Tal día como hoy 18 de diciembre de 1916 finaliza el combate más largo de la Primera Guerra Mundial, la Batalla de Verdun - Francia -, después de diez meses de lucha constante y de un coste insoportable en vidas humanas.
En febrero de este mismo año, las fuerzas alemanas lanzaron una ofensiva contra Verdun, al este de París, pero aunque al principio las fortalezas de Hardaumont y Douaumont cayeron rápidamente, los franceses no se rindieron y se agruparon bajo el mando del general Pétain.
A mediados de diciembre, el general francés había recuperado casi todo el terreno perdido en los primeros días de la batalla y al finalizar en este día la Batalla de Verdun 250.000 soldados de ambos bandos habían muerto y 500.000 habían resultado heridos, siendo la primera batalla en que se emplearon gases venenosos y lanzallamas.
Casi todas las divisiones francesas del frente occidental, pasaron por la “máquina de picar carne” de Verdún y un número algo menor de formaciones alemanas se alternaron en la ofensiva.
Las enormes bajas de ambos bandos, redujeron la potencia de combate y la moral de ambas fuerzas, y podría considerarse que la grave situación de Verdún fue lo que obligó a los aliados a llevar a cabo su ofensiva del Somme, que, a su vez, costó a los dos bandos en lucha un ingente número de muertos.
El fracaso de los alemanes en la toma de Verdún, fue un estímulo para la moral del bando aliado, y, aunque la ofensiva del Somme tampoco logró nada significativo, el ejército alemán se retiró hasta la línea Hindenburg en 1917.
Las enormes bajas de Verdún y del Somme tuvieron en parte la culpa del colapso de la moral francesa en 1917, de la creciente desconfianza de los comandantes entre las tropas inglesas y del declive del ejército alemán, que perdió a sus mejores líderes jóvenes en los encarnizados combates de 1916.
Este conflicto demostró, una vez más, la inmensa estupidez que las guerras suponen.
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