Tal día como hoy, 1 de febrero de 1930, en España se instauró la llamada ‘dictablanda’, mediante la cual el rey ordenó la preparación del regreso al régimen constitucional anterior a 1923, de la mano del general Dámaso Berenguer, dejando atrás la dictadura de Primo de Rivera y tratando de apaciguar los ánimos tras el crac de la Bolsa de 1929 y las revueltas sociales.
El término “dictablanda” fue utilizado por la prensa para referirse a la indefinición del gobierno de Berenguer, que ni continuó con la dictadura anterior, ni restableció plenamente la Constitución de 1876, ni convocó elecciones Constituyentes como exigían los republicanos.
El general Berenguer tuvo muchos problemas para formar gobierno porque la mayoría de los políticos se negaron a colaborar, y Berenguer solo pudo contar con el sector más reaccionario del conservadurismo y no tuvo a su disposición ninguna organización política capaz de conducir el proceso de transición.
A lo largo de 1930, se fueron acumulando los síntomas que anunciaban que no sería posible la vuelta a la situación anterior a 1923, porque la Monarquía estaba aislada, ya que los sectores sociales que siempre la habían apoyado, como los patronos y los empresarios, comenzaron a abandonarla porque desconfiaban de su capacidad para salir de "aquel embrollo”.
Por otra parte, las clases populares y las clases medias llegaron a la conclusión que Monarquía era igual a despotismo y democracia era igual a República y "la gente comenzó a echarse alegremente a la calle, con cualquier pretexto, a la menor ocasión, para vitorear a la República” a la que se sumaron también los intelectuales encabezados por José Ortega y Gasset, Gregorio Marañón y Ramón Pérez de Ayala.
El comité revolucionario, presidido por Alcalá-Zamora, preparó la insurrección militar para alcanzar el poder y cambiar el régimen político. Sin embargo, el pronunciamiento militar fracasó porque los capitanes Fermín Galán y Ángel García Hernández sublevaron la guarnición de Jaca , tres días antes de la fecha prevista y los dos capitanes fueron sometidos a un consejo de guerra y fusilados.
El fracaso de Berenguer obligó al rey Alfonso XIII a poner fin a la "dictablanda" y nombró nuevo presidente al almirante Juan Bautista Aznar, quien se entrevistó con los miembros del "comité revolucionario" que estaban en la cárcel para pedirles que participaran en su gabinete, a lo que éstos se negaron.
El nuevo gobierno de Aznar propuso un nuevo calendario electoral; primero elecciones municipales el 12 de abril, y después elecciones a Cortes, pero todo el mundo entendió las elecciones municipales como un plebiscito sobre la Monarquía y cuando se supo que los republicanos habían ganado en casi todas las capitales de provincia, el comité revolucionario hizo un comunicado afirmando que el resultado había sido "favorable a la República" y anunció dar efectividad a los afanes de España, implantando la República.
El martes 14 de abril se proclamó la República, desde los balcones de los ayuntamientos ocupados por los nuevos concejales y el rey Alfonso XIII, se vio obligado a abandonar el país y el comité revolucionario se convirtió en el Gobierno Provisional de la Segunda República Española.
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