miércoles, 29 de noviembre de 2023

Jauja, el paraíso imaginario que ideó el damaturgo español Lope de Rueda

 

Tal día como hoy, 29 de noviembre de 1534, en Perú, la aldea de Jauja ―fundada por Francisco Pizarro, el 25 de abril de 1534―, es trasladada a su actual emplazamiento.

Jauja denota, todo lo que quiere presentarse como tipo de prosperidad y abundancia.La expresión "¡Eso es Jauja!" surge en el siglo XVI con el significado de un lugar ideal. "En el momento en que los españoles llegaron a América, existía en el imaginario, un ideal de los lugares felices, utopías

El origen del nombre,de la palabra "Jauja", se suelen buscar en vocablos quechuas o aymaras, es probable que simplemente se adoptara ese nombre, en recuerdo y homenaje a la ciudad española de Jauja, como sucedió con tantos otros topónimos, en el proceso de colonización. La cordobesa población española de ese mismo nombre, se halla entre Córdoba y Sevilla, a orillas del río Genil. 

La Jauja española, fue fundada por los árabes en el siglo XII, sobre poblados mucho más antiguos. En lengua árabe la palabra jauja, se puede traducir como pasillo, pasadizo o portillo.

Nada que ver, por tanto, con el imaginario lugar, que Lope de Rueda, describe en La tierra de Jauja, el paraíso donde a la gente le pagaban por dormir, los árboles daban buñuelos en vez de fruta y las calles estaban pavimentadas con yemas de huevo. La Jauja cordobesa -que rivaliza con la otra Jauja, la de Perú- es un poblacho andaluz ni mejor ni peor, que todos los de su tamaño.

En la pequeña aldea cordobesa, un remoto lugar perdido entre olivares, a la vera del río Genil a 30 kilómetros de Lucena, los nativos no tienen duda alguna de que el refrán se refiere a ella. Razones esgrimen: el carácter español de los alimentos que se mencionan en la obra de Rueda (mazapanes, pollos, capones, perdices, requesones untados en miel, merengues y natillas que se funden, con lonchas de tocino, mantecadas y buñuelos), y sobre todo, la condición andaluza del dramaturgo Lope de Rueda, cuya vida transcurrió entre Sevilla, donde nació, y Córdoba, donde murió.

En su obra, Rueda no da ninguna pista geográfica precisa; la tierra que describe es tan fabulosa, que difícilmente podría tener una concreción real.  En La tierra de Jauja, Lope de Rueda nos habla, de un lugar en la que a la gente se le paga por dormir, se castiga a los que trabajan, hay un río de miel y otro de leche, las calles están pavimentadas con yema de huevo… En la tierra de Jauja todas las maravillas son posibles, puesto que todas nacen, de la imaginación.

En la pedanía de Jauja, a pesar de ello, los vecinos insisten en que es la auténtica de la leyenda y para demostrarlo, aseguran que en el pueblo hay dos arroyos que cruzan el caserío y, aunque no lleven leche y miel, como en aquel, sí son de color blanco, uno, y marrón terroso, el otro.

La pedanía, se asienta en un meandro del río Genil, cuyo vado, salvado ahora por un puente y vigilado por una aceña (1) en ruinas, le dio su nombre original: Xauxa, que en árabe significa vado, pasadizo o portillo, ya que su ubicación era el punto utilizado por los árabes, para conectar Granada con las llanuras de Écija. El cultivo del olivar, que cubre el paisaje entero, ocupa su vecindad. Hay también un par de industrias que mantienen la economía.

Jauja también es conocida, por la leyenda del célebre bandolero andaluz, José María "el Tempranillo" nació aquí, en una humilde casa, que todavía se mantiene en pie, con una placa alusiva sobre la puerta, "En el año 1805 y aquí fue bautizado, en la iglesia parroquial de San José, con el nombre de José María Pelagio Hinojosa Cobacho, antes de que se emboscara por estas sierras impenetrables, huyendo de la justicia, tras haber dado muerte a un hombre, cuando aún era un adolescente". El pueblo tiene el Centro Temático de Bandolerismo Romántico, ambientado en dicha ruta.

La ruta de los bandoleros por tierras andaluzas, llevan al viajero irremediablemente a Sierra Morena y Ronda, uno de los destinos asociados al romanticismo, que inspiraron los propios bandoleros, toreros y bellas mujeres del siglo XIX, algo que atrajo a artistas e intelectuales de todo el mundo, como Ernest Hemnigway o Federico García Lorca.

(!) Aceña: Rueda que se coloca en el curso de un río y que, movida por la acción de la corriente, saca agua para regar


1 comentario:

  1. muy interesante.
    gran post.
    un placer haberos encontrado.
    os guardo en marcadores!

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