominaban las provincias ya que su poder real estaba exclusivamente en Córdoba.

Con esta medida, - germen de los futuros reinos de taifas - Sulaiman no logró el objetivo perseguido ya que en 1016 el gobernador de Ceuta, Alí ben Hamud al-Nasir, se puso en marcha contra Córdoba al frente de un gran ejército haciendo su entrada en la capital el 1 de julio y, tras ejecutar a Sulaiman, se proclamó califa.

El final del califato de Córdoba era ya casi un hecho.

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