Tal día como hoy, 19 de noviembre del 936, en Córdoba -España- el califa, Abd al-Rahman III inicia la construcción de la Medina Azahar,una nueva capital símbolo de la grandeza de su reinado
En el siglo X, el Califato Omeya, era uno de los más poderosos de la época, tenía su capital en Córdoba y ocupaba una gran parte de la Península Ibérica, bajo la denominación de Al-Andalus.
Cuando los omeyas fueron derrotados por los abasíes, en el año 750, el príncipe Abderraman I abandonó Siria y estableció un Emirato Independiente en Al-Andalus, convirtiéndose Córdoba, en su capital y en una de las ciudades, más pobladas y prósperas de su tiempo.
En el 929, su sucesor Abderraman III se declara “califa” de Córdoba, desafiando su poder y rompiendo los vínculos con los califas fatimíes y abasíes. Abderraman III, pone en práctica, toda una serie de recursos políticos, económicos e ideológicos, para enfrentarse a esta situación, como la acuñación de moneda de oro y la fundación de Medina Azahara, "la ciudad brillante" una ciudad que materializara, de forma inmediata, la autoridad del nuevo Estado Califal.
La construcción de Medina Azahara, no solo fue para impresionar a sus súbditos, sino también para impresionar al mundo, al convertirse en la ciudad más opulenta, fastuosa y hermosa de la época. Al oeste de Córdoba, al pie de Sierra Morena, el primer califa de al-Andalus, Abd al-Rahman III, ordenó construir entre el año 936 y 940 una ciudad, destinada a convertirse, en la capital política y administrativa del Califato Omeya de Occidente, símbolo de la grandeza de su reinado.
La nueva ciudad, denominada Madinat al-Zahra -La ciudad brillante-, se ubicaba en un enclave paisajístico privilegiado, en sucesivas terrazas, que se adaptaban a la topografía del terreno, con amplias perspectivas sobre el valle del Guadalquivir y la Campiña. De hecho, la ciudad califal, tiene unos valores topográficos y paisajísticos esenciales, lo que le ha llevado a declararla recientemente, como “Paisaje de Interés Cultural”.
Medina Azahara fue construida, sobre una colina cuidadosamente elegida y diseñada en tres niveles o terrazas. En la terraza más baja, se situaba la medina y la mezquita, donde habitaba gran parte de la población. En el segundo nivel o terraza, estaban los edificios gubernamentales y los jardines. Y por último en la terraza superior, donde se disfrutaba de las mejores vistas, estaba reservada para el palacio real y residencia de Abd al-Rahman III.
La vida de la nueva ciudad fue, sin embargo, muy corta, de hecho apenas transcurrieron 75 años, entre su fundación y las primeras destrucciones y saqueos, provocados por las luchas por el poder, que concluyeron con la desintegración del Califato de al-Andalus, en múltiples reinos independientes, conocidos como taifas.
A partir de entonces, la ciudad de Medina Azahara, fue saqueada, incendiada, abandonada y olvidada en el tiempo. El sistemático expolio de sus materiales, para la construcción, de nuevos templos cristianos, tras la conquista de Fernando III en 1236, acabaron, por sepultar la ciudad.
Hoy, Medina Azahara, es uno de los principales yacimientos arqueológicos, de época medieval a nivel nacional y europeo, tanto por su trascendencia histórica como por su extensión de 112 hectáreas. De hecho, este lugar reune una serie de valores universales excepcionales, que le llevaron a su inclusión, en la Lista de Patrimonio de la Humanidad de la UNESCO, en el año 2018.
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