La guerra filipino-estadounidense - primera guerra de liberación nacional del siglo XX - fue un conflicto bélico entre Filipinas y el ejército de Estados Unidos desde el 4 de febrero de 1899 hasta el 16 de abril de 1902.
El gobierno estadounidense había asegurado a los rebeldes filipinos que su único interés residía en derrotar a España y, ayudar a los filipinos a conseguir la independencia. Y el presidente estadounidense McKinley había declarado que la anexión de las Filipinas, “habría sido, de acuerdo a nuestro código moral, una agresión criminal”.
Pero tras la derrota de España, los Estados Unidos se volvieron contra los filipinos, quienes les habían proporcionado importante ayuda militar, y se apoderaron de las Filipinas convirtiéndola en una colonia estadounidense, con el pretexto de que “los filipinos eran incapaces de auto gobernarse, y que Dios le había indicado que no podían hacer otra cosa más que educarlos y cristianizarlos”, pese a que Filipinas ya había sido cristianizada por los españoles.
Sin embargo, los filipinos, que ya habían declarado la independencia el 12 de junio de ese año, se opusieron y el 14 de agosto, una tropa de 11 000 soldados USA fue enviada para ocupar las islas.
Las hostilidades entre filipinos y estadounidenses comenzaron el 4 de febrero de 1899, y la administración del presidente McKinley calificó a Aguinaldo- el primer presidente filipino - de “bandido”, sin jamás emitir ninguna declaración de guerra.
El 28 de marzo de 1901, Emilio Aguinaldo y Famy, fue capturado por fuerzas de los Estados Unidos, pero la lucha de guerrillas continuó y Macario Sacay asumió la presidencia tras la captura del presidente Aguinaldo, hasta que el 17 de julio de 1906 fue engañado por el gobernador estadounidense con una falsa oferta de amnistía y sus guerrilleros fueron ahorcados,
En 1908, el sacerdote católico Manuel Arellano Remondo estimó que había habido un poco más de un millón de hombres, mujeres y niños civiles filipinos muertos por la guerra.
La justificación de este genocidio fue el imperialismo, que consideraba legítimo cualquier abuso sobre una raza inferior que había que colonizar, encubriendo lisa y llanamente la explotación, por lo que la quema de aldeas, las torturas y las violaciones por parte de los soldados estadounidenses fueron abundantes.
Tras la derrota, Filipinas se convirtió en una colonia de Estados Unidos, que impulsó su cultura e idioma en las islas y para guardar las apariencias, se implantó una Asamblea Nacional elegida por los filipinos, que comenzó a funcionar en 1907, hasta que después de una muy relativa autonomía acordada en 1916, en julio de 1946 se proclamará finalmente la independencia de Filipinas.
Sin embargo, Washington continuará interviniendo en los asuntos del nuevo Estado, hasta que abandonó sus gigantescas bases militares en aquel país, en 1992.
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