viernes, 7 de abril de 2017

La paz de Utrech, fin de la Guerra de Sucesión española.

Tal día como hoy 7 de abril de 1713, tiene lugar la firma de “La paz de Utrech” que pone fin a la Guerra de Sucesión de España y consolida la pérdida española de Gibraltar a manos de Inglaterra.

El Tratado de Utrecht, o Paz de Utrecht fue en realidad, un conjunto de tratados entre los años 1713 y 1715 en la ciudad holandesa de Utrecht, que pusieron fin a la guerra de Sucesión Española, aunque posteriormente continuaron las hostilidades en territorio español hasta dos años después. Tratado que consolidó la decadencia definitiva, del Imperio Español.

España trató de negociar con agresividad, pero al final no obtuvo nada porque todos sabían que sus posición era de extrema debilidad  y no consiguió más que pérdidas.

Sin embargo, el Reino Unido fue la gran vencedora, pues retenía la isla de Menorca y la plaza de Gibraltar, ganadas en combate, mientras Austria se quedaba con todas las posesiones españolas en Centroeuropa y Saboya ganó Sicilia, bajo la condición de que regresarían a España si se extinguía  su linaje.

El rey español Felipe V, tuvo que renunciar al trono de Francia, preocupación de los aliados y a cambio, fue reconocido como rey de España y las Indias, aunque en realidad, era más virtual que real, pues además de territorios, Inglaterra obtuvo el “asiento de negros”, una especie de contrato comercial sobre derecho preferente para poder traficar con esclavos, y que hasta ese momento solo ejercían Portugal y Francia.

Consiguió además, el “navío de permiso” y con esta concesión se reconoció el fin del monopolio comercial español con América, y se introdujo la idea de la libertad de comercio, mediante el envío de un barco inglés anual para comerciar legalmente con las Indias españolas, lo cual fue una fuente continua de trampas, mediante la cual el contrabando inglés con las colonias se hizo inevitable.

En suma, de todas las potencias firmantes, Inglaterra fue sin duda la gran beneficiada en el tratado, pues además de esto, obtenía de Francia territorios americanos; la bahía de Hudson, Terranova y Acadia y que los franceses retiraban el apoyo al pretendiente Estuardo en las islas y su renuncia a los derechos que pudieran tener sobre el reino español.

La Paz de Utrecht, conseguía el deseado equilibrio entre las potencias europeas, a costa de España que quedaba limitada a la Península y territorios de Ultramar con muchas cortapisas y Francia, que en Europa se quedaba como estaba, pero lo que perdía era poder hegemónico, persuasión, influencia y en suma prestigio y fuerza.

De Utrecht salíó muy reforzada también Austria, que nunca había soñado con poseer territorios en Italia, y dos pequeñas regiones que adquirían rango de reino, Saboya y Prusia.

Pero fue Inglaterra quien más ganó, pues centró la negociación en aumentar su poderío naval y el beneficio comercial, teniendo en sus manos Menorca que España no recuperará definitivamente hasta 1802, mientras Gibraltar es hasta nuestros días “la piedra en el zapato español”, siempre inexpugnable e inconquistable, debido a la supremacía inglesa en el mar.

El equilibrio de poder terrestre en Europa, quedó asegurado, pero en el mar, Gran Bretaña pronto empezó a amenazar el control español del Mediterráneo desde Menorca y Gibraltar y a interferir en América.

Para la monarquía española, la paz de Utrecht supuso, como han señalado muchos historiadores, la conclusión política de la hegemonía que había ostentado en Europa desde Carlos V y selló definitivamente el inicio, de su ruina total.

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