jueves, 2 de noviembre de 2023

Alfonso IV "el Benigno", rey de Aragón

 

Tal día como hoy, 2 de noviembre de 1327 en España, Alfonso IV  "el Benigno", es proclamado rey de Aragón, a la muerte de su padre Jaime II

Alfonso IV, es uno de los monarcas más desconocidos de la Corona de Aragón, quizás un poco oscurecido por su corto reinado, muy marcado por las importantes crisis sociales y económicas, que afectaron a toda Europa, y además bajo la sombra, del largo reinado de su hijo y sucesor, Pedro IV el Ceremonioso.

Se sabe que Alfonso nació en el año 1299. Algunos historiadores, colocan su nacimiento en la ciudad de Nápoles, que todavía no pertenecía a la Corona de Aragón, pero sí había sido disputada esa región, entre tropas de Aragon y los ejércitos de Francia. Ni siquiera estaba destinado a reinar, pues tenía por delante a su hermano Jaime, pero finalmente este decidió renunciar al trono, para iniciar su carrera eclesiástica.

A la muerte de Jaime II en 1327, Alfonso subió al trono en un duro momento, pues sólo hacía cinco días que había quedado viudo, de su primera esposa, Teresa de Entenza. Primero juró los Usatges en Barcelona - en contra de la costumbre y el derecho de jurar primero los fueros de Aragón -, y fue reconocido como conde de Barcelona, en la Navidad de 1327, haciendo lo propio con los fueros, en la Pascua de 1328 en Zaragoza.

Después de la muerte, de su primera esposa y madre del heredero Pedro IV, el rey se casó con Leonor de Castilla, la cual consiguió que su marido favoreciese a su hijo, el infante Fernando, con un inmenso señorío en la frontera con Castilla, una decisión que ocasionó protestas en las Cortes y alimentó los conflictos del reinado de Pedro IV.

En política interior, Alfonso tuvo que enfrentarse, al comienzo de un largo periodo de crisis demográfica, acentuada en el condado de Barcelona, y debida sobre todo a la peste que diezmaban a la población. Diferentes años con malas cosechas, también acabaron afectando socialmente, a los Estados de la corona. Tuvo la oposición de la nobleza, sobre todo en Valencia, pero también en Aragón donde, seguía vigente el Privilegio de la Unión, gracias al cual, los nobles limitaban mucho, la acción del monarca.

En política exterior logró una alianza con los sultanes de Túnez y Bugía, para así no ver entorpecido, el pujante comercio de la Corona de Aragón,por el Mediterráneo.

Por otro lado, la Corona de Aragón había llegado a un acuerdo con el papado, para tener el derecho de conquista, sobre Córcega y Cerdeña -Tratado de Anagni,en 1295- a cambio de que Sicilia, no perteneciera a la corona, aunque se mantuvo en las manos de la Casa de Aragón ,a pesar de la oposición de Francia y Roma.

Fue Alfonso IV quien impulsó la ocupación de ambas islas -1323, 1330-, enviando numerosas expediciones y colonos catalanes, aragoneses y valencianos. Pero siempre encontró una fortísima oposición, de las repúblicas de Génova y Pisa, que al fin y al cabo eran rivales comerciales y tenían muchos intereses en Córcega y Cerdeña. Fueron numerosos los enfrentamientos armados y las rebeliones de los isleños, pero finalmente la Corona de Aragón, lograría imponerse.

El otro reto exterior al que se enfrentó Alfonso IV fue el reino nazarí de Granada. El monarca estaba obsesionado con continuar la expansión por la península hacia el sur, a costa del último reino islámico que quedaba, y buscó la ayuda de Castilla para proclamar una Cruzada, pero el rey castellano siempre se opuso, pues mantenía buenas relaciones con los nazaríes, de los que recibía importantes tributos.

Alfonso IV decidió acometer él sólo, la empresa en 1329, llegando incluso a realizar un ataque fallido sobre la zona de Almería, pero finalmente tuvo que pasar a la defensiva, pues los granadinos, llegaron incluso a tomar Elche y Orihuela, aunque fueron recuperadas. La paz definitiva se firmó en 1335.

Finalmente, Alfonso IV falleció en Barcelona un 27 de enero de 1336, habiendo contribuido a la expansión de la Corona de Aragón por el Mediterráneo y dejando como sucesor a su hijo Pedro IV, con quien se alcanzarían territorios, como los ducados de Atenas y Neopatria, marcando así, la máxima expansión histórica de sus Estados.

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