Tal día como hoy 11 de diciembre de 1831, en la playa de San Andrés de Málaga es fusilado el general José María de Torrijos y 48 liberales más.
De familia noble, en 1808 participó en la Guerra de la Independencia y a los diecinueve años era teniente coronel, siendo hecho prisionero y llevado a Francia, de donde escapó y volvió a combatir acabando la guerra, como general de brigada.
Durante el reinado de Fernando VII, Torrijos se unió a los conspiradores liberales que luchaban por la reinstauración de la Constitución de Cádiz, lo que provocó que fuese detenido y encarcelado en 1817, hasta ser puesto en libertad por la revolución liberal de 1820.
La invasión de las tropas francesas de los “Cien mil hijos de San Luis” y la caída del régimen liberal, forzó su exilió a Francia e Inglaterra, donde vivió varios años retirado de la política, pero en 1827 comenzó a conspirar de nuevo contra Fernando VII.
Aunque todos le desaconsejaban pisar territorio español, en 1830 llegó a Gibraltar y el gobernador de Málaga, Vicente González Moreno, antiguo compañero de armas de Torrijos, aprovechó su amistad para tenderle una trampa y le prometió que podría desembarcar en Vélez-Málaga sin temor, lo cual era falso.
Una vez en tierras malagueñas, él y sus compañeros se refugiaron en la alquería del Conde de Mollina -Alhaurín de la Torre - donde fueron cercados por los realistas, compareciendo el gobernador, que le prometió que nada le sucedería al rendirse.
Tras su rendición, les obligaron a seguir una marcha forzada hasta la cárcel y Torrijos descubrió entonces el engaño, pero ya era tarde.
El día 11 de diciembre de 1831, a las once y media de la mañana, Torrijos y los suyos fueron fusilados sin juicio previo en el barrio malagueño de El Bulto y Gonzalez Moreno sería conocido desde entonces como “El verdugo de Málaga.”
Tras la muerte de Fernando VII, existió la idea de levantar un monumento en la playa de San Andrés, en un principio se propuso la utilización de una columna en Antequera, pero esta idea fue desechada en favor del obelisco en la plaza de la Merced de Málaga, que simbólicamente utilizó para su construcción la arena de la playa donde sucedieron los hechos.
El monumento fue costeado por suscripción popular y diversas rifas y los cuerpos fueron trasladados desde el Cementerio de San Miguel, siendo inaugurado el 11 de diciembre de 1842.
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