jueves, 16 de noviembre de 2023

Los ataques de piratas y corsarios en Cuba

Tal día como hoy, 16 de noviembre de 1668, la villa de Santiago de Cuba, es saqueada por corsarios británicos.

Desde el siglo XVI, las costas cubanas fueron asediadas por barcos piratas franceses, ingleses y holandeses. Al inicio, los buques franceses eran el pavor de las aguas, Más tarde, los filibusteros ingleses tomaron la primera posición, con el famoso Francis Drake. Ya en siglo XVII, los holandeses tomaron el mando. de las aguas del Caribe y resurge en la memoria el personaje de Cornelius Jol, más conocido como "Pata de Palo".

En 1537, se produjo el primer ataque conocido, en la historia de Cuba. La recién fundada Villa de San Cristóbal de La Habana, vio aparecer dos navíos franceses, que arremetieron contra tres buques españoles, hundiendo dos y se llevaron el último como botin.

Un año después, los habitantes de la localidad, tuvieron que huir ante el ataque de otros buques, que la ocupó durante 15 días. Incendiaron las casas y se hicieron de la antigua campana de su iglesia. Y así, La Habana sufrió el ataque continuo de los filibusteros.

El 10 de julio de 1555, tuvo lugar el mayor ataque pirata de la ciudad dirigido por Jacques de Sores. Dos embarcaciones, lograron entrar por la zona de Guanabacoa y con doscientos hombres, el francés ocupó el poblado y amenazó el entonces Castillo de la Fuerza. Los españoles mostraron resistencia, pero finalmente tuvieron que rendirse.

Después de saquear la zona, Sores se dirigió hacia la villa de La Habana, tomó rehenes a sus habitantes y pidió al gobernador, una recompensa de 30 mil pesos. Gonzalo Pérez de Angulo, Gobernador de la Isla, intenta sorprenderlo y se introduce en la villa con 280 hombres. Aunque lograron atrapar a algunos franceses, Sores logró huir, tras decapitar a una treintena de prisioneros.

Pero La Habana, a pesar de ser una de las ciudades más asediadas, no fue la única que sufrió de aquellos ataques. La ciudad de Matanzas, debido a su cercanía con La Habana. A su bahía llegaban filibusteros, para abastecerse y hacer negocios de contrabando, en los que los habitantes se beneficiaban y así esquivaban, las restricciones de la corona española.

Una de las historias más conocidas en "la Atenas de Cuba", como también se le conoce, fue el saqueo de Piet Heyn, un almirante holandés que en 1628 dirigió la llamada Batalla de Matanzas, donde se hizo del mayor botín, en la historia de piratería en Cuba. Intersectó la Flota de Indias. que se dirigía hacia España con las riquezas ocupadas en Suramérica. Debido a este y otros ataques, la corona española aprueba la fortificación de la ciudad.

Una de las zonas privilegiadas para que los piratas se refugiaran y espiaran las naves españolas, fueron los cayos de Sabana y Sabaneque, con 2 517 cayos, en la provincia de Villa Clara, específicamente, en la zona de Sagua la Grande. Estos cayos eran un punto estratégico para vigilar los buques, que se dirigían a la metrópoli y para esconder los tesoros arrebatados. Se dice que algunos bucaneros retirados, pasaron allí el resto de sus días. Por tanto, esta es una zona donde las historias de asaltos piratas y tesoros escondidos son muy freuentes.

En Caibarién, un poblado de Villa Clara, durante años ha permanecido la leyenda, del "Tesoro del Pirata". Cuenta que un pirata, mientras escapaba con el botín, decidió esconderlo. bajo una ceiba de la zona. Para ello, ordenó a un negro esclavo, cavar la tierra y enterrarlo bajo sus raíces. Al terminar, el pirata decapitó al esclavo para que nadie más supiera,  el lugar donde estaba enterrado.

La ceiba aún se mantiene en pie, y muchos afirman que en las noches de luna llena, se ve la imagen de la cabeza degollada del esclavo. Algunos valientes, desafiando las leyendas atemorizantes, han buscado y rebuscado el tesoro enterrado, sin resultados hasta ahora.

Algo similar ocurre, con el famoso tesoro de la Catedral de Mérida. Se dice, que en 1642 las autoridades de la zona de Mérida en México, ante un inminente ataque pirata, deciden enviar a La Habana, las riquezas atesoradas en la catedral, con el objetivo de salvaguardarlas. Sin embargo, al percatarse que eran perseguidos en el viaje resuelven desviarse hacia Guanahacabibes. De igual manera fueron atacados y prácticamente exterminados, por los piratas.

La leyenda tiene muchas versiones, aunque esta es la que más se ha repetido, a lo largo de los años. Muchos pobladores y hasta investigadores, se han obsesionado con el tema. Se han formado expediciones para buscar el tesoro de Mérida, también sin resultados. Se dice que el tesoro, se distinguía por un crucifijo de oro a tamaño real.

Muchos historiadores, han llegado a afirmar, que al corso y la piratería, se debe la fundación de muchas ciudades cubanas. Las leyendas de tesoros enterrados, de buques perdidos en el mar, de batallas épicas entre piratas y españoles, de amoríos  efímeros, y todo tipo de historias, de los miles de bucaneros que asediaron, las costas cubanas; enriquecen y hacen más encantadora, la historia de Cuba.

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